El GPS detecta agua, pero no hay ni rastros del lago Poopó
El GPS alerta que su portador atraviesa las aguas del lago Poopó, pero la realidad es completamente diferente. El vehículo recorre un terreno agrietado, hasta que se encuentra de frente nada menos que con una inmensa extensión de totorales, pero agua; nada de nada,
Cerca de la totora que se ha dado maneras para crecer en la pampa, un bote yace abandonado en medio de la nada, amarrado a un palo. Al otro lado, la tierra húmeda, agrietada, y con musgos, de esos que se encuentran al fondo de las superficies acuáticas.
Cuando uno se hace a la idea de que un lago se secó, inmediatamente se viene a la mente una extensión medible, detrás de la cual espera ver el paisaje azul, pero lo que ha ocurrido con el Poopó es mucho más grave, se han perdido kilómetros y kilómetros de agua.
En el horizonte se observa un brillo parecido al líquido, inevitablemente se siente ansiedad y se apuran los pasos para llegar y al menos mojarse las manos, pero se comprueba que era solo un espejismo o el efecto que aparece a la distancia cuando esa superficie se tiñe de algo parecido a la sal.
Un equipo de EL DEBER atravesó la carretera hacia Potosí, hasta llegar a la población Poopó, ubicada a 60 km de la capital de Pagador, de ahí ingresó 14 km hasta una población llamada El Choro. Las referencias indicaban que desde allí se podía llegar siguiendo por Santa María hasta el lago, o lo que queda de él.
Con la señal del GPS y de una senda marcada por las huellas de vehículos que pasan por ahí, se sigue la búsqueda. Tras hora y media se pierde la señal de celular, así que a confiar en Dios. En la ruta, un joven en su motocicleta sonríe ante la pregunta de ¿dónde es el lago? y responde, “es allá”, dice mientras apunta con el dedo, “aunque no hay agua, antes sí había, pero se ha perdido”, enfatiza.
Más adelante, un niño de ocho años detiene su recorrido en bicicleta y da una respuesta similar, “todo esto era el lago, mi mamá dice que había agua, dicen que aún hay más allá pero la verdad no conozco”.
La señal del GPS regresa y ubica al equipo, supuestamente en medio de las aguas. Kilómetros más adelante, efectivamente quedan rastros del Lago, pero ya es tarde para llegar hasta ahí. El Poopó ya no es ni la sombra de lo que era, hay un largo recorrido de retorno, el sol se oculta en el horizonte, así que es inevitable volver sin mojar las manos