Caso Terrorismo: Absuelven a 39 procesados tras casi 11 años
De repente, para la Fiscalía ‘tomó sentido’ que la acusación del caso de supuesto terrorismo esté firmada por el exfiscal del caso, Marcelo Soza, sentenciado a 12 años de cárcel por extorsionar a algunos de los procesados. De repente, eso tomó sentido, casi tres meses después de la huida de Evo Morales del país y con el MAS fuera del poder.
Fueron casi 10 años y nueve meses ‘de terror’ los que vivieron los 39 procesados y sus familias desde aquel 16 de abril de 2009 en que se intervino el hotel Las Américas, donde murieron tres supuestos terroristas. Fueron siete años y cuatro meses que los procesados vivieron un ‘terrorismo judicial’, según ellos, impulsado por el Movimiento al Socialismo (MAS). Durante años, ellos repitieron y esgrimieron que el caso fue ‘montado’ por el régimen de Evo Morales.
Ayer, al mediodía, el terror que vivieron llegó a su fin. El terror se extinguió.
La ansiedad y expectativa se había apoderado de los procesados (27) que ayer estaban en la pequeña sala del segundo piso del Palacio de Justicia, para escuchar la alocución del representante del Ministerio Público, el fiscal Marco Antonio Rodríguez.
Pese a que ya sabían que la Fiscalía retiraría la demanda y el caso se extinguiría, los 27 procesados presentes no querían festejar antes de que ‘termine el partido’ y se dé el ‘pitazo final’ para poner fin a las pesadillas que vivieron, algunos entre rejas, otros obligados a ir a juicio pese a estar en condiciones de salud deplorables, otros tantos se fueron del país también, aquellos obligados a inculparse pese a considerarse inocentes.
Los presentes no podían ‘sacudirse’ la ansiedad y expectativa porque la cargaban desde hace dos semanas, cuando el Ministerio de Gobierno, principal acusador en el caso, retiró la demanda y el proceso empezó a irse ‘a pique’ porque solo quedaba la demanda de la Fiscalía firmada por Soza.
Pese a que en 2013 se revelaron audios en que Soza admitía que todo era un ‘montaje’ y que en mayo de 2018 fue sentenciado por ello, para la Fiscalía eso recién tomó sentido hace un par de semanas, cuando el Ministerio de Gobierno le pateó una pelota con fuego a sus manos.
Ayer, esa ansiedad y expectativa de los procesados, también se debía a que la posición de la Fiscalía debió haberse conocido el lunes, pero el juez Sixto Fernández no se presentó alegando que en La Paz ‘lo dejó el avión’ y no pudo llegar a Santa Cruz.
Fiscalía retiró su demanda
El juez Fernández sostenía en sus manos el documento que empezó a leer sin micrófono, con la sala toalmente llena y sin aire acondicionado.
Después de más de un año que se dejó de usar un salón auditorio con condiciones acordes a la necesidad del caso, la audiencia de ayer, se volvió a instalar en la pequeña sala a la que el caso fue ’empujado’ para la lectura absurda de más de 4.000 folios que ‘probaban’ que ocho dígitos se habían conectado con otros ocho en llamadas telefónicas, sin que se mencione siquiera a quién pertenecían los números.
En la sala reinaba un silencio ‘doble’, las miradas de los acusados, se cruzaban; aún no se leía la parte resolutiva pero había nudos de garganta que se desataban y ojos que eran desbordados por las lágrimas.
Los argumentos de la Fiscalía para retirar la acusación se fundaron en que Soza recibió una condena de 12 años de cárcel y su edecán ocho por uso indebido de influencias y concusión; un abogado de Soza fue condenado a dos años de reclusión por el delito de extorsión; la jueza ciudadana Sonia Mamani Vargas presentó hace tres semanas su renuncia al caso y denunció que sus pasajes y viáticos eran pagados por el ex Ministerio de Gobierno, por lo cual existe una denuncia formal en contra de exministros y viceministros por malversación de fondos; y por último, el actual ministro de esa cartera, retiró la acusación.
Del inicio al cuarto intermedio
Antes de las 9:00 de la mañana llegaron al piso 2 del Palacio de Justicia, los acusados Ronald ‘Chichi’ Castedo, el médico Juan Carlos Santistevan, Hugo Paz y la activista que se refugió en Estados Unidos, Eva Sara Landau.
Castedo, que lucía una camisa verde, se animó a subir al segundo piso porque tenía la certeza de que era la última audiencia. A las anteriores no subió pues tiene una discapacidad del 66% por enfermedad cardíaca.
En menos de 20 minutos la sala quedó repleta, pero Castedo, Sanstistevan, Hugo Paz y Sara Landau ya se habían asegurado los asientos de la primera fila.
El abogado que llevó el juicio por más de siete años (se inició el 9 de octubre de 2012) Gary Prado, estaba junto a Otto Ritter, mientras gran número de periodistas se daba modos para buscar un espacio en la incomodidad del lugar.
De pronto, apareció en la sala en su silla de ruedas el general Gary Prado Salmón, a quien le hicieron campo en la primera fila.
En seguida, hizo su aparición el juez Fernández para dar lectura a la resolución conclusiva de la Fiscalía. Entonces, tras dar a conocer el retiro de la demanda de la Fiscalía, Sixto Fernández determinó un cuarto intermedio para deliberar.
Faltando 15 minutos para el mediodía se instaló otra vez la audiencia, ya para dar lectura al fallo histórico.
Fernández: “Se dicta la extinción del caso terrorismo y la absolución de los 39 procesados, incluidos los exiliados y los seis que se declararon culpables en juicio abreviado”. Fin de la audiencia.
Abrazos, lágrimas, gritos de alegría. El general Gary Prado, enmudeció y se abrazó con Ronald Castedo, ambos con discapacidad por enfermedad. María del Carmen Ribera abrazó a su hijo Zvonko Mackovic, quien apretaba fuerte contra su pecho a su primogénito en medio de lágrimas.
Antes de salir de la sala, Ronald Castedo y Alejandro Brown (que estuvo en el exilio) se acercaron y estrecharon la mano a los jueces Sixto Fernández y Elena Gemio.
Juan Carlos Guedes y Alcides Mendoza, que permanecieron presos más de 10 años y lograron su libertad en noviembre, acudieron con sus hijos. Guedes, se fundió en un abrazo mezclado con lágrimas con su esposa. Mendoza, lloraba con su hijo.
Era el fin de casi 11 años de ‘terror’ judicial para 39 personas y sus familias que fueron ‘aterrorizadas’ al sindicarlas por el delito de supuesto terrorismo que en más de siete años de juicio, los acusadores, no pudieron probar.
Casi 11 años de ‘terror’ apuntalados por el Gobierno del MAS, y que tuvo su inicio la madrugada del 16 de abril de 2009.
Testimonios del tormento
“Me metieron preso solo por ser médico, por haber dado una receta y por ser parte de Falange Socialista Boliviana. Esa receta, en que escribí ‘penicilina’, nunca apareció, se perdió junto con la billetera de Eduardo Rózsa Flores que era mi primo. Un médico jamás puede negarse a atender a ninguna persona, así digan que es el criminal más grande”, dijo el médico Juan Carlos Santistevan, uno de los cuatro separados del caso por cuestiones de salud junto con Ronald Castedo, Gary Prado Salmón y Lucio Áñez.
“Romero me sacaba de prisión”
Juan Kudelca, fue uno de los seis procesados que se declaró culpable en proceso abreviado para dejar la cárcel. Los otros fueron Elod Toaso y Mario Tadic (que retornaron a Hungría y Croacia respectivamente), Zoilo Salces y Gelafio Santistevan.
Así habló Kudelka: “Estuve más de cinco años preso. Mi familia quedó casi abandonada y tuve que aceptar juicio abreviado por la presión del exministro Carlos Romero. Varias veces, personalmente Romero me sacó en su vagoneta de la cárcel de San Pedro y me hacía dar vueltas por la ciudad a manera de mostrarme cómo sería estar libre y así presionarme para que acepte ir a juicio abreviado porque de lo contrario, iba a estar 20 años preso. Romero es un delincuente, un criminal, tiene mucho por pagar a la justicia, ahora está pagando por lo que hizo. También tienen que pagar Sacha Llorenti, Jorge Pérez, Juan Ramón Quintana y varios policías que formaban un clan de delincuentes. Yo denuncié torturas, a mí me ponían la pistola a la cabeza”.
Otro de los sentenciados, Gelafio Santistevan, recuerda que estuvo preso siete años y meses, y que se declaró culpable a cambio de que no incluyan a su padre en la acusación, pero no lo cumplieron. “Fue duro. Yo lo hice porque tenía mis hijos, mi familia. Ahora pienso pedir la revisión extraordinaria de sentencia porque ya todo acabó y creo que llegamos a conseguir lo que casi era imposible”, dice.
Lo imposible se fue transformando en posible cuando un avión de la Fuerza Aérea Mexicana se llevaba a Evo Morales del país minutos después de que renunciara al cargo, coinciden los procesados, desde ayer, absueltos.
Muerte súbita y juicio por Skype
Entre las escenas más ‘terroríficas’ del proceso que se originó tras la intervención del operativo en que la Utarc mató a Eduardo Rózsa, Arpad Magyarosi y Michael Dwyer el 16 de abril de 2009, está la ‘muerte súbita’ que sufrió en 2011 Ronald Castedo.
“Estuve en estado de coma después de haber regresado de Cochabamba por donde nos llevó el tribunal”, recuerda Castedo, que fue operado del corazón en 2013 y que en 2016 fue separado temporalmente del juicio. “Cada día de mi vida en este juicio he peleado batallas, pero aquí estoy”, dijo, aun delicado de salud.
También la pasó mal el general Gary Prado Salmón, quien vivió su fase más dura en el juicio por las llagas que le salieron en el cuerpo debido a las horas que era obligado a estar sentado en su silla de ruedas en el lugar asignado al banquillo de los acusados.
Su situación llegó a tal punto que tuvo que ir a las audiencias en camilla hasta que en 2016 también fue separado del caso, pero antes tuvo que soportar la invasión de la privacidad en su casa, lo que considera una “arbitraria decisión del (ex) Ministerio de Gobierno” de instalar cámaras en su habitación para que siga el juicio vía Skype.
“El hecho de dejar atrás 11 años de humillación, de prepotencia, eso es lo que hoy festejamos. La libertad que nos costó ganarla, porque hemos podido ser firmes en nuestras convicciones. Este grupo humano decidió no dejar que nos atropellen. Hemos doblegado a esa justicia maldita que creó el MAS. Hemos dado un ejemplo a Santa Cruz, de no dejarnos, ahora los 39 estamos libres”, dijo ayer Prado Salmón, tras un choque de manos y un abrazo con Castedo.