Por qué Trump usa la Teoría del loco contra Corea del Norte

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Frases cargadas de animosidad que no llegan a ningún puerto y sin algún significado de lo que representa la política exterior. Por qué EEUU no puede atacar a Corea del Norte.

 

El líder de los Estados Unidos, Donald Trump se ha convertido en poco tiempo desde que asumió el puesto de mando de la primera potencia militar del planeta en una referencia de locura y terquedad que conmueve y no deja de sorprender en los ambientes que rodean la política internacional. Una activista latinoamericana decía que el presidente norteamericano no es capaz de articular una frase completa y que cuando no está enfocado ejecuta las mismas frases cortas o simplemente palabras como “maravilloso” o “está bien”. O palabras espontáneas como la describieron sus propios funcionarios cuando empleo “fuego y furia” para apelar una salida a la crisis con Corea del Norte.

 

Retrospectivamente, no son grandes dotes los que se debe esperar a Donald Trump en el sentido intelectual del término. Su mandato es de extremos y se ha convertido en poco tiempo en la referencia de los peligros que puede enfrentar el mundo bajo su mandato. “Un conservador populista es tan peligroso como un dictador de derecha”, advierte la revista Isto é al hacer una comparación entre  Trump con otros presidentes que se han hecho del poder absoluto en sus países. Al lado de él; amenazante, Kim Jong-un, presidente norcoreano, tiene más parecidos que diferencias que el mandatario estadounidense.

 

Entre las publicaciones que se le han dedicado a Trump, una apunta sospechas de que usa la “Teoría del loco” (Madman theory, en inglés) con Corea del Norte; quiere decir que la acusación de “mentalmente desquiciado” que le lanzó el norcoreano quizá fue un logro para él. La idea consiste en mostrarse frente a los enemigos como alguien demasiado impredecible o dispuesto a ir al combate, para disuadirlos de actuar contra los intereses propios. Es natural la reacción en un hombre de negocios que espera resultados fríos, pero las conjeturas de que Trump podría estar actuando de ese modo en política exterior surgieron desde antes que asumiera la presidencia de su poderoso país; parece disfrutar consecuencias asombrosas y el peligro natural de embarcar al mundo en un estado de inseguridad, para él denota un placer. Él mismo reivindicó la carta de la imprevisibilidad a lo largo de su campaña electoral.

“Tenemos que ser impredecibles”, respondió el año pasado cuando el diario The Washington Post le preguntó cómo actuaría ante el expansionismo chino. “Somos totalmente predecibles. Y lo predecible es malo”. Esa respuesta oculta sus temores de que su impronta ante el periodismo es capaz de dirimir las decisiones más importantes como en un campo de apuestas egocentristas y sin noción del juego en política internacional. Las sospechas de que Trump está empleando la “Teoría del loco” crecieron desde el mes pasado, cuando sorpresivamente advirtió que respondería con “fuego y furia” si Corea del Norte amenazaba a EEUU.

 

Las mismas reacciones impredecibles cobraron fuerza cuando sacudió a sus homólogos de todo el mundo reunidos en la Asamblea General de las Naciones Unidos al amenazar con “destruir totalmente” a Corea del Norte”. Y pocos días después las mismas subieron de tono incrementando las tensiones luego de que bombarderos B-1B y aviones de caza estadounidenses volaron cerca de la costa este de Corea del Norte como una demostración de fuerza, según comunicó el Pentágono.

 

Por qué EEUU no puede atacar a Corea del Norte

Sin embargo, todo no deja de parecer simplemente una puesta en escena. Una amenaza. Corea del Norte posee la bomba nuclear y esa es una de los motivos concretos por los que EEUU no puede llegar más lejos en el deseo expresado por Trump de destruirlo militarmente. Si EEUU atacaría a Corea del Norte también atacaría a su aliado, Corea de Sur.

 

En lugar de bomba atómica, Corea del Sur creó Samsung, LG, Hyundai, KIA más el Gangnam style, el k-pop (korean pop en inglés, que tiene millones de adolescentes fanáticos en Occidente) y las novelas coreanas, que transformaron Seúl en la Hollywood asiática, adonde vienen chinos, japoneses y surasiáticos a sacarse fotos en los escenarios de sus ídolos. Las novelas coreanas llegaron también a Latinoamérica y son furor en México, Centroamérica y Perú.

 

En Corea del Sur se dice que General Electric, de Estados Unidos, fue la marca líder de electrodomésticos hasta los años 80, cuando la destronó Sony, marcando el liderazgo tecnológico mundial de Japón, y ahora que Samsung y LG destronaron a Sony, se refleja el liderazgo tecnológico de Corea del Sur que, si quisiera (y Estados Unidos la dejara), con su tecnología podría fabricar un arsenal nuclear en meses.

 

Pero nunca tuvo sentido hacerlo porque tampoco nunca hubo una guerra donde pudiera haber un ganador. “Las amenazas de Trump de destruir toda Corea del Norte son pura retórica para negociar, como las amenazas de Kim Jong-un con sus pruebas de misiles, porque si Estados Unidos atacara Corea del Norte, no habría forma de que Corea del Sur no quedara también destruida y los norteamericanos no querrían arruinar a su mejor aliado en la frontera con China. Además, si Estados Unidos atacara a Corea del Norte, China y Rusia, fronterizos de ese país, se verían obligados a intervenir iniciando una tercera guerra mundial que ninguna potencia desea”. Apuestan a la continuación de la mutua disuasión atómica de la época de la Guerra Fría entre la ex Unión Soviética y los Estados Unidos, donde ninguno atacaba al otro porque también saldría destruido.

 

Pero la lógica de Estados Unidos, China, Rusia y Corea del Sur puede no ser la misma de Kim Jong-un, quien, más allá de su inexperiencia (tiene 33 años) y su posible desequilibrio mental o a una sobrada inteligencia (algo que está en estos momentos en discusión), tiene la necesidad de cohesionar el frente interno ante un posible golpe de Estado de las fuerzas armadas, el verdadero poder de Corea del Norte y la amenaza de quienes podrían ocupar su lugar: quedarían dos hermanos y un medio hermano menor, ya fueron asesinados su medio hermano mayor, en febrero: dos mujeres lo envenenaron en el aeropuerto de Malasia, y hace tres años Kim Jong-un hizo ejecutar a su tío.

 

En Seúl los más importantes medios de comunicación  no creen posible una guerra “porque no le convendría ni a Estados Unidos, ni a China, ni a Rusia”. Probablemente no crean en la posibilidad de una guerra por profilaxis mental porque pensar en ella sería como para una persona pensar todo el tiempo en su propia muerte: no la resuelve y adelanta parte de sus efectos negativos. Quizá ni siquiera corresponda a la “Teoría del loco”.