Medios y terrorismo: antagonismos y el rechazo de la otredad

Gaceta UNAM
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11 de septiembre 2001, titulares

El terrorismo se nutre de los medios de comunicación, es un acto político, es el uso del terror con fines políticos y los atentados vislumbran el mayor daño y cobertura mediática posible. Esto hace ver a los perpetradores del ataque más grandes, más destructivos de lo que realmente son, afirma en entrevista María Cristina Rosas, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).

El terrorismo no se inventó el 11 de septiembre de 2001, lo que sí es importante destacar son las situaciones atípicas en estos hechos, como el ataque a Estados Unidos en su territorio por parte de terceros. Se eligieron símbolos del poder, dice la especialista.

Indica también que Bin Laden y los perpetradores de estos ataques calibraron muy bien cómo actuar. La reivindicación de los atentados tardó en manifestarse. “Bin Laden no podía aparecer en Fox, NBC, ABC. Necesitaban un medio de la región como Al Jazeera, que ha sido un espacio para dar a conocer situaciones muy sórdidas de ataques, secuestros, decapitaciones, que los medios occidentales por varias situaciones de ética, derechos humanos, no lo habrían hecho”.

La docente señala que ese día se demostró que Estados Unidos era atacable, vulnerable, y esto animó a otros a seguir los pasos de Al Qaeda y no sólo contra esa nación. “Sabemos que hubo atentados contra aliados de Estados Unidos: Australia, Inglaterra, Francia, España”.

“El terrorismo se nutre de los medios de comunicación, es un acto político, es el uso del terror con fines políticos y los atentados vislumbran el mayor daño y cobertura mediática posible. Esto hace ver a los perpetradores del ataque más grandes, más destructivos de lo que realmente son”.

Guerra de dos pistas

Cristina Rosas precisa que fue un error que Estados Unidos desarrollara dos guerras simultáneamente. “El declive que vive Estados Unidos es consecuencia de todo ese esfuerzo material y humano que emprendió en dos países donde nunca tuvo clara una estrategia. Con Afganistán se habló de evitar que fuera santuario de terroristas, pero algunos más pensaban que era importante el state building, tema que es costoso, que requiere otra orientación de las acciones de Estados Unidos y de Europa y que jamás se logró concretar. No hubo un objetivo bien definido y por eso terminó en un desastre”.

Estados Unidos cavó su propia tumba. Apunta: “Bin Laden fue su creación, igual que Dáesh (grupo terrorista paramilitar e insurgente también denominado Estado Islámico de Irak y el Levante, Estado Islámico de Irak y Siria o EIIL, o Califato Islámico, o ISIS, por sus siglas en inglés). Hay una narrativa favorable en Occidente producida por el dominio que tiene Estados Unidos y sus aliados sobre algunos medios de comunicación, la cual defenestra a los árabes, a la otredad y se les culpa de todos los males del mundo cuando nosotros sabemos que hay una serie de problemas estructurales en estas naciones que ayudarían a explicar un poco por qué de repente sectores de sus poblaciones se radicalizan”.

Sin embargo, lo más grave fue la pretensión de Estados Unidos, concluye Rosas, de que el Consejo de Seguridad (México y Chile estaban ahí) validara la guerra a Irak en 2003 “y ninguno de nosotros lo aprobó porque las evidencias que mostraba Estados Unidos de que Irak tenía armas de destrucción masiva eran de 1994. Los inspectores de Naciones Unidas dijeron categóricamente que no las había en masa. Lo más grave no fue que haya querido pasar una resolución, sino cuando vio que no iban a admitir su resolución en el Consejo de Seguridad decidieran irse por la libre. Eso sí es grave, porque yo creo que de ese golpe Naciones Unidas no se ha vuelto a recuperar”.

“Hay una narrativa favorable en Occidente producida por el dominio que tiene Estados Unidos y sus aliados sobre algunos medios de comunicación, la cual defenestra a los árabes, a la otredad y se les culpa de todos los males del mundo cuando nosotros sabemos que hay una serie de problemas estructurales en estas naciones que ayudarían a explicar un poco por qué de repente sectores de sus poblaciones se radicalizan”.

El caso de Al Qaeda

Norma Castro Méndez, también profesora de la FCPyS, escribió en su tesis de doctorado “La construcción ideológica de Occidente en discursos de organizaciones islamistas vinculadas con la red Al Qaeda (2001-2005)” que “los actos terroristas son sucesos altamente atractivos para los medios de comunicación. Desde la década de los años 80 del siglo pasado, la red ha aprendido a desarrollar una política de comunicación eficaz, de una operación discreta y casi invisible, eligió atraer en momentos coyunturales los reflectores de los medios para situarse como noticia de primera plana y con ello favorecer su táctica de difusión del miedo, para diseminar la yihad y dar instrucciones públicas a sus seguidores”.

En entrevista con Gaceta UNAM, Castro expresó que los medios de comunicación tienden a presentar a estos grupos como fanáticos irracionales y eso es un grave error porque el mismo discurso llega a construir un soporte histórico, ideológico que legitima, pero no justifica varios de los hechos que cometen.

Puntualizó que los medios tienden mucho a generar espectáculo y a presentarnos la cara violenta, el amarillismo, centrar la atención del público en el tema de las dimensiones de los daños, pero no en tratar de explicar qué motiva o qué guía a estos grupos. “Cuando uno se acerca con otra mirada se da cuenta que hay una serie de agravios que ha tenido Occidente contra esta región y que obviamente ha influido en la radicalización de varias de estas organizaciones”.

Castro afirma que Al Qaeda siempre ha tenido un sofisticado aparato de comunicación y relaciones públicas, “la capacidad de producir casetes o CD´s para difundir su ideario, cómo hacer una bomba, blogs, ya después con redes sociales. Bin Laden tenía una política de comunicación, él sabía a qué personaje le daba una entrevista y en qué momento había que hacerlo”.

Agrega que estas organizaciones son tradicionalistas en cuanto a su pensamiento, sustentadas en el fundamentalismo; sin embargo, no son retrógradas. “Están en contra de la modernidad, pero se aprovechan de los recursos de ella y usan la tecnología y los medios de comunicación digitales. Ellos tenían su propia casa productora de casetes y de CD´s, eran de fácil adquisición y se podían distribuir sin problema”.

“Los actos terroristas son sucesos altamente atractivos para los medios de comunicación. Desde la década de los años 80 del siglo pasado, la red ha aprendido a desarrollar una política de comunicación eficaz, de una operación discreta y casi invisible, eligió atraer en momentos coyunturales los reflectores de los medios para situarse como noticia de primera plana y con ello favorecer su táctica de difusión del miedo, para diseminar la yihad y dar instrucciones públicas a sus seguidores”.

Al Qaeda sabe qué contenidos usar, “envían un mensaje al exterior, es un mensaje de reclutamiento, difundir ideas que permitan que algunos grupos se sientan inspirados por ellos y, lamentablemente, hay un contexto que los favorece: mucha discriminación y mucho racismo, los musulmanes que ya son de segunda, tercera y cuarta generación en Europa tienen problemas de integración, pero porque los mismos europeos no los integran ni aceptan”.

En su tesis de doctorado concluye que “Al Qaeda rompió con la idea de que el terrorismo es el arma de los pobres, pues opera bajo un sofisticado esquema de financiamiento. Se ha detectado la participación de descendientes de familias prominentes, incluida la monarquía saudí, además de que entre sus bases figuran profesionistas universitarios”.