Una investigación periodística pone en duda la imparcialidad de la operación Lava Jato

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Foto: Marcelo Camargo/ Agência Brasil

Un reportaje del diario Intercept Brasil, del periodista estadounidense Glenn Greenwald, señala que el entonces juez Sergio Moro, hoy ministro de Justicia del Gobierno de Jair Bolsonaro, y el fiscal de la operación Lava Jato, Deltan Dallagnol, intercambiaron mensajes de texto durante la investigación del caso, algo prohibido por la Constitución y el Código Penal brasileño. La Lava Jato, que ha desencadenado procesos judiciales en varios países de América Latina, se caracterizó por reunir a un grupo fiscales del Ministerio Público Federal y al juez Moro en una unidad única. Esta aceleró las investigaciones y juicios que han condenado a un centenar de personas, entre ellas el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien cumple una pena de prisión en Curitiba desde hace un año.

Lo que revela Intercept es que el hoy ministro de Justicia orientaba las investigaciones del jefe de la Lava Jato, Deltan Dallagnol, para facilitar las condenas. Intercept tuvo acceso a mensajes intercambiados entre los integrantes de la investigación. Estos fueron enviados por una fuente anónima hace algunas semanas. Los archivos demuestran que Moro sugería fuentes, orden de las operaciones y tomaba un papel indirecto para coordinar los procesos que posteriormente juzgaría.

El reportaje, firmado por Greenwald y otros dos periodistas, cuestiona la imparcialidad del hoy ministro cuando era responsable del juicio en primera instancia de varios casos de corrupción en Curitiba. Entre ellos, el del triplex de Lula en un balneario de São Paulo, supuestamente comprado con dinero de sobornos a la constructora OAS, que se benefició con contratos de Petrobras.

En las conversaciones privadas obtenidas por Intercept, “Moro recomendó al fiscal que cambiara el orden de unas etapas de la investigación, cobró agilidad en operaciones, dio consejos estratégicos y pistas informales de investigación y anticipó al menos una decisión, criticó y sugirió recursos al Ministerio Público y retó a Dallagnol como si él fuera un superior jerárquico de los fiscales y de la Policía Federal”.

“La Constitución estableció el sistema acusatorio… en el cual las figuras del acusador y del juzgador no pueden mezclarse. En ese modelo, el juez debe analizar de manera imparcial los argumentos de acusación y defensa… Las conversaciones entre Moro y Dallagnol demuestran que el actual ministro se entrometió en el trabajo del Ministerio Público”, afirma Intercept.

El reportaje describe varios ejemplos de esas conversaciones. Uno de ellos, es un mensaje del día 21 de febrero de 2016 que habría sido enviado por Moro. “Hola, delante de los últimos despliegues tal vez sea el caso invertir la orden de la dos etapas”, escribió el juez. Los autores de la publicación interpretan el texto como una probable mención a las etapas de la Lava Jato.

Otros mensajes entre Moro y Dallagnol es del 13 de marzo de 2016, una época en la que se celebraron varias manifestaciones callejeras en contra del Gobierno de Dilma Rousseff. Algunos manifestantes pedían al juez “limpiar el Congreso”. “Enhorabuena por el inmenso apoyo público hoy. (…) Sus señales conducirán multitudes, incluso para reformas que Brasil necesita, en los sistemas político y de Justicia criminal(…)”, escribió Dallagnol. Intercept seleccionó la siguiente respuesta de Moro: “Hice una manifestación oficial. Enhorabuena a todos nosotros (…). Aún desconfío mucho de nuestra capacidad institucional de limpiar el Congreso”.

El reportaje destaca una conversación entre el juez y el fiscal sobre la decisión de romper el sigilo de las grabaciones hechas con autorización judicial al expresidente Lula, que vincularon a la entonces presidenta Rousseff justo cuando se creía que Lula iba a ser nombrado ministro, en marzo de 2016. Esto fue visto como un intento del Partido de los Trabajadores de darle inmunidad parlamentaria al exmandatario durante la investigación judicial.

“La decisión de abrir [hacer públicos los mensajes entre Lula y Dilma] se mantiene incluso con el  nombramiento, confirma?”, preguntó Dallagnol en un mensaje. A lo que Moro respondió: “Cuál es la posición del MPF [Ministerio Público Federal]?”. La respuesta: “Abrir”. El episodio fue duramente criticado en el mundo jurídico. Moro fue amonestado por un ministro del Supremo por haber expuesto las comunicaciones.

Tríplex de Lula

Moro también mantuvo conversaciones privadas con Dallagnol sobre el caso del apartamento del Guarujá. El reportaje afirma que el fiscal no estaba seguro de la denuncia, especialmente después de una polémica rueda de prensa de septiembre de 2016. En ella, Dallagnol presentó una presentación de Power Point con un gran esquema que ponía el nombre de Lula al centro con varias flechas apuntándolo como el “maestro de una gran orquesta concatenada para robar la hacienda pública” y “el comandante máximo” de la trama de desvíos de Petrobras.

Esto fue tema del intercambio de mensajes con Moro. “La denuncia está basada en muchas pruebas indirectas de autoría, pero no cabe decir eso en la denuncia y en la comunicación evitamos ese punto”, escribió el coordinador de la Lava Jato al juez. “No se comprendió en la larga exposición sobre el mando del esquema que era necesaria para imputar por corrupción al expresidente”, reclamó. Intercept afirma que dos días después de ese intercambio de mensajes, Moro respondió: “Definitivamente, las críticas a la exposición son desproporcionadas. Siga firme.”

Casi un año después de ese intercambio de mensaje, el juez Moro consideró que el expresidente Lula cometió los crímenes de corrupción pasiva y lavado de dinero al ser el beneficiario de 3,7 millones de reales en sobornos indirectos de la constructora OAS, que reformó el triplex para ofrecérselo al político a cambio de contratos de la petrolera estatal.

La acción criminal de un hacker

Los integrantes de la operación Lava Jato respondieron pronto a la publicación de Intercept. En una nota, el Ministerio Público Federal de Paraná ha informado de que sus miembros fueron víctimas de un ataque informático. “La acción vil del hacker invadió teléfonos y aplicaciones de fiscales de la Lava Jato usados para comunicaciones privadas y del interés del trabajo, y existiendo la sustracción de identidad de algunos de sus integrantes. No se conoce aún la extensión de la invasión, pero se sabe que fueron obtenidas copias de mensajes y archivos intercambiados en charlas privadas y de trabajo”, afirmó el MPF.

Entre las informaciones obtenidas ilegalmente estarían documentos y datos sobre estrategias e investigaciones en marcha, además de rutinas personales y de seguridad de los integrantes de la fuerza de tarea y de sus familiares. Los fiscales han confirmado que mantuvieron, a lo largo de los últimos cinco años, “discusiones en grupos de mensajes sobre diversos temas, algunos complejos, en paralelo a la reuniones personales que les dan contexto”.El Ministerio público destaca que “muchas conversaciones, sin el debido contexto, pueden dar margen para interpretaciones equivocadas”. La fuerza también reclamó que Intercept no hizo “ninguna solicitud de aclaración” antes de la publicación.