Caso Rózsa, Gueder estuvo 6 meses incomunicado
El mecánico de aviación Juan Carlos Gueder Bruno, uno de los 39 procesados en el caso Rózsa, reiteró que la orden para su aprehensión fue emitida el 2 de febrero de 2009, mucho antes que ocurrieran los atentados con explosivos a la casa del dirigente masista y a la del cardenal Julio Terrazas, registradas el 30 de marzo y 14 de abril de ese año, respectivamente.
Gueder, en el primer día de su declaración ante el Tribunal Primero de Sentencia de La Paz que conoce el denominado caso Rózsa en el que se juzga a 39 acusados, dijo que como prueba de que era el proveedor de armas al presunto grupo irregular, el fiscal presentó la “pistola mugrienta” y sin cacerinas que había conseguido vender a Eduardo Rózsa Flores.
Ironizó su supuesto papel en el denunciado alzamiento, recalcando que “ni siquiera he ido al cuartel (servicio militar) (…) soy pata de pato (pie plano) (…) soy omiso, como el 90 por ciento de los que están atrás mío” (los otros acusados), que habrían sido arietes en los actos terroristas y separatistas.
En una parte de su declaración, en la que la voz se le quebró y no pudo contener los sollozos, denunció que sufrió una serie de atropellos durante su arresto y durante los años de reclusión que lleva en el penal.
Gueder está preso desde fines de abril del 2009, cuando fue arrestado mientras dirigía su camioneta al lado de su esposa.
Cuando ésta protestaba por el mal trato que recibía, dijo que un capitán de policías a cargo del entonces grupo especial de la desarticulada Unidad Táctica de Resolución de Crisis (Utarc) “la arrastró de los cabellos, la echó al suelo y con el pie sobre sus espaldas le gritó una interjección denigrante para que se callara”.
El sindicado manifestó también que durante seis meses estuvo confinado en una celda del fondo del Penal San Pedro, de La Paz, sin luz, apenas un grifo y un hueco para hacer sus necesidades.
Preguntó a las jueces ciudadanas si podían comprender el concepto terrorismo o alzamiento armado y pidió a los miembros del jurado ensayar la tortura de ser asfixiado con una bolsa de plástico. “Es horrible, está prohibida por las organizaciones de derechos humanos”, les dijo. “Es terrible, además, porque no deja huellas”.
El juicio que se desarrolla en la ciudad de Santa Cruz, la tarde de ayer se declaró en cuarto intermedio hasta hoy, para resolver la acción de libertad que planteó uno de los acusados.