Malvinas: petróleo y nacionalismo en la pugna entre Argentina y el Reino Unido

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Hoy se cumplen 30 años del comienzo en 1982 de la Guerra de las Malvinas que enfrentó durante 74 días a la Argentina de la Dictadura con el Reino Unido de Margaret Thatcher. En la actual coyuntura la rivalidad entre ambos países ha vuelto a recrudecerse debido a que Argentina ha reactivado su petición y sus acciones para discutir la soberanía de las islas, a lo que se niega el Reino Unido.

Lo primero que cabe destacar es que en la actual coyuntura las posibilidades de una nueva guerra son remotas. El gobierno de Cristina Kirchner no contempla esa situación por convicción (no es un ejecutivo belicista) y por necesidad (Argentina no tiene los medios para embarcarse en una acción de ese tipo).

Eso lo sabe bien el gobierno de David Cameron. Su ministro de Defensa británico, Philip Hammond, ha desestimado que Argentina tenga “la inclinación o la capacidad para realizar una intervención militar”: “la gente tiene que recordar que la Argentina no ha comprado un nuevo avión de combate desde la guerra, así que están volando con aviones Mirage de hace 40 años. Nosotros tenemos en el archipiélago los Typhoon, aviones de combate de poderosa superioridad aérea y los más avanzados del mundo”.

De todas formas, el ejecutivo argentino lleva meses estimulando el sentimiento nacionalista, ejemplo del cual son expresiones como la del ministro de Educación, Alberto Sileoni, quien afirmó que “Malvinas fue, es y seguirá siendo territorio argentino”.

Argentina ha decidido 30 años después actuar diplomáticamente y ha logrado el generalizado apoyo de América Latina. Los países latinoamericanos han apoyado unánimemente a Argentina y rechazado la presencia militar británica en la región, lo que quedará plasmado en la Cumbre de las Américas en Cartagena en abril, según palabras de la canciller colombiana, María Ángela Holguín.

El canciller brasileño, Antonio Patriota, confirmó que Brasil y la región “apoyan la soberanía argentina sobre las Malvinas y las resoluciónes de la ONU que instan al gobierno argentino y británico a dialogar sobre ese tema”.

El factor petrolero

No cabe duda que Argentina se ha visto empujada a reactivar su reclamo de soberanía debido a los descubrimientos de petróleo en aguas de las islas. La firma anglo-holandesa Shell confirmó en 2010 la existencia de reservas probadas de petróleo. Según estimaciones británicas, habría más de 12.000 millones de barriles de reservas, un 600% más que las de Argentina y se calcula que en 2016 salga el primer barril de petróleo de Malvinas.

“El dato más importante no reside tanto en la potencialidad de sus reservas sino en la relación exportación-producción, cociente indicativo de la disponibilidad de excedente exportable, ya que una vez que el crudo malvinense comience a fluir, el 99,9% de la producción será exportada y las Malvinas se transformará no solo en una de las principales potencias exportadoras de crudo de América, sino del mundo”, señala el especialista Federico Bernal en su libro “Malvinas y petróleo”.

De hecho, la decisión por parte del gobierno británico de Gordon Brown de comenzar en 1998 las exploraciones, junto a la firma Desire Petroleum, ha traído una escalada de tensión diplomática con el gobierno argentino.

Luego del envío de una nota de queja formal por medio de la embajada británica en Buenos Aires a principios de febrero 2010, el canciller argentino, Jorge Taiana, afirmó en un encuentro de periodistas que “lo que están haciendo es ilegítimo porque vulnera la soberanía, los derechos y los recursos de la Argentina. La posición de la Argentina es clara en cuanto a defender y preservar nuestros derechos en las islas”.

La tensión aumentó cuando se supo la preocupación del primer ministro Gordon Brown de que esta situación pudiese desembocar en un posible enfrentamiento militar. Desde el gobierno argentino se rechazó enérgicamente esa vía y se acusó al británico de dar “riesgosos mensajes de intimidación”.

Luego, Cristina Fernández de Kirchner firmó un decreto estableciendo restricciones al tránsito marítimo entre los puertos argentinos y las islas Malvinas. Es el decreto 256/2010 que dispone la necesidad de una autorización previa por parte del gobierno argentino para realizar dicho trayecto. Esto responde a la llegada de una plataforma de exploración petrolera (Ocean Guardian) para comenzar lo antes posible las exploraciones.

El gobierno argentino busca según dijo en su día el vicecanciller Victorio Taccetti, “sentarse a la mesa con Gran Bretaña y negociar el tema de la soberanía de las islas y del mar circundante”. Sin embargo, el Foreign Office sostiene que su país “no tiene ninguna duda sobre la soberanía británica” (en Malvinas) y “el derecho del gobierno de las islas a desarrollar una industria de hidrocarburos dentro de sus aguas”.

Exacerbación nacionalista

Toda esta pugna ha sido revestida, sobre todo en Argentina, con apelaciones nacionalistas. Así, la Presidenta Cristina Kirchner ha ensalzado “esa historia, el patriotismo de quienes entregaron a sus hijos, maridos, novios, amigos, el de ustedes (por los ex combatientes) que fueron a defender lo que es de todos los argentinos nos obliga a reivindicar la soberanía”.

Por ejemplo durante su viaje a Chile dijo: “le quiero agradecer una vez más al señor presidente Sebastián (Piñera), a Cecilia y a todos sus colaboradores por el afecto, el cariño y la atención y el respeto con el que hemos sido recibidos. Y un afecto grandísimo a todo el pueblo chileno. Especialmente a muchas de sus mujeres, que me dijeron cosas muy lindas. Y también a los chilenos que me crucé y me gritaron que las Malvinas son Argentinas”.

Además, ha jugado con varios componentes como el latinoamericanista para buscar apoyos en la región (“Malvinas ha dejado de ser una causa de los argentinos, para transformarse en una causa latinoamericana y global…Estamos ante un hecho de política de estado. La causa es regional y global porque se depredan recursos naturales y porque militarizan el Atlántico Sur otra vez”)…el anticolonial (“hoy existen 16 enclaves coloniales en el mundo, 10 de los cuales corresponden al Reino Unido. Son un anacronismo y una afrenta para la humanidad”…y el antiimperialista (“se trata de defender nuestros recursos. Cuando las grandes potencias requieren recursos, van tras ellos, estén donde estén. Malvinas debe verse como una defensa de nuestros recursos y la defensa del medio ambiente”).

Frente a este despliegue de verborrea nacionalista un grupo de intelectuales argentinos presentaron un documento en el que se oponen a la postura del gobierno en el conflicto por Malvinas por no tener en cuenta los intereses y la opinión de los isleños.

Con el título “Malvinas, una visión alternativa”, el documento está rubricado por intelectuales como Beatriz Sarlo, Juan José Sebreli, Santiago Kovadloff, Rafael Filippelli, Emilio de Ipola, Vicente Palermo, Marcos Novaro y Eduardo Antón; por los periodistas Jorge Lanata, Gustavo Noriega y Pepe Eliaschev; por los historiadores Luis Alberto Romero e Hilda Sábato; por los constitucionalistas Daniel Sabsay, Roberto Gargarella y José Miguel Onaindia.

La postura fue bien resumida por el historiador José Luis Romero, que, el 14 de febrero pasado publicó una columna de opinión en La Nación con el título “¿Son realmente nuestras las Malvinas?” en donde sostenía que “no habrá solución argentina a la cuestión de Malvinas hasta que sus habitantes quieran ser argentinos e ingresen voluntariamente como ciudadanos a su nuevo Estado”. El historiador agregó en esa nota de opinión: “Me resulta difícil pensar en una solución para Malvinas que no se base en la voluntad de sus habitantes, que viven allí desde hace casi dos siglos. Es imposible no tenerlos en cuenta, como lo hace el gobierno argentino”.

Por su lado, Beatriz Sarlo y Marcos Aguinis, cuestionan la conmemoración oficial del 2 de abril, fecha del desembarco de tropas argentinas en las Malvinas en un comunicado: “como argentinos, desaprobamos que el 2 de abril haya sido declarado ‘Día del veterano y los caídos en la guerra en Malvinas’ como si esa efeméride conmemorativa pudiera ocultar que, feriado mediante, es la causa Malvinas la que se está reivindicando, como si fuera una causa justa pero ‘en manos bastardas”.