
instalaciones nucleares, yacimientos de hidrocarburos y situación estratégica de Irán | Fuente: global Oil & Gas Database EDX NETL & IAEA (2025) / Descifrando La Guerra
La República Islámica de Irán cuenta con una situación geográfica estratégica, entre el golfo Pérsico y el mar Caspio, en una tierra rica en recursos naturales tales como el gas, el petróleo y el uranio. A pesar de las sanciones internacionales, Irán se sitúa como tercer mayor productor de gas y noveno a nivel mundial en petróleo.
En relación con su programa nuclear, Teherán ha asegurado en numerosas ocasiones que no desarrolla ni desarrollará armas atómicas, habiendo desmantelado su programa armamentístico en 2003. Sin embargo, este asunto ha generado fuertes tensiones regionales e internacionales, sobre todo con Israel, que percibe a la República Islámica como una amenaza a su hegemonía regional.
El programa nuclear iraní se inició en la década de 1950 con apoyo de Estados Unidos, pero tras la Revolución Islámica de 1979 la potencia norteamericana retiró su respaldo. Desde entonces, ha alternado fases de distanciamiento y de acercamiento a la supervisión occidental y al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
En 2015 se firmó el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC o JCPOA por sus siglas en inglés) para limitar al mínimo las capacidades y reservas atómicas de Irán, reservándolas únicamente a la producción de energía.
No obstante, en 2018 el presidente Donald Trump abandonó unilateralmente el acuerdo y reactivó las sanciones, pese a que todas las agencias internacionales de verificación confirmaban el pleno cumplimiento de Teherán. Esta medida contó con el respaldo de Israel, que, tras una intensa labor de lobby, denunció que Irán mantenía un programa secreto de armamento nuclear.
Un año después, Irán reaccionó a las sanciones reanudando el enriquecimiento de uranio hasta el 60%, por encima del límite acordado, y eliminó algunas salvaguardas de la OIEA. Esta agencia también ha hallado muestras enriquecidas hasta el 80%, porcentaje próximo al necesario para desarrollar armas nucleares –y que resulta cada vez más fácil de incrementar conforme aumenta el grado de enriquecimiento–.
El programa nuclear enfrenta a Israel e Irán
Recientemente, Rafael Grossi, director de la OIEA, aseguró no haber encontrado “pruebas de un esfuerzo sistemático hacia un arma nuclear”. Aun así, la junta de gobernadores de la organización censuró a Irán, intensificando la presión sobre Teherán.
En este contexto, a pesar de la apertura de negociaciones con Estados Unidos, Israel lanzó el 13 de junio de 2025 un ataque sin precedentes contra Irán con el objetivo de desmantelar su programa nuclear; a esta ofensiva se sumó el 21 de junio la intervención estadounidense, que empleó bombarderos estratégicos B-2 para atacar las plantas de enriquecimiento de uranio de Fordow y Natanz y la planta de conversión de uranio de Isfahán.
El 23 de junio, Irán respondió atacando una base estadounidense en Catar y su parlamento aprobó una resolución que llamaba a bloquear el estrecho de Ormuz. El control que ejerce Irán sobre este estrecho le confiere una influencia geoestratégica de gran alcance: por este paso transita alrededor del 20% del crudo mundial, cifra que se eleva al 80% cuando consideramos las exportaciones hacia Asia. Para China, este estrecho supone el 45% de sus importaciones totales de petróleo, y hasta el 90% de lo que adquiere de Irán.
En definitiva, gracias a su desarrollo y posición geográfica, Irán posee un enorme poder de presión. A pesar del alto el fuego sellado con Israel, la cuestión nuclear permanece sin resolver, y el liderazgo iraní podría estar ahora más decidido que nunca a consolidar una disuasión definitiva que evite futuras agresiones militares.