Piñera – Humala: Lo que dijeron en La Habana

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Secretos y consecuencias de una conversación histórica que tendrá su primera cosecha esta semana en Santiago.

Ollanta Humala y Sebastián Piñera se reunieron durante una hora a puerta cerrada. Fuera esperaba Michelle Bachelet que, ante la demora, salió por un café con su designado canciller Heraldo Muñoz. Luego la presidenta electa discutió con la ministra peruana Eda Rivas sobre los alcances del término “gradualidad” con respecto de la ejecución del fallo. Piñera aludió a la “actualización legislativa” en el Perú y expresó su molestia por el movimiento de embarcaciones peruanas. Del llamado “triángulo terrestre” no se escuchó nada, pero corre el riesgo de convertirse en el triángulo de las excusas.

¿Dónde está la presidenta?”, reclamó Sebastián Piñera.

El mandatario chileno acababa de terminar una conversación a puerta cerrada con su homólogo peruano Ollanta Humala. Ya estaban listos para que ingrese el resto de las delegaciones pero Michelle Bachelet, la mandataria electa, no aparecía.

Bachelet se dejó ver de nuevo unos diez minutos después, con su designado canciller Heraldo Muñóz.

El reloj marcaba casi las cinco de la tarde. Se habían ido a tomar un café, aparentemente aburridos por la espera de una hora.

Dentro de la sala de reuniones del Palacio de Convenciones de La Habana ya estaban, además de los presidentes, los ministros de Relaciones Exteriores, Eda Rivas y Alfredo Moreno; el titular de Defensa peruano, Pedro Cateriano; y el ministro secretario general de la presidencia de Chile, Cristián Larroulet.

Lo que quedaba del encuentro tomó unos veinte minutos más. Suficiente para que las dos damas pusieran sus cartas sobre la mesa.

Rivas no dio rodeos para explicar que, a la hora de hablar de la ejecución del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el término “gradual” despertaba mucha desconfianza en el Perú.

Menos de 48 horas antes había concluido la lectura de la sentencia sobre el diferendo marítimo entre ambos países en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Bachelet se rió a pierna suelta. Era ella la que había introducido la “gradualidad” en sus declaraciones.

“Utilicé gradual en oposición a inmediato”, retrucó haciendo alusión a la reiteración que venía del Perú, Humala incluido. Aclaró que de ninguna manera significaba que durante su nuevo gobierno, que comienza en marzo, se presentarían dilaciones en la implementación.

Las palabras, a estas alturas, lo eran todo.

“Como estamos sincerando el diálogo”, reconoció Bachelet, “digamos que el fallo se cumplirá en forma gradual a la brevedad y de buena fe”.

ATERRIZAJE DEL FALLO

A bordo del FACH 1, Piñera aterrizó en La Habana poco después de las cinco de la mañana del miércoles 29. Ollanta Humala lo hizo una hora después, también en el avión presidencial.

El encuentro en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) resultaba crucial.

Cierta tensión se dejó sentir en el Senado chileno el 22 de enero. El Ejecutivo remitió la solicitud de permisos de viaje para el mes que resta del mandato de Piñera.

“Estamos hablando que sería un viaje al día siguiente del fallo de La Haya y lo más probable es que sea conveniente la presencia de su Excelencia en el país y no en La Habana”, objetó el presidente de la cámara, el democristiano Jorge Pizarro.

Del oficialismo le respondieron que eso lo decidiría Piñera en su momento. Así, y más aún luego de las declaraciones de acatamiento del fallo, su presencia en La Habana resultaba tranquilizadora. Claramente no se vislumbraba un escenario a lo Colombia-Nicaragua.

La consecuencia más importante fue que, durante el encuentro de ambos presidentes, se convino en adelantar nada menos que un año la nueva reunión del Comité Permanente de Consulta y Coordinación Política entre Perú y Chile: el llamado 2 + 2 de los ministros de RR.EE. y Defensa (al reparto habanero se suma Rodrigo Hinzpeter, titular chileno de Defensa), que se inicia este jueves 6 en Santiago y con la implementación del fallo como gran ítem en la lista.

Pero un repaso a aquellas horas calurosas en La Habana revela que no todas fueron sonrisas discurridas en medio de tabaco y ron.

ENTRE LOS DOS

Los presidentes debieron esperar hasta las 3 y 45 de la tarde, cuando terminaron las plenarias, para poder encontrar un espacio de tiempo. Humala también sostuvo diálogos bilaterales con los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y México, Enrique Peña Nieto.

Ambos se reunieron solos durante esa larga hora.

“Lo que se dijeron”, afirma rotunda una fuente diplomática, “quedó entre los dos”.

Luego de media hora más con el resto, salieron a declarar ante la prensa y leyeron la declaración conjunta que tenía en el centro la sugerencia de Bachelet.

“Hemos acordado los caminos para que podamos cumplir el fallo de forma gradual y a la brevedad, dentro de un marco de buena vecindad y de la buena intención”, leyó Humala.

Piñera añadió que “nos comprometimos a cumplir y hacer cumplir el fallo de La Haya”. Y reiteró que “acordamos los caminos para que el fallo lo podamos cumplir los dos países en forma gradual a la brevedad y de buena fe como corresponde a países respetuosos del derecho internacional y como corresponde a dos países que hemos sido, somos y vamos a seguir siendo países vecinos”.

En una coreografía cuidadosamente repartida, Humala anunció el 2 + 2 de la semana siguiente y Piñera remató que “esperamos que cuando este fallo esté implementado y plenamente cumplido, poder dejar atrás de una vez por todas la agenda del pasado que muchas veces nos ha dividido y concentrar nuestros esfuerzos en la agenda del futuro”.

Era en realidad el epílogo de una reunión definitiva. Tres son los puntos a destacar de lo que se conversó -y no se conversó- en privado.

TRIANGULO AFUERA

Al menos mientras estuvieron las delegaciones completas, no se mencionó la discusión sobre el Hito 1 y el Punto Concordia.

A pesar de ello, después del cónclave en Cuba, el canciller Moreno insistió el pasado fin de semana sobre la “controversia” del triángulo terrestre de tres hectáreas.

“El fallo no ha dicho nada sobre el trazado de la frontera terrestre, así lo ha dicho expresamente la Corte, y en eso tampoco hay ningún desacuerdo entre los dos países”, reconoció, al tiempo de insistir en que “el único punto aquí es que Perú sostenía que el inicio de la frontera marítima era el Punto 266. Ambos países estaban plenamente de acuerdo de que el inicio de la frontera marítima era donde termina la frontera terrestre”.

Para Moreno, el fallo de la CIJ “le da mayor sustento y refuerza la posición” defendida por su país.

Rivas, mientras tanto, adelantó el martes por la mañana que en el 2 + 2 no se conversará nada relacionado con la materia. La posición de Estado, recordó “es clara en el sentido que se trata de territorio peruano conforme al Tratado de 1929 y a la Comisión Mixta de 1929 y 1930, que fijó el Punto Concordia como el punto final de la frontera terrestre”.

¿Se puede convertir en el Triángulo de las Excusas?

¿Es acaso una forma de gritar a la tribuna mientras en la cancha el partido se juega dentro de las reglas?

El único objetivo de esta semana en Santiago, con respecto al fallo, es acordar el método que se va a establecer para definir las coordenadas de la nueva frontera marítima determinada por la CIJ.

En realidad, la reunión sobre la implementación del fallo que los cancilleres celebrarán esta semana en Santiago se realiza en paralelo al 2 + 2 y no en su marco.

Las palabras, de nuevo, lo son todo. Y en Torre Tagle se cuidan de subrayar la diferencia porque las últimas semanas se terminó por descartar aquella idea de la comisión mixta de la implementación del fallo, que podía terminar por ser, a ojos de la diplomacia peruana, un factor de retraso.

El establecimiento de las coordenadas es el primer paso para romper con una desconfianza que también cunde en Chile.

ADAPTACIÓN LEGISLATIVA

Esta fue una delicada danza en La Habana.

Piñera habló de una “actualización legislativa” en el Perú y también expresó su molestia por el movimiento de naves en la zona marítima.

El gobierno peruano le hizo saber al gobierno chileno que no aceptará condicionamientos para hacer cumplir el fallo. Y, por más reclamos que salgan de sectores políticos y parlamentarios chilenos, los jugadores principales saben que ninguna norma interna se impone al derecho internacional. Bachelet y su nuevo canciller Muñoz son destacados personajes de la órbita multilateral de Naciones Unidas, universo al cual pertenece la CIJ.

La Constitución peruana establece el “dominio marítimo” sobre las 200 millas lo que, para el gobierno chileno, colisiona con el derecho consuetudinario de la Convención del Mar, insólitamente no suscrita por el Perú a pesar de ser en buena medida su inspirador.

Los peruanos hicieron notar que la Constitución de 1979 presenta al respecto una “fórmula transaccional”, salida del debate entre los embajadores Alfonso Arias-Schreiber y Juan Miguel Bákula.

El primero defendía el concepto del dominio y el segundo, a la postre figura central de la demanda peruana, abogaba por la inclusión de los preceptos de la Convemar, que entonces se discutían. Esta establece un mar territorial de 12 millas y una Zona Económica Exclusiva de 188, donde embarcaciones de los demás países pueden transitar pero necesitan permiso para pescar. La Constitución incluye también esos preceptos, extendidos para los derechos de aeronavegación en la carta de 1993.

Descartada por Humala una reforma constitucional, queda la posibilidad de la reforma de las líneas marítimas de base, que ya está en curso en el Congreso (ver recuadro) y para la que se requiere el mencionado establecimiento de las coordenadas.

Otra modificación plausible, donde se garanticen esos derechos de navegación en las 188 millas, es la del Reglamento de Capitanías (DICAPI), que ni siquiera requeriría una ley que pase por el Parlamento sino apenas un Decreto Supremo expedido por el Ejecutivo.

LEVEN ANCLAS

El presidente chileno no disimuló su molestia por lo que consideró el inadecuado manejo peruano de los actos de presencia en la zona en cuestión.

El 28 de enero, al día siguiente del fallo, Humala ordenó desde Palacio por transmisión televisada que la patrullera Guardiamarina San Martín y el Buque de Investigación Científica (BIC) B.A.P. Melo (CARETAS 2319) ingresen en las aguas del llamado triángulo exterior.

Menos fanfarria hará el lunes 10 el BIC Olaya, que zarpará el lunes 10 desde el Callao con dirección también al triángulo externo, donde estudiará la biodiversidad marina durante 60 días. A partir de ello el Instituto del Mar (IMARPE) calculará cuotas de captura. En el Ministerio de la Producción estiman encontrar pez espada y volador, atún, pota y perico.

Aunque sean espinazos duros de roer para los chilenos, conceden que ese triángulo era considerado por ellos zona de altamar. Lo que Piñera pidió puntualmente es que, hasta que el océano esté parejo, no ingresen embarcaciones peruanas a lo que se suponía fue mar chileno o el llamado triángulo interno.

Desde el lado peruano se convino además que solo le den luz verde a los privados luego que el Estado investigue los recursos de la zona.

Por eso llama la atención que los armadores pesqueros independientes y la Federación de Integración y Unificación de los Pescadores Artesanales de la Región Moquegua (FIUPAR) leven anclas con la embarcación Aleta 1.

Al cierre de edición, se anunció que saldría del puerto de Ilo rumbo al triángulo interno más allá de las 80 millas con rumbo suroeste para realizar una primera pesca simbólica en el nuevo dominio peruano. Los pescadores esperan que la atención mediática se canalice al Ministerio de la Producción, en reclamo de apoyo en infraestructura sanitaria para los puertos del sur y la flexibilización de la actual normatividad pesquera.

Lo que no se sabe es si esa incursión tiene el visto bueno del gobierno.

Sería necesario en circunstancias tan trascendentes como delicadas. La formalidad impregnaba el ambiente de la reunión. Los presidentes y Bachelet mostraban un trato distante que contrastaba con la actitud casi amical entre Rivas y Moreno.

Piñera transmitió a los peruanos la imagen de un peculiar estadista de derecha, magnate de ego millonario determinado a dejarle a su sucesora un camino ya trazado y de cumplimiento obligatorio. Ella, con la elección de un canciller reputado en círculos internacionales, parece percibir los nuevos vientos, muy distintos a los que terminaron en la presentación de la demanda en su primer período, cuando su inicial buena relación con Alan García no pudo evitarla.

Humala -el cuartelero, el antichileno de entonces- ahora evita salirse del libreto y preside el gobierno durante el cual se estabilizaron las relaciones. Sin abrazos sentidos pero a paso pragmáticamente firme.

Todos cumplían sus papeles de una puesta en escena histórica. La tarde templada despuntaba en la vieja capital cubana. (Enrique Chávez)