Dura carta de obispos por expansión de narcotráfico

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Los obispos de Bolivia dieron a conocer este viernes su Carta Pastoral “Hoy pongo ante ti la vida o la muerte” sobre la problemática del narcotráfico y la drogadicción. En la misma, advierten que la expansión de esta actvidad es alarmante, que ha penetrado las estructuras estatales y a las fuerzas del orden y que la economía se nutre en parte de esta actividad ilícita.

En un documento de 48 páginas, los obispos de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) expresan su preocupación por las causas y las consecuencias que provoca ser un país productor, de tránsito y consumidor de sustancias controladas, los efectos en las familias y en la sociedad en conjunto.

“Como es de dominio público, el narcotráfico, en su estrategia de expansión e impunidad, penetra incluso estructuras estatales y fuerzas del orden, comprando conciencias. La corrupción ha minado la credibilidad de autoridades de diversa jerarquía encargadas de la lucha contra el narcotráfico, tanto en el presente como en el pasado”, señala el documento.

Y cita a altos jefes policiales como: René Sanabria y Oscar Nina condenados y encarcelados por involucrarse en casos de tráfico de drogas, o de instituciones, como Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivia, infiltradas por funcionarios y contratistas ligados al narcotráfico.

Los obispos, además, advierten de “extrañas conveniencias entre lo lícito y lo ilícito” y que en ese escenario las denuncias se diluyen y quedan en la nada, “lo que nos hace temer que se trate de problemas con muchas y graves connotaciones que nuestra sociedad no sabe o no quiere enfrentar”.

Alertan que el narcotráfico en un contexto de deficiente fiscalización y de corrupta administración de la justicia se convierte un grave peligropara la convivencia pacífica, la seguridad ciudadana y jurídica, la “soberanía del Estado”.

Pero, además, los obispos ven que “la economía de nuestro país se nutre, en parte, de recursos provenientes del narcotráfico, lo que la distorsiona”.

En ese contexto, refirman “lo expresado en la Carta Pastoral ‘Los católicos en la Bolivia de hoy’: El narcotráfico tiene un elevado impacto en la economía nacional. Esto falsea las condiciones económicas del mercado productivo. Una verdadera lucha contra este mal debe atacarlo también en sus movimientos financieros”.

El documento también establece que el narcotráfico es una realidad cada vez más alarmante y que es “falso” que Bolivia solo produce y no consume, pero además el territorio es utilizado para el tránsito de droga producida en otras naciones. 

“Ser país de tránsito habla muy mal de la capacidad de interdicción, incluso puede ser interpretado como complicidad de nuestras instituciones. Ser un país consumidor es causa de graves problemas relacionados con la violencia, la corrupción y el abandono de los valores culturales”.

Expansión del narcotráfico y droga

La Confederación Episcopal de Bolivia cree que la “cadena narcotráfico” se va extendiendo en Bolivia, que da origen a nuevos y graves delitos conexos como la inseguridad, las muertes violentas, la profusión de crímenes, como los secuestros o las extorsiones, lo que están presentes en las ciudades y pueblos e incluso afectan a la estructura y bienestar espiritual de grupos sociales y de las familias.

Estos ilícitos se incrementaron en las ciudades pero también en comunidades rurales por la relación entre e esta actividad y el crimen organizado. Es como hubiera una especie de “jurisdicción exclusiva sobre determinados territorios, personas, negocios en los que nadie ni las instituciones del orden pueden intervenir”.

“La gravedad del problema radica también en que el narcotráfico se ha organizado en bandas nacionales e internacionales con enorme capacidad logística, con grandes recursos financieros y armamento sofisticado y con una siempre mayor propensión a diversificar sus actividades criminales, en función de las debilidades institucionales de cada país”.

Causas y resignación

Pero la Conferencia Episcopal Boliviana sostiene que las consecuencias de las drogas tienen perversas secuelas personales, sociales y espirituales y que denotan hondos desajustes de la sociedad contemporánea. El consumo de drogas revela la situación de pesimismo, el sinsentido de la vida y la ceguera para captar los valores trascendentes en nuestra sociedad.

Los obispos llaman a no ser indiferentes a esta problemática y menos a asumirla con resignación como un mecanismo de evasión de este flagelo. “No es verdad que el problema de las drogas no tenga solución, como sostienen algunos sectores de la sociedad. Apreciamos las instituciones que trabajan en bien de la prevención y lucha contra el narcotráfico, y valoramos las instancias educativas que promueven la recuperación de los valores y de los adictos”, afirman.

La coca

Pero la CEB también se refiere a la hoja de coca y destaca el valor del acullicu en el trabajo físico de las personas. “El país se merece acciones pensadas desde la cultura y el alma de su pueblo, con respeto por sus costumbres y su dignidad”.

Sin embargo, también percibe que falta mucho por adecuar la cantidad de cultivos a las reales necesidades del uso permitido de la hoja de coca. “A pesar de los datos que dan cuenta de la disminución del cultivo de la hoja de coca, hay un aumento de la producción y comercialización de la cocaína, por las nuevas técnicas de la elaboración de la droga”.

Al final del documento los obispos ofrecen diálogo entre todos los sectores de la sociedad y en particular con las autoridades para pensar hacia el futuro y con esperanza sobre este escenario vinculado a esta problemática.