
Fuerzas militares de EEUU en el mar caribe, según mapa satelital Marine Traffic ed. BBC
El presidente norteamericano vuelve a cobrar protagonismo con un despliegue impresionante en AL.
El pasado martes 11 de noviembre, el buque de guerra más grande del mundo se unió al despliegue militar estadounidense en el Caribe. El USS Gerald R. Ford avanza como una orden imperial, a pesar del oleaje, a pesar del viento. Este portaaviones de propulsión nuclear mide más de 335 metros de eslora, pesa alrededor de 100.000 toneladas y puede transportar a unos 5.000 soldados.
Acompañado de su grupo aeronaval, se encuentra ahora en la zona de responsabilidad del Mando Sur del ejército estadounidense —la zona geográfica correspondiente a América Latina y el Caribe—. Otros buques de guerra, un submarino nuclear y aviones de combate F-35 llevan varias semanas desplegados allí.
No se trata de un ejercicio —están atacando barcos sospechosos de dirigirse a Estados Unidos por cuenta de los narcos—. El secretario de Guerra de Donald Trump, Pete Hegseth, lanzó esta operación el 24 de octubre para luchar contra el tráfico de drogas. La puesta en escena de estos ataques en las redes sociales forma ahora parte de la acción geopolítica estadounidense —la violencia imperial sigue siendo el punto de convergencia entre el nuevo trumpismo tecnológico y militar y su base MAGA—.
Pero lo que se está preparando no es simplemente un tuit. Estados Unidos ha instalado en el Caribe su mayor concentración militar en décadas. Washington cuenta ahora con unos 14.000 militares desplegados en la región y 15 buques cerca de Venezuela, con un total de casi 300.000 toneladas, tres veces más que en junio.
Según varias fuentes, por el momento no disponen de tropas suficientes para llevar a cabo una invasión terrestre de Venezuela. Una operación de esta naturaleza requeriría como mínimo 50.000 soldados en un escenario minimalista, y 150.000 para garantizar la «aplastante derrota» del adversario, de acuerdo con la doctrina de choque y pavor («Shock and Awe») que suele preferir Washington.
A modo de comparación, en 1989, Estados Unidos desplegó 28.000 hombres para invadir Panamá. Aunque la administración republicana no aporta ninguna prueba de que estas embarcaciones trafican con drogas o de que las personas a bordo son delincuentes, al menos cinco de ellas han sido destruidas por misiles y ametralladoras de las fuerzas estadounidenses, causando 27 muertos entre el 2 de septiembre y el 14 de octubre. Sin embargo, la potencia de ataque aéreo y naval disponible ya podría permitir al ejército estadounidense llevar a cabo una campaña de bombardeos contra las infraestructuras militares de Venezuela.
Frente a sus costas, en el Atlántico, Maduro se ve cada vez más acorralado.
La presión aumenta. Cuando caza, el USS Gerald R. Ford espera el momento oportuno.












