Encuestas, para qué sirven

Por Redacción dat0s
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encuestas electorales, políticas

Las fortunas, el hacerse rico y algunas preguntas que no se activan en las encuestas.

La estrategia de postergar las elecciones debilita claramente la candidatura de Samuel Doria Medina que se prepara como ganador, casi listo. Por ejemplo, si uno preguntaría (ninguna encuesta lo ha hecho) sobre si es legítimo investigar las fortunas de la dirigencia del MAS, si es justo que la gente sepa cuanto se han robado, habría un 80% que diría sí, pero ese porcentaje podría haber disminuido ante la posibilidad de retrasar las elecciones. En la misma hipótesis crece la percepción del electorado sobre la ausencia de una cabeza para derrotar al MAS. Bueno, y así en muchas cuestiones va pasando lo mismo.

No es muy diferente lo que está pasando con otros gobiernos del mundo. Parece ser que cuando hay una crisis económica, o una demanda económica, o demandas materiales insatisfechas, la sociedad tiende a alejarse de los valores que propone el gobierno. Al no tener nada que ofrecer debe orientar sus fuerzas al clamor de acciones de fuerza y argumentos de descomposición social. Se ha visto el vendaval ideado por el gobierno tras las denuncias de un militar sin ninguna credibilidad que ha vuelto a sacudir el ambiente político y, luego, a la par, el ministro de Gobierno Eduardo del Castillo que no se atreve a detener a Evo Morales que hace tres meses esta “escondido” en una población del Chapare, ordena al Ministerio Público (subordinado al Ejecutivo) emita las respectivas citaciones para detener a supuestos ciudadanos (claramente opositores) que se habrían prestado a la aventura golpista.

El MAS quiere evitar a cualquier costa la justicia. Y se aferrará a cualquier argumento para aferrarse al gobierno los próximos cinco años. Bueno sería que los candidatos a la presidencia de la oposición se encarguen de estos temas, tal vez los valores de la democracia se fortalezcan rápidamente mostrando la descomposición de las filiales masistas, en lugar moverse triunfalistas en un escenario altamente incierto, gelatinoso y explosivo.