¿Qué es la COP26? Y otras preguntas sobre la gran cumbre climática de la ONU

Por Lisa Friedman | The New York Times
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Una conferencia sobre calentamiento global de la ONU que comienza este mes en Glasgow, Escocia, es considerada un momento crucial en los esfuerzos para enfrentar la amenaza del cambio climático.

Se espera que a partir del 31 de octubre unos 20.000 jefes de Estado, diplomáticos y activistas se reúnan de forma presencial para establecer nuevos objetivos con el fin de reducir las emisiones de la quema del carbón, el petróleo y el gas que están calentando el planeta. La conferencia se celebra cada año, pero en esta ocasión es crucial porque los científicos aseguran que las naciones deben alejarse de una forma drástica e inmediata de los combustibles fósiles si quieren evitar los efectos más catastróficos del cambio climático.

La meta es evitar que la temperatura promedio del mundo supere los 1,5 grados Celsius en comparación con los niveles previos a la Revolución Industrial. Ese es el umbral que los científicos consideran el límite después del cual los peligros del calentamiento global —como las olas de calor mortales, la escasez de agua, la pérdida de cosechas y el colapso de los ecosistemas— aumentarán de manera descomunal.

Sin embargo, China, Australia, Rusia e India todavía tienen que realizar nuevos compromisos para reducir su contaminación y no queda claro si lo harán antes de la cumbre. Mientras tanto, tan solo unos pocos países ricos han destinado dinero para ayudar a las naciones pobres y vulnerables con el fin de que manejen los impactos de los desastres climáticos de los que tienen poca responsabilidad.

Por esos dos factores, las probabilidades de que la conferencia, conocida como COP26, tenga éxito son inciertas.

COP es la sigla de “Conferencia de las Partes”. En la jerga diplomática, las partes se refieren a 197 naciones que accedieron a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en una reunión celebrada en 1992. Ese año, Estados Unidos y algunos otros países ratificaron el tratado para combatir la “peligrosa interferencia humana en el sistema climático” y estabilizar los niveles de las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Esta es la vigésima sexta ocasión en la que se reúnen los países para la convención, de ahí el nombre COP26.

La primera COP se llevó a cabo en Berlín en 1995, después de que una masa crítica de naciones ratificó la convención del clima. Fue un hito y preparó el camino para el Protocolo de Kioto dos años después, el cual les exigió a las naciones ricas e industrializadas que frenaran sus emisiones.

Ese acuerdo tuvo sus problemas. Uno de ellos fue que, durante el mandato del expresidente George W. Bush, Estados Unidos lo rechazó, bajo el argumento de que no les exigía a China, India ni a otras grandes economías emergentes que redujeran sus gases de efecto invernadero.

Demos un salto a 2015. Después de más de dos décadas de disputas relacionadas con cuáles son las naciones con la mayor responsabilidad para enfrentar el cambio climático, los líderes de casi 200 países firmaron el Acuerdo de París. Ese acuerdo fue considerado revolucionario. Por primera vez, los países ricos y pobres accedieron a actuar, aunque fuera a diferentes ritmos, para hacerle frente al cambio climático.

Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París durante el mandato del expresidente Donald Trump, pero se volvió a sumar con el presidente Joe Biden.

Aunque en París los líderes hicieron grandes promesas, los países no han hecho lo suficiente para mantener a raya los peores impactos del cambio climático, lo cual nos lleva a la COP26 de Glasgow, donde los líderes tienen la presión de ser más ambiciosos.

La conferencia empieza el 31 de octubre y termina el 12 de noviembre.

Las reuniones se llevarán a cabo en el Scottish Event Campus, el centro de convenciones más grande de Glasgow. Además de los 20.000 asistentes esperados en las charlas formales y los eventos paralelos, se esperan grandes marchas en toda la ciudad. El sábado 6 de noviembre ha sido designado como el Día de Acción Global por la Justicia Climática y los grupos activistas están esperando a unos 100.000 manifestantes.

Está planeado que unos 10.000 agentes patrullen el evento a diario y las fuerzas del orden en Escocia han prometido que su estrategia será “hospitalaria, amigable y proporcionada”.

Hace poco, Biden señaló que iba a “estar ahí en cuerpo y alma”. Biden es uno de los 100 jefes de Estado que han confirmado su asistencia, entre ellos la reina Isabel, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson y Nicola Ferguson Sturgeon, la primera ministra de Escocia. Entre quienes no han confirmado su asistencia hasta el momento se encuentra Xi Jinping, el presidente de China, el principal emisor del mundo.

Miles de diplomáticos de casi 200 países dirigirán los aspectos básicos de las negociaciones, mientras los líderes empresariales, los expertos académicos y los activistas, entre ellos Greta Thunberg, planean monitorear las reuniones y en muchos casos promoverán las metas más ambiciosas.

Los anfitriones del Reino Unido y la ONU han mencionado que quieren “mantener viva la esperanza” de limitar el aumento de la temperatura mundial por debajo de 1,5 grados Celsius.

Cumplir ese objetivo implica que todos los países deben comprometerse a reducir las emisiones más rápido y con una mayor intensidad de lo que ya lo están haciendo. También se espera que los países ricos impulsen de manera significativa el apoyo financiero para ayudar a las naciones más vulnerables a adaptarse a los impactos del calentamiento y construir economías que no dependan de los combustibles fósiles.

Según los científicos, por cada fracción de un grado de calentamiento, el mundo verá olas de calor y sequías más intensas, así como más inundaciones e incendios forestales mortales. Los humanos ya han calentado el planeta más o menos 1,1 grados Celsius desde el siglo XIX.

Los países tienen menos de diez años para reducir las emisiones lo suficiente como para mantener al planeta por debajo de los 1,5 grados de calentamiento. Por lo tanto, si los líderes no se comprometen a tomar medidas audaces ahora, cuando tanta atención mundial está puesta en Glasgow, muchos temen que el mundo se dirija a toda velocidad hacia niveles peligrosos de calentamiento.

Hasta ahora, 17 países y la Unión Europea han realizado nuevos compromisos, entre ellos Estados Unidos. Biden ha señalado que en la próxima década Estados Unidos reducirá sus emisiones de un 50 a un 52 por ciento por debajo de los niveles de 2005. Sin embargo, hasta el momento, se han implementado pocas políticas para que eso suceda.

El futuro del planeta dependerá de que otros países se integren y que Estados Unidos en verdad pueda cumplir con su promesa.

La cumbre anual fue postergada el año pasado debido a la pandemia. A pesar de que organizaciones ambientales pidieron volver a postergarla, los organizadores han insistido en que el evento de este año fuese presencial. Los anfitriones británicos han ofrecido su ayuda a cualquier delegado que necesite obtener una vacuna contra la COVID-19, pero no es obligatorio que los asistentes estén vacunados. En cambio, a los delegados se les exigirá que muestren pruebas negativas de coronavirus todos los días para ingresar al centro de convenciones. Los asistentes de los países que el Reino Unido haya colocado en su “lista roja” debido a sus altos índices de contagio deben estar en cuarentena a su llegada.

 

Lisa Friedman informa sobre la política federal ambiental y climática de Washington. Ha publicado una serie de reportajes sobre los esfuerzos de la administración Trump para derogar las regulaciones del cambio climático y limitar el uso de la ciencia en la formulación de políticas. @LFFriedman