Bolivia: Jeanine Áñez le pone fin a la cuarentena pero tachan su decisión de irresponsable

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Foto: Cortesía Presidencia/France24

 

La presidenta transitoria de Bolivia, Jeanine Áñez, decretó el paso de la cuarentena condicionada por la  pandemia a la etapa del posconfinamiento, con el argumento de que la población tiene la necesidad de trabajar para evitar el hambre, aunque la medida ha sido tildada por las asociaciones médicas de “irresponsable” ante el aumento sostenido de los casos de Covid-19.


La norma autoriza a partir del 1 de septiembre el desarrollo de actividades industriales, comerciales, agropecuarias, constructoras y mineras, y amplía el horario de circulación diaria de personas y vehículos desde las 05:00 hasta las 20.00 horas, tres horas más que en la cuarentena.

Además, los bolivianos que vuelven al país ya no tendrán que cumplir con una cuarentena preventiva de 14 días, pero será necesario que presenten una prueba PCR negativa con una vigencia de siete días.

El cierre de fronteras se mantiene, así como la suspensión de las clases presenciales, en sintonía con la clausura del año escolar, y no se permiten “actividades culturales, deportivas, festivas, políticas y todo tipo de reuniones que genere aglomeraciones”.

No obstante, el decreto también establece que el Estado puede “encapsular” municipios, provincias y regiones para proteger la salud de sus pobladores y que esas entidades territoriales pueden hacer su propio análisis y determinar restricciones diferentes si las consideran necesarias.

Áñez admitió que la situación de La Paz, en particular, era preocupante por el incremento constante de casos que han superado los 30.000 en las cifras oficiales, 10.000 menos que Santa Cruz, el motor económico del país, donde comenzó el descenso del número de infectados.

“Ojalá que está situación de emergencia pase en la ciudad de La Paz pronto porque es una preocupación, pero también la gente tiene la necesidad de salir a trabajar, porque si es por el coronavirus nos vendrá un ‘coronahambre'”, dijo Áñez, que el viernes acompañó al alcalde paceño, Luis Revilla, en un acto de rastreo de casos.

Revilla, aliado político de Áñez, dijo que las autoridades paceñas evaluarán en los próximos días si avanzan en el proceso de desescalada decretado por el Gobierno.

El acumulado de casos y muertes desde el inicio de la pandemia

Al 29 de agosto, el país ya había superado los 114.000 contagios, con casi 55.000 casos activos, alrededor de 1.000 infecciones nuevas diarias y un saldo de 4.846 fallecimientos, aunque las autoridades técnicas de salud y expertos reconocen la existencia de un alto subregistro con estimaciones muy divergentes.

Entre quienes cuestionaron la medida está el asesor del Ministerio de Salud, René Sahonero, quien dijo a los medios que hubiera preferido que fuera mantenido el estado de “cuarentena flexible”, porque hay “muchos problemas para atender a los pacientes”.

La decisión de Áñez sobre el fin de la cuarentena por razones económicas coincidió con la difusión por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE) de la caída del Índice Global de la Actividad Económica en un 7,96% en el primer semestre del año y del aumento de la tasa de desempleo hasta el 11,8%, cuando el 2019 había cerrado en 4,8%.

El 11,8% es la peor tasa de desocupación registrada desde 1990. En Bolivia, además, un 70% de la población vive en la informalidad económica.

Colegio Médico afirma que implementar una desescalada es una “irresponsabilidad total”

El presidente del Colegio Médico de Bolivia, Cleto Cáceres, dijo a France 24 que el país no está listo para avanzar en una mayor apertura, porque la propagación del brote no ha sido controlada y atribuyó la decisión del Gobierno de Áñez al hecho de que se encuentra en una campaña política, ya que la mandataria también es candidata para los comicios del 18 de octubre.

“Hablar de una desescalada primero es un desacierto para la salud y, segundo, es una irresponsabilidad total”, aseguró Cáceres, para quien existe un riesgo real de una segunda ola de contagios y muertes que dejaría a Bolivia entre los países más golpeados por el virus en Latinoamérica.

Como un ejemplo de que, en cinco meses de cuarentena, el sector de salud no contó con los recursos de protección para enfrentar la pandemia, Cáceres lamentó que alrededor de 120 médicos bolivianos hayan muerto debido al coronavirus, sin contar al personal de base de los hospitales que también “ha sacrificado su vida”.

El presidente del Colegio Médico de La Paz, Luis Larrea, también en declaraciones a France 24, dijo que permitir que la gente esté más tiempo fuera de su casa cuando los hospitales todavía no tienen los medicamentos, ni el equipamiento en terapias intensivas “es un gran error”, lo cual se suma al hecho de que no exista “un plan de contingencia fuerte”.

Los médicos de La Paz, según anunció el dirigente, recomendarán a la gobernación regional y al alcalde Revilla no flexibilizar la cuarentena debido al peligro que existe.

En los últimos días, el Gobierno de Áñez se ha visto envuelto en polémicas y acusaciones de supuesta corrupción por la compra con un intermediario de 324 respiradores chinos con precios incrementados, ya que se pagó una suma de 35.000 dólares por unidad, cuando el costo fijado por el fabricante al momento de hacer la venta era de 18.500 dólares.

El Gobierno ha argumentado que la diferencia se debe a los gastos de transporte y logística para hacer la importación. Otras denuncias afirman que, actualmente, esos respiradores cuestan 8.500 dólares.

El caso, que ha sido denunciado ante la Fiscalía por el opositor Movimiento al Socialismo (MAS), del partido del expresidente Evo Morales, trajo a la memoria el escándalo de mayo, cuando el entonces ministro de Salud, Marcelo Navajas, fue recluido por denuncias de un sobreprecio millonario en 170 respiradores españoles, que no sirven para nada al estar incompletos.