
El premier inglés resalta la “responsabilidad moral de actuar” que tiene la comunidad internacional. Netanyahu desafiante: (La soberanía de Palestina) “nunca ocurrirá”.
Los diarios del domingo, que era el día de mejor venta de los periódicos impresos, anunciaron en grandes titulares que el Reino Unido, Canadá, Portugal y Australia reconocen el Estado palestino. Sirve el periodismo para anunciar estas noticias en cuanto se hunde en un mar de desinformación vehiculadas por las redes sociales que se aventuran en dictar las reglas del neoperiodismo, una categoría que no se parece al nuevo periodismo de Tom Wolfe.
No importa tanto discutir el papel de los medios impresos en medio de los insultos y las transgresiones que nos han acostumbrado los políticos. En cambio, si sirve para conocer de fondo y de primera mano una noticia que queríamos escuchar hace rato. La osadía de ponerse al frente a Donald Trump y del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu para quienes la guerra como la libertad de expresión tiene matices de censura. El jueves de la semana pasada el mandatario estadounidense instruyó al director de la Comisión Federal de Comunicaciones el despido de la cadena ABC de Jimmy Kimmel por haber hecho un par de comentarios del asesinato de Charlie Kirk, una de las figuras emblemáticas de MAGA y mejor amigo del presidente. (Pero esta es una discusión de la que nos ocuparemos aparte).
Volviendo a la odisea del pueblo Palestino, no menos ha sido el anunció de que cuatro países miembros de la OTAN han reconocido al Estado Palestino, lo que tiene mucho que ver con la forma de hacer noticia o política; los cabos sueltos y dicotómicos son un ensayo prueba-resultado que tiene que ver con la legitimidad de disponer asuntos internos.
El reconocimiento de Palestina por Gran Bretaña, Portugal, Canadá y Australia ya no tiene marcha atrás, y se ha adelantado al de otros países como Francia, que tendrá lugar oficialmente la semana que viene, durante la Asamblea General de Naciones Unidas que se celebrará en Nueva York.
A pesar del cálculo y la frialdad con que el premier inglés Starmer ha acabado adoptando su decisión, ha callado las voces de los sectores más críticos de su partido, que desconfiaban de un anuncio que venía acompañado de condiciones.
El primer ministro ha señalado en su discurso que la situación en Gaza “ha empeorado significativamente en las últimas semanas”, y ha descrito como “intolerables” las imágenes de hambruna y sufrimiento que se ven en la Franja.
El Reino Unido, el país bajo cuyo mandato creció la causa sionista en Palestina, que alentó la creación de un “hogar para los judíos” en aquella región del mundo, impulsa ahora con su decisión, y todo el simbolismo que acarrea, una estrategia de respuesta a Israel ya avanzada por otras naciones: España, Irlanda o Noruega que ya han reconocido el Estado de Palestina.