Recientemente entró en vigor un conjunto de reglas que representa el primer paso concreto de los Estados Unidos para implementar el anuncio efectuado a fines del pasado año por el presidente Barack Obama de restauración de los lazos diplomáticos con Cuba y el alivio del embargo económico impuesto a uno de los más acérrimos enemigos desde los tiempos de la Guerra Fría y después de más de 50 años. Las medidas (lea más en el recuadro) aflojan décadas de un conjunto de restricciones económicas sobre Cuba, abriendo al país hacia las telecomunicaciones construcción y servicios financieros. Otros decretos también permitirán viajes de ciudadanos norteamericanos a la isla sin necesidad de pedir permiso con anterioridad, siempre y cuando los motivos sean educación, religión u otras razones aprobadas. El fin de todas las sanciones sin embargo todavía depende de aprobación en el Congreso de EEUU que hoy es controlado por una mayoría, republicana.
La flexibilización del embargo
La administración del presidente Barack Obama, que no puede dejar sin efecto el embargo impuesto por ley, sí tiene la facultad de modificar medidas específicas. Esto es lo que hizo “flexibilizando” las medidas del embargo que entraron en vigencia el 16 de enero pasado. Así, se ha autorizado un aumento de las remesas trimestrales de dinero de Estados Unidos a Cuba de US$500 al US$2.000.
Se han suavizado las restricciones en materia de telecomunicaciones a fin de ampliar las ventas de teléfonos celulares y las conexiones a Internet. Los viajes de estadounidenses a Cuba siguen restringidos en lo que hace al turismo pero se han precisado ocho categorías de viajes que no requieren autorización. En conjunto, estas categorías permitirán abarcar un número importante de viajantes. También se han autorizado los viajes directos pues antes se debía viajar vía Canadá y México. Ya United Airlines ha anunciado que desea viajar directamente a La Habana desde ciudades de EE.UU..
Se han autorizado las inversiones desde EE.UU. en pequeñas empresas cubanas y se puede regresar a EE.UU. con productos cubanos (habanos y ron) por hasta US$100, más US$300 de otros productos. Como se verá más abajo, los productores agrícolas estadounidenses están presionando para incrementar las ventas.
“Esto cambios tendrán un fuerte impacto en el pueblo cubano”, Quien lo dice es nada menos que el secretario del Tesoro de los Estados Unidos Jacob J. Lew, que supervisa la política de sanciones. “Cuba tiene un enorme potencial para el crecimiento económico”, completa Lew, cuyas declaraciones van más allá de simples enunciados. Se erige como el gran proyectista de las futuras relaciones al señalar que “por el incremento de los viajes, comercio, comunicaciones y desarrollo en varias áreas del comercio y los negocios privados entre los Estados Unidos y Cuba, podemos ayudar al pueblo cubano determinar su proprio futuro”. Estas declaraciones han sido consideradas un fuerte mecanismo de penetración y modificaciones sustanciales en las relaciones entre ambos países.
En otro orden de cosas se calcula que en 1959 cuando los revolucionarios a la cabeza de Fidel Castro expulsaron a las empresas estadounidenses de la isla provocaron un daño económico de al menos US $7.000 millones en varios rubros de la actividad privada de las empresas de los Estados Unidos, que deberán ser resarcidos con facilidades para establecer acuerdos comerciales. De poca monta si se lo compara con los US$100.000 millones en que el Estado cubano afirma haber sido perjudicado con el embargo. Todos estos puntos de debate son recogidos más como un éxito de la política norteamericana que como un logro de la cubana. Ya se habla de una señal a una futura democratización de la isla caribeña.
Analistas internacionales con los que conversó dat0s, aseguran que lo que en principio podría haberse visto como la consolidación del triunfo cubano podría mal que pese a sus aliados latinoamericanos entre los que se incluye a los presidentes de Bolivia, Argentina y Venezuela puede ser una de las grandes derrotas. Por ejemplo el analista argentino James Nielsen asegura que Raúl Castro ha entendido el mensaje para pretender andar por los derroteros de China y Vietnam que “luego de llegar a la conclusión de que las recetas recomendadas por los marxistas sólo servían para consolidar la miseria, se las ingeniaron para combinar el liberalismo económico muy exitoso en este modelo con el totalitarismo político”. El mismo analista se pregunta a reglón seguido si los comunistas cubanos podrán emularlos al permitir el despliegue pro yanqui en isla de Fidel. “Raúl cree que sí, pero es probable que se haya equivocado; de producirse una invasión empresaria yanqui en gran escala liderada por los exiliados, más sus hijos y sus nietos, que vendrían con dinero suficiente como para comprar todas las propiedades de la isla, el impacto político sería tremendo”.
De más está decir que los norteamericanos ven desde lo elevado del cielo una adjudicación millonaria al plantar en Cuba una nueva puerta eficiente de penetración para sus negocios. No está demás decir que lo que sería una derrota humillante para los castristas no lo sería para los 11 millones de cubanos que aun viven en la tan popular isla.
Los datos que hay que conocer
Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, las remesas de dinero de los ciudadanos norteamericanos, sobre todo los cubanos con doble ciudadanía llegan a US $2.000 millones por año. Un decreto presidencial de Barack Obama aumenta el límite trimestral de remesas de 500 para 2.000 dólares.
Otra modificación hace vista a la política de restricción a los viajes a Cuba, así como ha sido adoptada una medida que permitirá a los norteamericanos utilizar sus tarjetas de débito y crédito en la isla. De acuerdo con datos oficiales, el año pasado, apenas 170.000 norteamericanos visitaron Cuba, número insignificante en relación a los más de 29 millones de turistas que visitan el país anualmente.
Como la importación de puros cubanos a EEUU es prohibida, la disponibilidad del producto es muy pequeña y a precios altos. Mientras las sanciones estuvieron en vigencia, la prohibición sigue valiendo. Sin embargo los norteamericanos con permiso para viajar a Cuba están autorizados a importar hasta 400 dólares en productos de la isla – con límite de 100 dólares para tabaco y alcohol.
Con apenas 5% de la población conectada, Cuba tiene uno de los índices más bajos de distribución de internet del mundo, según datos de consultorías especializadas. Además el costo de las telecomunicaciones es exorbitantemente alto. Así siendo, la reforma en las relaciones propuestas por Obama autoriza a las empresas de telecomunicaciones norteamericanas a operar en Cuba.
Con las restricciones a la exportación de alimentos en el año 2000, el sector del agro-negocio norteamericano fue parcialmente autorizado a vender sus productos para la isla. Solamente este año (2015) los Estados Unidos exportarán US $300 millones en alimentos a Cuba. Dada la proximidad geográfica, los productores norteamericanos tienen mejores condiciones de ampliar sus ventas que otros competidores.