Ante otra navidad coronada por el virus, juguetes antiestrés

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juguetes antiestrés
Foto: GQ

Los fabricantes de juguetes no quieren otro año de pérdidas. Han lanzado para estas navidades juguetes exclusivos para los niños de esta nueva generación postraumática de la Covid-19 con un par de alicientes, los llamados juguetes antistrés.
Los juguetes más vendidos desde siempre (las muñecas, los autitos y los rompecabezas) han sido desplazados por otros juegos: los más elegidos hoy tienen características antiestrés. Se aprietan, desarman y estiran para darle a los niños una vía de descarga de tensiones. Toda una definición de esta época.

Es cierto, no son nuevos.

Versiones como el cubo Rubik, las pelotitas para apretar o hasta el papel de burbujas de plástico llevan muchas décadas entre nosotros. Pero la pandemia y la posterior cuarentena potenciaron la ansiedad y el estrés de los niños. Es que al efecto del aislamiento y el encierro se sumó el excesivo uso de pantallas, un poco por recreación y mucho por obligación escolar, hecho que, en lugar de ayudar, contribuyó a tensionarlos.

Los chicos pasaban muchas horas sentados frente a un dispositivo electrónico (computadora, celulares, tablet) y a la vez necesitaban actividad física. Los juguetes antiestrés vienen a dar respuesta a esa necesidad, donde por medio del movimiento de las manos descargan y ayudan a la regulación sensorial.

Entre las nuevas versiones rankea alto el “pop it”, un objeto de plástico con burbujas que pueden apretarse hacia adentro o afuera, y que se ofrece en todo tipo de formas y colores, desde unicornios a simples rectángulos o círculos. En líneas generales, es como la evolución del papel de burbujas, aunque en este formato incluso puede usarse de hielera para jugar luego con los hielos. Sin necesidad de pilas y apto incluso para bebés, resultará un hit de compra para esta navidad.

Al vilo por la nueva variante

Se dice que las vacunas para enfrentar al nuevo coronavirus fabricadas en tiempo récord serían la solución para enfrentar la pandemia. Pero no, o hasta cierto punto. Muchos países abrieron mano de sus medidas de seguridad; volvieron las concentraciones de gente en los estadios de fútbol, en las canchas de tenis y hasta grupos famosos de música pop se deslizaron nuevamente en aviones con sus imponentes equipos para normalizar espectáculos de concurrencia masiva.

Pero este inició de invierno en el continente europeo ha vuelto a encerrar en sus casas a varias familias tras conocerse que Ömicron, versión contundente del coronavirus podría desatar nuevamente una ola peligrosa de contagios. Los aeropuertos europeos han cerrado contacto con cualquier denominativo de tráfico aéreo con sur África. La nueva variante también llamada B.1.1.529, ha provocado alarma científica porque a diferencia de las anteriores presenta más de 300 mutaciones en la proteína de la espícula, la llave del virus para abrir la cerradura de la célula humana. Esta nueva variable por lo tanto está asociada a una mayor transmisibilidad y a su capacidad de escapar de las defensas del cuerpo humano que a pesar de las vacunas que hubiera recibido, puede llegar a ser mortal.