Todo menos paz: Las tensas relaciones entre China y Japón

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Especial para DATOS de Look Out

Las islas Senkaku, casi deshabitadas, de propiedad (privada) de un terrateniente japonés, tiene un problema: el mar alrededor es un tesoro en petróleo, gas y recursos minerales. Es por esta riqueza y su explotación que crecieron las tensiones en toda Asia oriental y están llevando a China y Japón hacia el borde de un enfrentamiento militar con final imprevisible. El 9 de marzo, el diario filipino “Manila Standard Today” puso de título en primera página “¿War clouds over Asia?”: “¿Nubes de guerra sobre Asia?”.

Desde finales de 2012, en Tokio, se instaló el Gobierno conservador y nacionalista de Shizo Abe. Japón puso en marcha – gracias a un cambio en la constitución que expande el papel de las fuerzas armadas – una corrida armamentista impresionante y dio tanta importancia al enfrentamiento estratégico con Pekín, hasta llegar a niveles decisivamente peligrosos.

La motivación última son las islas Senkaku. El enfrentamiento, antes oral y después en tierra (o mejor, en mar) alcanzó niveles importantes. Sólo en febrero los radares de los patrulleros lanzacohetes chinos iluminaron una corbeta y un helicóptero de la fuerza naval imperial, dando lugar a las protestas de Tokio.

 

Después del incidente, los Estados Unidos tuvieron que recordar a los chinos que “según el tratado de alianza entre EEUU y Japón, si este último es atacado ellos podrían intervenir ayudando al aliado…”. Esas fueron las palabras del portavoz de Barack Obama, aunque pronunciadas a regañadientes. Shinzo Abe, al finalizar una visita en Washington, admitió que el presidente norteamericano pareció muy “reacio” a las proclamaciones bélicas del nuevo Gobierno japonés. Sin embargo, la tensión sigue creciendo y todos los medios de comunicación asiáticos hablan abiertamente de  la “escena de 1914”. Según Kurt Campbell, asistente del secretario de Estado norteamericano saliente, la disputa entre China y Japón “representa un polvorín”.

En el momento de la batalla oral salió al campo de la guerra mediática el Gobierno Filipino  aliados con el antiguo enemigo japones. El Ministro de Exterior de Manila, Albert Del Rosario, declaró que “Japón es un factor de equilibrio en toda Asia oriental”, subrayando que, por el contrario, Pekín sería causa de desequilibrio. Olvidando todo lo que tuvieron que sufrir por el Sol Naciente durante la segunda Guerra Mundial, los filipinos tienen tanto miedo del espinosismo chino que no les importa el nacionalismo japones.

Factores psicológicos y económicos, que hacen inciertas las relaciones entre Tokio y Pekín, agravan la disputa sobre las islas Senkaku. Los chinos se quejan de que el Emperador de Japón nunca pidió oficialmente perdón al pueblo chino por lo que tuvo que sufrir durante la ocupación del ejército del Sol Naciente en Manchuria. Desde otro punto de vista, los japoneses dicen que los libros de todas las escuelas chinas enseñan odio contra todo lo que es japones y describen a sus soldados como criminales seriales.

Parecen temas sin importancia pero valen mucho y son anunciadores de grandes problemas. Desde 2009 hasta el día de hoy, Japón disminuyó su presencia en el mercado chino en un 10%, agravando de esta manera la crisis de trabajo que empieza a empañar los triunfos del milagro económico chino. En respuesta, Pekín intentó despertar la conciencia de sentimientos nacionalistas agitando el espectro del militarismo japonés, pretendiendo territorios (islas) de Filipinas, Vietnam, Taiwán e Indonesia.

¿Estamos al borde de una guerra? Difícil de decir. Hasta ahora no se tomaron decisiones irrevocables, pero los presupuestos para un enfrentamiento militar están dados. Paradójicamente, los “locos” de Pyongyang podrían llegar con una ayuda sorpresa. Las amenazas de guerra por el liderazgo de Corea del Norte contra Seúl y Washington también podrían llevar a todos los protagonistas políticos y militares, de este campo de confrontación a otro no muy distante: Corea del Norte nuclearizada, militarizada y guiada por peligrosos aventureros. Una cosa es cierta: mientras los Estado Unidos parecen tímidos y distraídos y Europa da una voltereta, en Asía Septentrional puede pasar cualquier cosa en cualquier momento.

Las islas de la discordia

Islas Senkaku/Diaoyu: Japón reclama la posesión desde 1895 pero, desde que se descubrieron islas con yacimientos petrolíferos y de gas más importantes (1968), Pekín empezó a imponerse sobre la soberanía china. En este momento las islas Senkaku pertenecen a un terrateniente japonés pero, recientemente, el alcalde de Tokio, Shintaro Hshihara, lanzó una subscripción pública para que lleguen a ser de propiedad de la municipalidad de la capital japonesa.