¿Qué efecto tendría que expulsen a Venezuela en la OEA?

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Foto: Getty

La primera reacción de Nicolás Maduro al conocer que el secretario general de la OEA pedía activar la Carta Democrática para discutir sobre Venezuela fue citar en su cuenta de Twitter las palabras que pronunció alguna vez el expresidente Hugo Chávez: “La OEA no sirve para nada”.

Para Chávez, la Organización de Estados Americanos (OEA), el organismo hemisférico con sede en Washington (EE.UU.) servía a los “intereses del imperioy del capitalismo mundial en el continente”.

Ahora que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, ha pedido al Consejo Permanente activar la Carta Democrática para discutir “con urgencia” la situación en Venezuela, el presidente Maduro conserva la postura de su predecesor.

Tras la convocatoria de Almagro, la Asamblea General del organismo es la instancia capacitada ahora para tomar la decisión más crucial: suspender a Venezuela de la OEA.

Y para llegar a este punto, deben agotarse varias etapas previas que se resumen en esfuerzos diplomáticos.

Si todos los intentos de diálogo y una misión de buenos oficios de la OEA en Venezuela llegasen a fallar, dos tercios de los países miembros tendrían la facultad de sacar a Venezuela del organismo.

Entonces, ¿qué consecuencia real podría traer para Venezuela ser suspendida de la OEA?

Consecuencias diplomáticas

Si fuese suspendida del organismo hemisférico, Venezuela podría enfrentarse, en primer lugar, a consecuencias diplomáticas.

Estas se traducirían en un “aislamiento” del país sudamericano en la región, le señaló a BBC Mundo el analista político Michael Shifter, de la organización Diálogo Interamericano con sede en Washington (EE.UU.).

El país perdería su derecho de participación en las sesiones de la Asamblea General y en los organismos hermanos de la OEA, como la Junta Interamericana de Defensa.

Sin embargo, la suspensión en la OEA no significaría la salida de Venezuela de otros organismos de la región como Unasur (Unión de Países Sudamericanos), ni comprometería su misión en la ONU.

Y aunque la Carta Democrática contempla que a pesar de una suspensión el país miembro debe seguir cumpliendo con sus deberes en materias de derechos humanos, Venezuela abandonó la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2013.

Consecuencias económicas

A los fines prácticos, las implicaciones de mayor peso serían las económicas.

Al menos así ocurrió en el caso de Honduras, cuando fue suspendida del organismo en 2009 por causa del golpe de Estado que depuso al presidente Manuel Zelaya.

“Los organismos de crédito interamericanos cerraron sus préstamos y ayudas. Y eso significó un recorte en los programas sociales del país, que de por sí ya era uno de los más pobres del mundo”, le dijo a BBC Mundo Gustavo Cardozo, periodista del medio hondureño Radio Progreso.

Honduras volvió a la OEA en 2011, tras un acuerdo entre Colombia y Venezuela que significó el regreso de Zelaya al país sin enfrentar cargos judiciales.

Para Tegucigalpa, fue “un golpe duro” que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) suspendiera sus proyectos durante dos años, según señala Shifter.

Pero quizá este no sea el caso de Venezuela.

“El BID ha tenido un rol relativamente pequeño en el financiamiento público de Venezuela, aunque ha sido una importante fuente de asesoría técnica”, indica la institución en su página web.

Sin embargo, una suspensión de carácter financiero no ayudaría a la economía de un país que ya atraviesa una grave crisis.

Esta se encuentra marcada por la inflación y la falta de productos básicos, agudizada por la caída del precio del petróleo, la principal fuente de exportaciones.

El llamado de Almagro el martes vino acompañado de un documento de 132 páginas presentado en el que hace mención de varias situaciones que, a su parecer, comprometen la democracia venezolana.

Entre ellas destaca la “crisis humanitaria generada por la escasez de alimentos y medicinas, el bloqueo de los poderes del Estado y la situación de derechos humanos contra los presos políticos”.

A favor y en contra

La sesión extraordinaria del Consejo Permanente que se llevará a cabo a mediados de junio de este año será el escenario para que los países miembrossienten una posición sobre Venezuela.

A pesar de que los gobiernos de Chile, Argentina, Colombia y Uruguay han manifestado abiertamente su apoyo a la oposición venezolana en la iniciativa de realizar un referéndum revocatorio contra Maduro, hay otras naciones que se han mantenido en posición neutral hasta el momento.

Y otras, como Bolivia y Ecuador, han rechazado la propuesta de Almagro.

Además, es obligatorio el consentimiento de Venezuela en el caso de que la mayoría del Consejo solicite el envío de una misión de buenos oficios a ese país.

Para la oposición, sin embargo, la sola iniciativa del secretario general de la OEA es un paso importante para “evitar que se agrave la crisis humanitaria así como el aumento exponencial de la conflictividad y violencia” en el país, según dijo Henry Ramos Allup, presidente del Parlamento.

 

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