Máxima alerta en Rio

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Además de la presencia de alrededor 11.000 atletas de todo el mundo, la policía brasileña investiga la presencia de terroristas reclutados por el Estados Islámico. Cómo actúan y por qué estarían en las Olimpiadas

 

Cuan resistente es Rio de Janeiro en medio de una ola de terror que sacude al mundo poco antes de los Juegos Olímpicos. A los atentados en Estambul del pasado 29 de junio que mató a 41 personas, le siguió el terror provocado por un desquiciado fanático religioso que armado con un verdadero arsenal militar barrio cuanta persona viva se interponía en su sangriento camino en Niza, Francia, dejando como resultado un macabro charco de sangre de 84 fallecidos. Como si esto fuera poco, en el recuento de esta realidad de inseguridad que sacude el orbe, ataques consecutivos se registraron furtivamente en varias ciudades alemanas reivindicados por integrantes del Estado Islámico (EI). Para no hablar de la matanza en Orlando (50 muertos); una secuencia de crímenes que apuntan en esencia a este grupo están dejando un escenario de inseguridad global.

Brasil, el gigante latinoamericano, el único país en el que no se habla español, será sede de uno de los torneos deportivos más emblemáticos donde al menos  11.000 atletas de todas las disciplinas deportivas de más de 200 países se congregan para acaparar medallas de oro, plata y bronce. Pero el escenario no es el más ideal para celebrar las Olimpiadas. A tres semanas de la competición 10 terroristas vinculados al EI fueron detenidos por la policía brasileña.

Con una población de 200 millones de habitamtes Brasil es una de las sociedades más abigarradas y ambiguas en la que crece con igual rapidez el crimen organizado; se calcula que un centenar de bandas organizadas operan en el tráfico de droga en los suburbios cariocas, una que otra está conectada a grupos terroristas y de estas algunas mantienen nexos con el EI, organización criminal que ha reivindicado los atentados de junio en Orlando, Estambul y recientemente en Niza, Francia. Además de los ataques en Alemania.

Además de los 10 detenidos presuntamente involucrados en actividades terroristas, un grupo extremista brasileño que declaró su lealtad al EI  divulgó una lista con 17 maneras de cometer atentados terroristas durante la competencia. Las recomendaciones fueron publicadas en el canal Ansar al-Khilafah Brazil, creado por el grupo en el aplicativo de mensajes Telegram, semejante al Whatsapp. La relación incluye blancos, localizaciones y métodos de ataque que pueden ser cometidos por los llamados “lobos solitarios” -que actúan inspirados o sobre orientación de algún grupo radical, pero sin la necesidad de estar vinculados necesariamente a una célula terrorista o a alguna organización formal. La lista, según los expertos, menciona atentados en aeropuertos y en el transporte público, ataques con cuchillos, envenenamiento, ataques en los que el blanco son mujeres y niños, además de amenazas falsas.

El canal Ansar al-Khilafah Brazil comentó que “si la policía francesa no consigue detener los ataques dentro de su territorio, el entrenamiento que se le ha hecho a la policía brasileña no servirá de nada”. El comunicado hace referencia al apoyo que las agencias internacionales de inteligencia han ofrecido al Gobierno brasileño para prevenir ataques terroristas durante los Juegos Olímpicos de Rio. Ya en noviembre de 2015 una amenaza al Brasil fue publicada en una cuenta de Twitter vinculada a miembros del EI. “Brasil, ustedes son nuestro próximo albo”, decía el twitter publicado días después de los ataques de 2015 en Paris.  El mensaje fue posteado en una cuenta bajo el nombre de Maxime Hauchard, un francés que estuvo en Siria en 2013 para integrar el grupo jihadista.

El director de Contraterrorismo de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin), Luiz Alberto Sallaberry, alertó que las autoridades brasileñas consideran a los llamados “lobos solitarios” la principal amenaza para los Juegos Olímpicos. “No encontramos datos que deba hacer preocupar a la población con la probabilidad de atentados”, declaró Sallaberry.  Pero si en público el discurso es tranquilizador no sucede lo mismo en privado. Las autoridades se esfuerzan por localizar al menos a dos sospechosos vinculados con organizaciones extremistas que probablemente ingresaron a Brasil. Uno de los sospechosos es el ciudadano de origen sirio Jihad Ahmad Deyab, exprisionero de Guantánamo que hasta hace poco vivía en Uruguay y que, según las autoridades que acompañan el caso, atravesó la frontera brasileña. Hace por lo menos tres semanas la revista Veja reveló información reservada en la que se estima en 4, en una escala del 1 al 5  el nivel de amenaza terrorista en Brasil durante las Olimpiadas.

El reclutador de brasileños

La tragedia en una discoteca de Orlando demuestra que el extremismo, aliado a la tecnología, produce terroristas que pueden atacar en cualquier momento y en cualquier lugar. Y Brasil no está a salvo de la presencia de fundamentalistas fanáticos que quieran empañar la mayor fiesta deportiva. Al menos es lo que se conoce de la evaluación que han realizado las agencias de inteligencia brasileñas. El terrorismo 3.0, que recluta militantes remotamente con las facilidades de la comunicación y las garantías de sigilo ofrecidas por internet, exhorta a los más radicales a realizar atentados por cuenta propia, lo que ha convertido en una verdadera amenaza a la seguridad en el mundo entero. Por eso hay razones para elevar las alertas. La principal es que grupos extremistas, en especial el EI, ha emprendido esfuerzos no simplemente para reclutar seguidores en Brasil como también para dejar algunos en condiciones de acción en cualquier momento.

Desde que fue creado, el canal en portugués Ansar al-Khilafah Brazil es seguido de cerca por las autoridades que cuentan con el auxilio de servicios extranjeros, algunos de ellos como la CIA que tiene agentes trabajando en Brasil hace meses con la misión de detectar amenazas  a las delegaciones que se den cita en el evento.

El mayor desafió es identificar a los responsables por la estrategia del reclutamiento de brasileños. En sociedad con la revista portuguesa Sábado, Veja descubrió que uno de los albos prioritarios es un militante del EI que se identifica en las redes de propaganda del grupo como Ismail Abdul Jabbar Al-Brazili – o, simplemente, “El Brasileño”. Él es uno de los responsables de abastecer con textos en portugués el canal de propaganda recientemente creado. Hay indicios de que Al­Brazili no lleva Brazil simplemente como nombre de guerra, ya que de acuerdo a información oficial, él sería  de hecho un combatiente brasileño del EI.

 

Al-Brazili es un personaje bastante activo en la web, en los últimos meses abrió perfiles en las redes sociales. Semanas atrás es responsable de convocar, por medio de canales de comunicación del EI en internet, a interesados en la traducción de textos del grupo en portugués. El militante, que mantiene dos blogs, dice que fue reclutado por el EI por Abu Khalid Al-­Amriki, un norteamericano que habría caído en combate en Siria. Él ha prometido vengar la muerte de su amigo muerto. Además de hacer propaganda del grupo extremista, Al-­Brazili se presenta como alguien capaz de facilitar el acceso de simpatizantes a las filas del grupo.

Otro elemento que llama la atención a los servicios de inteligencia es la desaparición de la estudiante parisina Karina Ailyn Raiol, de 20 años. Recientemente convertida al islamismo, Karina salió de casa diciendo que iba a la facultad pero nunca volvió a casa. Sólo días después sus padres descubrieron que había recabado un pasaporte a ocultas y tomado un vuelo internacional rumbo a Turquía. Existen serias sospechas de que la estudiante ha sido reclutada por el EI. La evidencia son los mensajes que Karina intercambió días antes de viajar a Turquía. En uno de los mensajes la estudiante dijo que la “única forma de luchar contra las injusticias en la tierra es aliándose a grupos terroristas”. Hoy se cree que la detención de los 10 presuntos terroristas es apenas la punta del ovillo para descubrir una red de por lo menos 30 sospechosos ligados al terrorismo. En otro caso, se descubrió que un universitario de 23 años de Chapecó (Santa Catarina) había estado en una ciudad de Siria dominada por el EI y que una vez de regreso en Brasil pasaba horas entrenando tiro al blanco. Es otro sospechoso, seguido de cerca por los agentes federales.

Tal profusión de noticias hace que la luz amarilla este encendida. El informe de Abin señala: “La diseminación de ideario extremista de grupos ligados al EI, sumado a las limitaciones de seguimiento y monitoreo de los sospechosos y la dificultad para neutralizar la preparación de actos terroristas, apuntan un aumento sin precedentes de atentados a lo largo de 2016, especialmente en ocasión de los Juegos Olímpicos”. En el mismo informe las autoridades sopesan sus “limitaciones operacionales” para prevenir lo peor.

El mismo informe afirma que el Brasil nunca estuvo tan expuesto al riego de atentados terroristas. De acuerdo a la agencia simpatizantes del EI  en Brasil han recurrido a estrategias de comunicación para anular a los servicios de seguridad lo que significa que pude haber un acto extremista en preparación. El mismo informe finaliza señalando que atentados como el del 11 de Septiembre de 2001 en los Estados Unidos ya no preocupan más. Hoy el temor viene por la amenaza de militantes reclutados a distancia  que actúan por cuenta propia y no dependen de muchos recursos para provocar grandes estragos, como los ocurridos en Orlando, Estambul y Niza.