Si la designación de embajadores fuera un indicador de la importancia que un gobierno otorga a otros países, América Latina no parecería ocupar un lugar muy alto en la agenda del presidente Joe Biden.
En la actualidad, Estados Unidos solamente tiene embajadores en 10 de sus 21 embajadas en la región.
Entre las plazas vacantes están Brasil, la mayor economía, y Chile, uno de los países más prósperos; así como varios estados centroamericanos que son clave para Estados Unidos en términos de gestión de flujos migratorios como El Salvador y Honduras.
La responsabilidad de estos nombramientos no recae exclusivamente sobre la Casa Blanca, pues cada una de estas designaciones deben ser confirmadas por el Senado.
El gobierno de Biden ha nominado candidatos a embajadores para cinco países de la región que no han recibido aún la aprobación de la Cámara Alta, pero no ha hecho ninguna postulación en otros seis casos.
Aunque se trata de responsabilidades compartidas entre el ejecutivo y el Senado, el efecto en términos diplomáticos es el mismo. Y, de acuerdo con los expertos, el resultado no es positivo.
Pero ¿qué está ocurriendo?
Omisiones preocupantes
“Esto es preocupante. Y no ayuda justo el momento cuando hay una percepción de que Estados Unidos está perdiendo interés en América Latina, donde China está ganando más fuerza, igual que Rusia y otros países. Esto obviamente tiene un impacto”, le dice a BBC Mundo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de estudios con sede en Washington.
“Tener un representante del gobierno de Estados Unidos con alta autoridad manda un mensaje muy claro de interés, de compromiso con la relación bilateral. Esto no quiere decir que no pueda haber otros funcionarios, pero nunca es lo mismo tener a cargo al segundo que a un embajador. Además, esto se presta a interpretaciones del país receptor que tal vez piensa lo peor, que a Estados Unidos no le importa y eso tiene un impacto muy negativo en la relación”, agrega.
Estas vacantes se producen además en un año en el que Estados Unidos será anfitrión de la cumbre de las Américas, que se realizará en junio en Los Ángeles (California), un evento que tradicionalmente convoca a los mandatarios de todo el continente americano.
A propósito de ese encuentro, Shifter expresa su preocupación por el hecho de que entre los diplomáticos que no han sido confirmados en sus cargos hasta ahora se encuentra Frank Mora, el candidato a ocupar el puesto de embajador ante la OEA.
“Él fue nominado hace más de seis meses y no ha tenido ni siquiera una audiencia en el Senado. La OEA ha jugado un papel importante en todas estas cumbres y es vergonzoso que Estados Unidos no tenga un embajador allí cuando faltan 3 o 4 meses para la cumbre de las Américas, en un momento clave y crítico para la región y para las relaciones con Estados Unidos”, señala Shifter.
En algunos casos, la falta de embajador de EE.UU. obedece a decisiones tomadas en función de las relaciones bilaterales. Ese es el caso en Bolivia, donde no ha habido embajador de EE.UU. desde 2008 cuando el entonces presidente Evo Morales expulsó al representante estadounidense, y en Cuba, donde no ha habido un embajador desde la ruptura de relaciones diplomáticas en 1961.
Con Venezuela se presenta una situación paradójica pues la embajada en Caracas está cerrada, pero hay un embajador estadounidense designado que despacha desde Bogotá.
Un problema global
Pero aunque la falta de embajadores estadounidenses en América Latina es notoria y mayoritaria, en realidad, más que reflejar el interés o desinterés del gobierno de Biden por la región es una muestra del funcionamiento actual del sistema político en Estados Unidos.
De acuerdo con un reporte del Departamento de Estado de EE.UU., de 227 embajadores que deben ser nombrados por el gobierno de Biden había 80 puestos vacantes a mediados de febrero de 2022.
Entre los puestos vacíos hay muchos en países claves. Así, por ejemplo, en Europa no hay embajador en Alemania, Reino Unido, ni siquiera en Ucrania, que está en el medio de la mayor crisis geopolítica de la actualidad.
Biden tampoco tiene representantes en Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, India o Corea del Sur.
“La explicación no es porque el gobierno no está nombrando gente, sino porque nuestro sistema político es tan disfuncional que lamentablemente no puede haber procedimientos para una confirmación rápida”, señala Shifter.
“Es un fenómeno mundial. Creo que es un error interpretarlo como una señal para América Latina. Es un mensaje para el mundo que el sistema de Estados Unidos está disfuncional y esto tiene un costo muy alto para su prestigio y su imagen. Entonces, América Latina no es una excepción, es parte de la regla, del patrón global”, subraya.
En tiempos recientes, los presidentes estadounidenses han enfrentado cada vez mayores dificultades para lograr la confirmación de sus candidatos a distintos cargos por parte del Senado.
Cada vez que un nuevo mandatario llega a la Casa Blanca, debe nombrar unos 4.000 cargos entre los cuales hay unos 1.200 que requieren del visto bueno de la Cámara Alta. En este grupo se incluyen todos los embajadores.
Durante sus primeros 11 meses de gobierno (contados hasta el 31 de diciembre de 2021), Joe Biden solamente consiguió que el Senado confirmara a 55 embajadores, lo que equivale al 63% de todos sus postulados, la menor tasa registrada en las últimas dos décadas, de acuerdo con datos de la ONG Partnership for Public Service.
Por contraste, en un periodo similar, George W. Bush logró la aprobación de 90% de sus candidatos, Barack Obama, 85%; y Donald Trump, 75%.
El secretario de Estado, Antony Blinken, ha hecho numerosos llamamientos al Senado para acelerar el proceso de confirmación de los diplomáticos, advirtiendo sobre las posibles repercusiones negativas.
“Este es un problema enorme. En virtualmente cada desafío que encaramos, incluyendo lidiar con Rusia, con China, con actores no estatales, enfrentamos dificultades por el hecho de que no tenemos sobre el terreno a nuestro equipo completo de seguridad nacional y de política exterior“, reconoció Blinken durante una visita a Indonesia el 14 de diciembre de 2021.
Estas limitaciones pueden tener graves consecuencias a juzgar por las conclusiones de la comisión bipartidista que investigó los ataques del 11 de septiembre de 2001 y que concluyó que los retrasos en el nombramiento de personal clave en cargos de seguridad nacional contribuyó al fracaso de Estados Unidos en prevenirlos.