¿Objetivos de Desarrollo Sostenible públicos u Objetivos Globales privados?
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible negociados laboriosamente durante dos años por todos los gobiernos del mundo con el aporte del compromiso y experiencia de miles de organizaciones de interés público han sido apropiados por una empresa privada que reclama derechos de autor sobre ellos. Los ODS han sido rebautizados como “objetivos globales” (Global Goals) y su copyright pertenece a Project Everyone, una empresa privada constituida y registrada en Londres.
En un sitio web que le pertenece (www.globalgoals.org), Project Everyone reclama la propiedad de los 17 iconos que está popularizando, con la ayuda activa de celebridades y de la propia secretaría de la ONU, para representar cada uno de los 17 Objetivos que los jefes de Estado y de gobierno del mundo están aprobando esta semana como objetivos comunes de la humanidad de aquí al año 2030.
Una declaración política de todos los gobiernos del mundo debe ser un bien público global, disponible para uso de todos. Pero la letra pequeña de la página web de Project Everyone dice que “todo el contenido de nuestro sitio y los derechos de autor y otros derechos de propiedad intelectual que subsisten en ese contenido pertenece o ha sido licenciado por nosotros, a menos que se especifique lo contrario”. Esta protección del derecho de autor incluye entonces a los íconos y a los títulos resumidos que se le han dado a cada una de las metas.
El sitio web de Objetivos Globales identifica a Aviva, Getty Images, Pearson, Sawa, Standard Chartered y Unilever como “Socios Fundadores”. Además, sesenta corporaciones y medios de comunicación son identificados como “delivery partners” (“socios en la distribución”), mientras que 22 instituciones son listadas bajo “ONG y Fundaciones”. La Fundación Bill y Melinda Gates y la UN Foundation son las únicas fundaciones en esa lista, que incluye muchas ONG internacionales bien conocidas (como Oxfam, Amnistía Internacional y Save the Children), junto con agencias prominentes de las Naciones Unidas como el PNUD, UNICEF, ONU-Mujeres, la Unesco y el Departamento de Información Pública de la ONU cuya designación como ONGs es por lo menos curiosa.
Desde el punto de vista mediático, la estrategia parece exitosa. La prensa internacional ya está hablando de la “Cumbre de los Objetivos Globales” en la ONU y el término Objetivos Globales (GG) es usado como un simple apodo, más corto y más fácil de comunicar, para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que es su título en los documentos oficiales de la ONU. Para ganar una letra en la abreviatura, el nombre pierde el concepto de “desarrollo sostenible”.
Pero la cosa se pone peor. En lo que se justifica como una necesaria simplificación para fines de comunicación, otros conceptos que fueron clave para lograr un consenso universal también se perdieron: El Objetivo 12 sobre “consumo y producción sostenibles” se traduce como “consumo y producción responsables”. Pero exigir “responsabilidad” de los países desarrollados, a los que este objetivo se dirige principalmente, es claramente menos estricto que una demanda de sostenibilidad. El Objetivo 16, quiere “promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y construir instituciones eficaces, responsables e inclusivas en todos los niveles”. Esto se traduce como “Paz y Justicia, instituciones fuertes”. Sí, la jerga de la ONU es difícil de digerir para la prensa, pero si la palabra “inclusiva” es utilizada dos veces en el título oficial, ¿por qué sustituirla por “fuerte”? ¿Acaso hablar de “gobernanza inclusiva” resuena de la misma manera que “instituciones fuertes”?
Por último, el muy debatido Objetivo 17, que trata de los medios de implementación y llama a revitalizar “la alianza mundial para el desarrollo sostenible”, con lo cual se alude a una asociación entre los gobiernos ricos y pobres hacia el objetivo común, se transforma en “Partnerships for the Goals”. Cae la mención a los medios de implementación y la adición de un plural a “asociación” hace que la palabra denote ahora una variedad de asociaciones informales con el sector privado que no rinden cuentas a nadie.
Por supuesto que cualquier comunicador es libre de tomar un documento complejo y “traducirlo” en formas que sean comprensibles para su público. Pero aquí hay una distorsión política importante en la simplificación y altos funcionarios de la ONU no sólo permitieron que esto sucediera sino que están promoviendo activamente la nueva terminología, el sitio web y sus íconos, utilizando recursos de la ONU. La propia oficina oficial de comunicación de la ONU está alentando a su uso.
¿Saben los Estados miembros que pueden estar apoyando una campaña publicitaria que no es propiedad de las Naciones Unidas cuando se refieren a los Objetivos Globales en lugar de hablar de los ODS?
El esfuerzo de los Estados miembros y de la sociedad civil creó los ODS, pero la ONU ha participado activamente en su tergiversación como Objetivos Globales, apropiados por intereses privados y promocionados como una marca comercial.
¿Las organizaciones no gubernamentales y celebridades que apoyan y patrocinan estos Objetivos Globales son concientes y las actividades conexas son concientes que se trata de una iniciativa privada, no un bien público mundial? Sí, por supuesto, es importante que todo el mundo sepa más sobre los ODS. Una campaña masiva de publicidad, con el apoyo del sector privado podría ser una forma interesante de comunicar a todos los 17 ODS. Pero la ONU no debe banalizar los desafíos globales acordados ni tergiversar el equilibrio delicado y políticamente complejo que hizo posible la aprobación universal de la nueva Agenda de desarrollo sostenible.
Lo que está en juego en la opción entre los ODS o los GG es mucho más que una sigla.
Por Barbara Adams (Global Policy Forum, Social Watch).