Stella Assange: “El mundo está observando lo que sucede”

Por El País con Edición dat0s
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Stella Assange, tribunal justicia Londres

La esposa de Julian Assange cree que se ha normalizado el brutal trato a la prensa.

La épica para el periodismo de investigación ha sembrado pies en Londres donde la pasada semana se celebraron dos audiencias de un jurado compuestos por dos magistrados que decidirán la suerte del cofundador de Wikileaks de ser extraditado a los Estados Unidos bajo la Ley de Espionaje que le podría valer su encarcelamiento de por vida.
El diálogo del diario español con Stella Assange (Johanesburgo, 40 años) se produce en estos cruciales momentos, pero además como lo dejaron sentado los cinco directores de los diarios que publicaron los files de Wikileaks; son una advertencia al trabajo de la libertad de prensa en el mundo. Assange, de 52 años, encerrado en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, con el que Stella tiene dos hijos de cinco y seis años. Se conocieron hace 13 años, en la Embajada de Ecuador en Londres donde Assange permaneció protegido siete años. Se casaron dentro de la cárcel, hace poco más de uno.
En la presente nota extraemos los momentos más importantes de la entrevista considerando que todos ellos son significativos para la conciencia que se trata de generar en torno al tribunal que examina el caso, que se pronunciará el próximo 5 de marzo. Si bien Stella manifiesta prudencia en cada una de sus respuestas deja notar cierto optimismo alentado por que “ambos magistrados estaban realmente interesándose por el caso. Pedían más información y, al final, ya parecía claro que no tomarían su decisión, exigían más aclaraciones”.

Muchos se han sorprendido ante el apoyo internacional a Assange.
No me ha sorprendido, pero creo que el paso del tiempo ha permitido que la verdadera situación sea percibida más obviamente. La gente ha empezado a prestar atención al caso.

¿Cómo se siente?
Tiene sentimientos contradictorios. Por una parte, está animado ante el apoyo recibido. Puede sentir que el resto del mundo está observando lo que sucede y eso le transmite una sensación protectora, obviamente. Porque sigue siendo su única esperanza: que el mundo sea capaz de parar este proceso.

No pudo estar presente en la sala…
Ahora vive una situación de gran aislamiento y está muy débil. No pudo acudir al juicio, ni estar presente a través de videoconferencia. Ha hablado con sus abogados, por supuesto. Y ha seguido el desarrollo de la vista. Fui a verle junto a su hermano y le conté mi impresión sincera respecto a la actitud de los jueces.

El argumento principal de la defensa ha sido denunciar la “motivación política” de la persecución de Assange.
El contenido de las publicaciones de Wikileaks es político, en el sentido de que saca a la luz crímenes de Estado. Ese es el centro de gravedad de todo el caso. Se persigue a Julian, se busca su procesamiento y su encarcelamiento, como consecuencia de sus opiniones políticas. Y Estados Unidos pretende procesarle con una ley arcaica, nunca antes usada contra actos periodísticos. La Ley de Espionaje de 1917, que Estados Unidos utiliza para solicitar la extradición de Julian, es por su propia naturaleza una ley sobre delitos políticos. Y este tipo de delitos están descartados en el artículo 4 del tratado de extradición firmado entre el Reino Unido y Estados Unidos.

Stella Assange, tribunal justicia Londres

Stella Assange. foto: Carl Court | Getty Images

Ni siquiera garantizan a Assange la protección que la Constitución estadounidense blinda a la prensa.
Argumentan que Julian no es estadounidense y que cometió sus presuntos delitos fuera de aquel país, por lo que no está amparado por la protección constitucional que otorga la Primera Enmienda [que contempla, entre otros derechos, la libertad de prensa]. Básicamente, le están discriminando por su nacionalidad [australiana]. Yo creo que el Gobierno y los fiscales utilizan este argumento para tener una venta fácil de su caso ante su propia prensa estadounidense. Para decirles algo así como “no te preocupes, solo va a afectar a Assange. Si eres estadounidense, estás protegido”.

¿Está en juego la libertad de prensa con este caso?
Es un momento crucial. A pesar de todas sus faltas, Estados Unidos ha sido siempre una referencia en la defensa de la libertad de expresión y de la libertad de prensa. Incluso en los peores momentos, como durante la Guerra Fría, cuando había motivos poderosos para restringir a los periodistas, no lo hicieron. Piense por ejemplo en los Papeles del Pentágono, que básicamente acabaron poniendo fin a la guerra en Vietnam.

¿Y la persecución contra Assange ha sido una señal?
Este caso ha normalizado la posibilidad de tratar con brutalidad e intimidar a periodistas por todo el mundo. En términos geopolíticos, se ha convertido en algo muy útil para los gobiernos represivos, que lo usan como ejemplo.

La lucha es ahora jurídica pero, en realidad, siempre ha sido política. ¿Ha recibido alguna señal del Gobierno británico?
He intentado reunirme con el primer ministro, Rishi Sunak, y con el ministro del Interior, James Cleverly, pero no quieren verme. Se resisten a relacionar este asunto con la libertad de prensa. Es lógico. Van por todo el mundo proclamando su defensa, no pueden admitir que tienen el problema en casa.

Ha advertido usted de que Assange podría morir si es extraditado a Estados Unidos.
Puede morir, porque podría acabar siendo condenado a la pena de muerte. El propio Gobierno británico ha admitido que es incapaz de garantizar que no lo vayan a matar. Y Estados Unidos ya intentó hacerlo antes [según un informe de Yahoo News, nunca desmentido, la CIA planeó el asesinato de Assange]. O puede morir porque sea sometido a unas condiciones carcelarias tan brutales que lo lleven a cometer suicidio.

¿Teme que pueda quitarse la vida?
Tiene un historial médico en ese aspecto. Ya intentó hacerlo cuando tenía veintitantos años. Y ahora mismo sufre un cuadro de depresión. Pero quiero que quede claro: Julian es un luchador. No es el hecho de que sea él quien amenace con quitarse la vida. Son las condiciones que se le han impuesto las que pueden empujarle a eso.

¿Cuál es la conclusión de esta intensa semana (por la que ha pasado)?
Creo que, hasta ahora, los que persiguen a Julian estaban dispuestos a actuar contra él mientras los dejaran. Creo que estamos empezando a ver que no podrán salirse con la suya. Todas las mentiras han comenzado a quedar expuestas. Pero no sé, igual me estoy equivocando y nada cambie.

 

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