Lula. Se desploma el sueño brasileño

0
160

Los presidentes de Bolivia Evo Morales y de Venezuela Nicolás Maduro que en el pasado inmediato dirimieron elecciones que los deja en desventaja en su proyecto de perpetuación en el poder, se manifestaron por separado a favor del expresidente brasileño Lula da Silva alcanzado por las investigaciones del caso Lava Jato; tras conocerse que el Supremo Tribunal de Justicia del país emitió una orden de detención en su contra en las investigaciones por el mayor escándalo de corrupción que toca las teclas neurálgicas del Partido de los Trabajadores (PT) en el Gobierno hace 12 años. El estupor de Lula que en principio se negó ir detenido “a no ser que me saquen de aquí enmanillado”, deja en entredicho su condición de un líder de izquierda comprometido por las luchas sociales que presidieron su llegada al poder en 2003.

Pero si esa fue una mala noticia para el expresidente, la decisión de nombrar titular de la Casa Civil a Lula -el cargo más alto del gabinete- para blindarlo de las investigaciones que lo apuntan por cargos de corrupción resultó aun peor. Media hora después de ser posesionado en el cargo un juez determinó la suspensión del acto de nombramiento y en las dos siguientes horas la Cámara de Diputados inició el trámite del proceso de impeachmeant de la presidenta Rousseff.  La jefa de Estado dijo frente a los acontecimientos que se trataba de un golpe de Estado y aseguró que no renunciará, mientras millones de brasileños pedían en las calles el alejamiento de Rousseff y el enjuiciamiento del expresidente.

 

“Estoy asustado con la República de Curitiba”

La novela política sobre la  vida de Lula suma capítulos dramáticos; con una operación policial que incluyó allanamientos a su residencia y a la sede del instituto que dirige, todo vinculado a las corruptelas en la estatal Petrobras. El expresidente fue trasladado desde su casa, en São Bernardo do Campo, en las afueras de São Paulo, a una comisaría para prestar declaraciones, bajo sospechas de enriquecimiento ilícito que salpica a importantes líderes del PT, que él fundó y que lo llevó al poder.

“Me sentí prisionero”, dijo Lula, tras dar testimonio ante la Policía Federal. “Si querían escucharme solo tenían que llamarme, que yo iba, porque “no debo y no temo a la justicia”, sostuvo. A sus 70 años, el carismático mandatario que seducía al mundo de la mano de un Brasil emergente, lleva meses luchando contra la sombra de la corrupción y ahora ve amenazado su legado. De hecho, su detención dejó atónitos a muchos, pero como dijo la analista Míriam Leitão del diario ‘O Globo’, “la Policía Federal en la casa de Lula demuestra que no hay intocables en el país”.

La operación contra Lula, agitó los ánimos de sus defensores y críticos, quienes llegaron a enfrentarse, pues -según Rafael Cortez, un analista político de la consultora Tendencias en São Paulo- “Lula es un político que polariza a la sociedad brasileña”. El hijo más renombrado del paupérrimo noreste de Brasil dejó la presidencia en el 2011 tras ocho años en el poder con una popularidad del 87 por ciento y se la entregó a Dilma Rousseff, casi una desconocida hasta que él la impuso como su sucesora para las elecciones del 2010.

Ese traspaso del poder a su ahijada política fue para Lula la coronación de una vida que comenzó un día que ni siquiera él tiene claro. Empero, la retribución de favores de Rousseff a Lula no fue posible porque su nombramiento como poderoso ministro para salvarlo de la justicia fue revocado por un juez poco después de su posesión. Un día antes había estallado el escándalo. En una conversación telefónica filtrada por el juez Sergio Mota, Rousseff le dijo a Lula que le estaba enviando el documento con los términos de su nombramiento y le instruía que lo use solo en caso de necesidad. Después de agradecer y antes de cortar el expresidente comentó algo que ilustra su desesperación: “Tenemos una Corte Suprema totalmente acobardada, un Tribunal Superior totalmente acobardado, un Parlamento acobardado(…) Tenemos un presidente de la Cámara jodido, un presidente del Senado jodido. Yo estoy asustado con la República de Curitiba”, en alusión al lugar donde se realizan las investigaciones.

 

Algo de biografía y estrella internacional

Lula da Silva huyó de la miseria campesina, se hizo tornero, fundó un partido, llegó a la presidencia de Brasil en su cuarto intento, eligió a su sucesora y hoy es en blanco de la mayor investigación por corrupción en la historia de Brasil.

El exmandatario nació en 1945 y conoció desde la cuna la pobreza en la que vivía casi un tercio de los 170 millones de brasileños. El séptimo hijo de un matrimonio de analfabetos fue abandonado por su padre cuando tenía siete años y la familia emigró a la prometedora capital industrial de Brasil, São Paulo. Allí, Lula fue vendedor ambulante y lustrabotas. A los 15 años inició su formación de tornero mecánico y logró ser el primero en la familia con un título. Al final de la década de 1970 se convirtió en el líder del Sindicato de Metalúrgicos de São Bernardo do Campo, que dirigió una histórica huelga que desafió a la dictadura.

Lula se formó ideológicamente en el marxismo y en 1980, con la apertura política, fundó el PT, que nació trotskista, pero que con un Lula convertido al capitalismo se inclinó a la centroizquierda. El líder brasileño fue candidato presidencial en 1989, 1994, 1998 y 2002. Al cuarto intento llegó al poder y apostó por la ortodoxia económica. El entonces mandatario pareció no tener oposición durante sus primeros dos años de Gobierno, en los que su discurso social resonó más que los logros reales.

Se le atravesó entonces un primer escándalo de corrupción que descabezó a la cúpula del PT y surgió el Lula pragmático, que se desmarcó de su propio partido para aliarse al centro y la derecha, volver a ser candidato presidencial en 2006 y ganar otra vez. En su segundo mandato, Lula se rodeó de una variopinta coalición, que justificó con el alegato de que “se gobierna en función de la correlación de fuerzas políticas”. Su proyección internacional y la del propio Brasil llegaron hasta límites insospechados, apoyadas ambas en el despegue de un país que en sus ocho años de Gobierno pudo sacar a 40 millones de personas de la pobreza (según los cálculos más optimistas).

En 2008, por ejemplo, Lula fue considerado como una de las veinte personas más influyentes del mundo por la revista ‘Newsweek’. En 2009, los diarios Le Monde (Francia) y El País (España) lo nombraron “Hombre del año” y luego la revista Foreign Policy lo catalogó como una “estrella del rock de la escena internacional”. Defensor del mundo en desarrollo, Lula fue uno de los pilares de la creación de un nuevo estilo de gobernanza internacional que daba mayor protagonismo a las grandes economías emergentes, jugando un importante papel en la formación del grupo Brics, que asoció a Brasil con las economías de Rusia, India, China y Sudáfrica.

El nombre del exmandatario incluso sonó para ocupar el cargo de secretario general de la ONU y su papel en la formación de Unasur fue determinante. Lula se convirtió en la figura del sueño brasileño. “Un tipo de orígenes humildes, que llegó a la cima desde el fondo, que dejó un legado de progreso social y un mejor Brasil”, dijo Claudio da Silva, un desempleado de São Paulo que se unió a la multitud que respaldaba al expresidente. Pero con todo el escándalo por la corrupción en Petrobras, la imagen de Lula está a punto de desplomarse. “El ambiente político permanecerá aún más envenenado. (…) Y, mucho más que en el 2005, el proyecto de poder del PT nunca ha estado tan cerca del final”, escribió Alan Gripp, editor de São Paulo de ‘O Globo’.

 

Los cargos contra Lula

Se sospecha que Lula está ocultando su patrimonio que recibió beneficios de las contratistas involucradas en el esquema de corrupción de Petrobras. Para los investigadores, él sería el verdadero propietario de la hacienda Atibaia, registrado a nombre de dos empresarios socios de su hijo, y de un triplex en Guarujá que oficialmente es de OAS. La investigación revela que Lula usa más de un departamento a nombre de otros.

La Justicia brasileña  investiga si el ex presidente brasileño Luiz Inácio ‘Lula’ Da Silva es el verdadero propietario de un lujoso inmueble perteneciente al edificio Solaris. Se encuentra en la Playa de Asturias, un exclusivo balneario del departamento de Guarujá, estado de Sao Pablo.

El departamento tiene 215 metros cuadrados y se encuentra a nombre de OAS Emprendimientos, que pagó sobornos para adjudicarse contratos de obra pública. La empresa realizó la construcción y su presidente, Léo Pinheiro, fue condenado a 16 años de prisión en el marco de la causa Lava Jato.

Recientemente, la prensa brasileña difundió fotos en las que se ve a Pinheiro entregando a Lula las llaves del inmueble.