Noticias falsas: el nuevo enemigo de la Unión Europea
Buscan en páginas web y examinan las redes sociales, revisando cientos de reportajes al día. Pero las declaraciones falsas siguen apareciendo:
Los alemanes huyen de su país por miedo a los refugiados musulmanes. El gobierno sueco apoya al Estado Islámico. La Unión Europea ha redactado normas para regular la etnia de los muñecos de nieve.
En su oficina de planta abierta con vista a una de las vías públicas principales de Bruselas, un equipo de 11 personas, conocido como East Stratcom, funciona como el frente europeo contra esta avalancha de noticias falsas.
El equipo -conformado por diplomáticos, burócratas y antiguos periodistas- fue creado por la Unión Europea para enfrentar “las actuales campañas de desinformación de Rusia”, y busca reportajes para determinar si son falsos. Luego desacredita esas historias para los lectores desprevenidos. Desde su creación, hace 16 meses, ha hecho eso con 2.500 artículos, muchos de los cuales se habrían originado en Rusia.
En un año en el que los franceses, alemanes y holandeses elegirán a sus dirigentes, las autoridades europeas están luchando para contrarrestar la creciente ola de noticias falsas y propaganda en contra de la Unión Europea, cuyo objetivo es desestabilizar la confianza de la gente en las instituciones.
Mientras los funcionarios se esfuerzan por estar al día en la lucha contra el hackeo sofisticado y las operaciones de noticias falsas, temen que Europa y sus elecciones queden vulnerables en un momento crítico: el proyecto de la región, que ha durado décadas y busca constituir una unidad, está en la cuerda floja, desafiado por fuerzas populistas dentro del bloque y presiones por parte de Rusia y más allá.
“Si te fijas en la manera en que los medios europeos, e incluso los grandes medios estadounidenses, cubren el asunto ahora, yo diría que son esas cuantas personas en el equipo las que han podido crear conciencia”, dijo Jakub Janda, subdirector en European Values, un comité de expertos con sede en Praga que ha trabajado con East Stratcom.
El blanco de muchas declaraciones falsas son políticos que representan los mayores obstáculos a la meta de Moscú de socavar a la Unión Europea. Otras buscan presentar a los refugiados de Medio Oriente como terroristas o violadores, con lo que fomentan el enojo público.
En Francia, el dirigente del partido En Marche! dijo el 14 de febrero que los canales de noticias rusos han tenido como blanco al candidato presidencial Emmanuel Macron, quien pertenece a ese partido y tiene una plataforma a favor de la Unión Europea. Richard Ferrand, el secretario general del partido, dijo que las bases de datos y las páginas web de la campaña han recibido “cientos, si no es que miles” de ataques desde el interior de Rusia.
El equipo de East Stratcom es el primero en reconocer que se enfrenta a un enemigo con mayor armamento: la tarea es abrumadora, el volumen de los reportajes es inmenso y el apoyo para combatirlos es escaso.
El equipo intenta desmentir artículos falsos en tiempo real en Facebook y Twitter, y publica reportes diarios y un boletín informativo semanal sobre las historias falsas para sus más de 12.000 seguidores en las redes sociales.
Sin embargo, su lista de 2500 notas falsas es pequeña en comparación con la difusión diaria que hay en las redes sociales. Ubicar todas las historias falsas sería casi imposible, y el número de personas que leen las notas falsas que el equipo combate de manera rutinaria supera sus esfuerzos por desmentirlas.
East Stratcom es solo un ejercicio de comunicación. Aun así, los miembros del equipo, la mayoría de los cuales hablan ruso, han recibido amenazas de muerte, y un miembro checo del equipo ha sido acusado de espionaje dos veces por la televisión rusa.
El equipo de Bruselas no es la única fuerza en Europa que combate el problema. Grupos similares han sido creados desde Finlandia hasta la República Checa para refutar los engaños en línea, además de que las agencias estatales están mejorando la seguridad en línea para enfrentar posibles ataques informáticos y los canales europeos de noticias están expandiendo sus equipos de verificación de datos para contrarrestar los reportajes falsos.
Uno de los mayores problemas que dicen enfrentar quienes elaboran las políticas en toda Europa es la falta de especialistas en tecnología. Hace poco Alemania aprobó un ley sobre seguridad cibernética que solicitaba un equipo de respuesta rápida para luchar contra los ataques de hackeo. Las autoridades reconocieron a voz baja que en realidad necesitarían tres equipos, si tan solo pudieran encontrar el personal suficiente.
“Muchos gobiernos comparten la preocupación de que las noticias falsas puedan convertirse en armas”, dijo Damian Collins, un político británico a cargo de una nueva investigación parlamentaria que examina este fenómeno. “La divulgación de este tipo de material podría finalmente socavar a nuestras instituciones democráticas”.
A pesar del esfuerzo regional para contrarrestar las notas falsas, los expertos cuestionan si la verificación de datos por parte de gobiernos y editores tendrá algún efecto significativo. Las noticias falsas se pueden compartir fácilmente a través de las redes sociales con muy poca verificación de su exactitud, si es que hay alguna.
“A la mayoría de la gente simplemente no le importa de dónde provienen las noticias”, dijo Mark Deuze, profesor en la Universidad de Ámsterdam. Añadió que las nep news, o noticias falsas en neerlandés, han estado creciendo antes de las elecciones nacionales del próximo mes. “La gente está expuesta a una cantidad absurda de información en línea”.
A las autoridades también les preocupan los intentos de los hackers de infiltrarse en las cuentas de correo electrónico de los candidatos y políticos para robar información comprometedora.
En Alemania, donde la canciller Angela Merkel enfrenta una dura competencia para las elecciones de septiembre, el servicio de inteligencia nacional ya ha informado sobre un aumento pronunciado de los llamados fraudes electrónicos en contra de los partidos políticos y miembros del parlamento de ese país.
Las autoridades atribuyen estos esfuerzos a un grupo de hackeo conocido como Fancy Bear, o APT 28, al que las agencias de inteligencia estadounidenses vincularon con los ataques informáticos contra el Comité Nacional Demócrata antes de las elecciones presidenciales en ese país. Funcionarios de inteligencia tanto estadounidenses como alemanes creen que el grupo es operado por GRU, el servicio de inteligencia militar ruso.
El gobierno alemán sopesa la posibilidad de imponer multas considerables a los gigantes de la tecnología como Google y Facebook, cuyas plataformas permiten que las historias falsas circulen con rapidez. Las compañías insisten en que no se les puede considerar responsables porque ellas no generan las historias.
Hans-Georg Maassen, jefe del servicio interno de inteligencia alemán, dijo que aunque no hay una pieza de evidencia que compruebe sin duda que Rusia está detrás de los hackeos, mencionó que es posible que Moscú esté involucrado en la creciente desinformación en línea que busca desestabilizar la política alemana.
“Lo que convierte a los ataques cibernéticos en algo tan atractivo para las potencias extranjeras es que es casi imposible encontrar la pistola que sigue humeando”, dijo Maassen en una entrevista con Phoenix TV el 12 de febrero. “Siempre es posible borrar tus huellas y operar encubierto”.
Los gigantes de la tecnología estadounidenses también se han unido después de que se les acusó de no hacer lo suficiente por contrarrestar las notas falsas en sus plataformas, acusaciones que Facebook, Google y otras compañías niegan. Ahora están financiando iniciativas en Estados Unidos, Francia y otros lugares para marcar las noticias falsas en línea y borrar publicaciones si descubren que violan los términos de uso de las compañías o las leyes locales.
“Esto no se trata solo de desmentir falsedades”, dijo Jenni Sargent, directora administrativa de First Draft News, una organización sin fines de lucro financiada en parte por Google, que va expandiéndose en Francia de cara a las elecciones nacionales, así como en toda Europa. “Lo que estamos tratando de hacer es lidiar con el contenido y no con la fuente”.
Tales esfuerzos a lo largo de Europa han ganado ímpetu desde las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Poco después de la victoria de Trump en noviembre, David Alandete reunió a su equipo en la sala de prensa de El País en el centro de Madrid con un objetivo en mente: responder a las noticias falsas.
Como muchos periodistas, Alandete, el editor del periódico español y antiguo corresponsal en Estados Unidos, vio varias noticias falsas durante la campaña presidencial estadounidense, muchas dirigidas a México, un país donde se encuentra cerca de la mitad de los lectores en línea de El País.
“La victoria de Trump fue un punto álgido para nosotros”, dijo Alandete. “Muchos de nuestros lectores incluso nos preguntaban si podrían viajar a Estados Unidos”.
Los partidos populistas y la desconfianza en los canales noticiosos tradicionales han aumentando en España, al igual que en otros países europeos que tienen problemas económicos. Tales movimientos han alentado una explosión de noticias falsas o confusas, que buscan promover ciertas opiniones políticas o minar la credibilidad de otros.
Para enfrentar tales notas -y, en parte, para atender a sus lectores mexicanos- El País comenzó a expandir sus esfuerzos de verificación de hechos el año pasado. Eso incluye asignar a cinco reporteros más para desmentir las notas falsas en línea y el inicio de un blog llamado “Hechos” para desmentir los peores casos.
“Mucha gente ya no confía en las instituciones”, dijo Alandete. “Vemos noticias falsas provenientes de todos lados”.