ENTREVISTA: Ely Salguero. Una cita con más y nuevos desafíos

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Foto: Dat0s

“Quiero hablar de todo”. Elizabeth Salguero decide que la entrevista no tenga límites, la exponga. Se siente cómoda y en libertad para hacerlo. Acaba de ganar una convocatoria para ocupar el cargo de gerente ejecutiva de la Fundación Viva. Será otra de las causas por las que pelee. Esta vez, aunque no deja de pensar en los derechos de la mujer o en los pueblos indígenas, la cita es otra aunque parecida: con la tecnología visualizada en aplicaciones contra la violencia para prevenir el crimen, la trata y tráfico, dos entre muchos otros temas que ella ya había visto antes pero que han crecido; se han convertido en una lacra social. La preservación de los animales en extinción y el adecuado uso de los desechos son su preocupación. Casi al final de la charla que sostuvimos en los ambientes de su oficina, rodeada de un equipo de Millennials, dice que se siente feliz por estar involucrada ahora en lo mismo pero desde otro ángulo. Ely, como la conocen todos, abrazó diferentes causas desde que comenzó a pensar que la lucha de una puede alcanzar a otros.

En 2005, por decirlo de alguna manera, fue un momento de quiebre en su vida. Hasta entonces era consultora y líder de opinión en espacios en los que había trabajado y desde donde creía que ya podía comenzar a cambiar el mundo; incluir a más mujeres en la lucha por alcanzar sus derechos; algo que hasta entonces era apenas un sueño. Ese año la invitaron a integrar un movimiento político que sería más tarde parte medular de un cambio que sumaría muchas adhesiones: el Movimiento al Socialismo MAS. La política no era ajena a ella. En 2006 ocupó por primera vez junto a un grupo de mujeres, muchas del pueblo, un curul en la Cámara de Diputados. Allí trabajó varios proyectos que impulsaron el cambio.

Su vida adquiría otro componente. Como ella misma afirma, “ahora tenía la oportunidad de trabajar de adentro”. “Propusimos varios proyectos que más tarde fueron promulgados a Ley”. No recuerda todos pero entre los importantes menciona algunos como la trata y tráfico; discriminación, violencia de género, acoso y muchas otros. Ely Salguero es una mujer de ciclos. Años más tarde los equipos de campaña del MAS midieron su ascendente llevándola como candidata a la Alcaldía de La Paz para las elecciones de 2010. Fue una rica experiencia que la hizo pensar en la magnitud de las necesidades de la gente. “Sentí miedo”, confiesa. Pasó luego al frente del Ministerio de Culturas y Turismo donde volvió a encarar las múltiples facetas de la pluriculturalidad. Descolonización, patrimonio, inclusión de los pueblos originarios en la agenda turística. Cumplía otro de sus sueños.

Un año más tarde los propios resultados de su gestión la llevaron a otro rumbo. “Se decidió que había que posesionar el nombre de Bolivia en el mundo y me invitaron a asumir la embajada de Bolivia en Alemania concurrente en Polonia y Suiza”. Recuerda el rencuentro con el patrimonio perdido. La Ilha del Ekeko volvía a Bolivia después de 180 años para reincorporarse a nuestro patrimonio después de un saqueo millonario. A su retorno, decidió alejarse del ruido efervescente de la política militante y pasó a formar parte de la oficina de las Naciones Unidas en el escritorio ONU Mujeres. Era como si de repente lo presencial se materializará con nuevos desafíos. Todo hacía sentido, como ella lo relata en la siguiente entrevista:

 

¿Cómo llegaste a involucrarte con un proyecto político?

Provengo de los movimientos sociales y en específico del movimiento feminista boliviano. En los 90´trabajé haciendo incidencia política promoviendo políticas públicas a favor de los derechos de la mujer. Como líder de opinión en espacios que ocupaba en los medios de comunicación fui invitada a integrarme a las listas de parlamentarios del MAS el 2005; puse la condición que se respetará la ley del 30 por ciento (incorporación de la mujer) y que debía ocupar la franja de seguridad. En esa gestión logramos elaborar 12 leyes en favor de las mujeres y de los indígenas para que sean incluidos como actores del desarrollo, sin machismos, racismo ni discriminación. Impulsamos una oficina que se encargaba de trabajar temas como el de los derechos trasversales específicos, los de la mujer y de los pueblos indígenas en la que participaron varias organizaciones. Fue durísimo porque había resistencia de las propias mujeres que en ese momento éramos apenas un 20 por ciento en la Cámara, pero ganamos un espacio del 50 por ciento en la siguiente legislatura.

 

¿Recuerdas algún momento especial en este periodo?

Con la Ley de Acoso y Violencia Política fue frustrante porque tuvimos que traer a las alcaldesas y concejalas junto a sus esposos para sensibilizarlos. Se decía que el problema era un invento de las feministas. Se escucharon experiencias tan duras como el asesinato de la concejala Juana Quispe. Fueron momentos dolorosos exponerlas por la resistencia patriarcal de negarse a aceptar estos hechos.

 

Luego fuiste candidata por el MAS a la Alcaldía de La Paz, ¿cómo diste ese paso?

En ese momento seguramente pensaron en mí porque era conocida, pero no fue fácil. Muchos sectores dentro y fuera del partido pensaban que la mujer no estaba preparada para encarar desafíos de esta anaturaleza. Era difícil competir con alguien que había estado 10 años en la alcaldía y lo había hecho bien. Fue una misión casi imposible; a pesar de esas condiciones adversas se logró elegir más concejales que en la anterior gestión.

 

¿Recuerdas algún momento especial en ese proceso que te haya hecho pensar en botar la toalla?

Con tanta necesidad de la ciudad asumir semejante reto fue difícil. Sentí miedo por la magnitud de las necesidades y de pobreza; la realidad de no saber responder y enfrentarse con todas esas necesidades. Fue algo muy reflexivo y personalmente de una magnitud superior a la que me había imaginado. Eso comparado con las pugnas, presiones, campañas sucias, resultó poco ante tremenda responsabilidad.

 

“La derrota fue un momento duro. Ese año se perdieron varias alcaldías, pero incluso con la derrota en el plano departamental el MAS seguía siendo la primera fuerza nacional”. Pasada esa nueva nueva experiencia Elizabeth Salguero volvió a su fuerte desarrollando consultorías para ciertas reparticiones de la administración central. El camino seguía abierto a la consecución de nuevas metas. En 2011 es convocada a asumir el Ministerio de Culturas y Turismo en el primer equipo de colaboradores del presidente Morales. “El corazón de ese ministerio es la revolución democrática cultural y el gran objetivo contribuir al proceso de descolonización y cualquier forma de discriminación y, por supuesto encarar el turismo y la interculturalidad”, dice Salguero de espaldas a los ventanales que hacen vista desde el tercer piso del edificio que ocupa la Fundación Viva. Las voces de los empleados se cruzan de vez en cuando en sonetos menores mientras sigue hablando tratando de hilvanar en la memoria recuerdos de su paso por la gestión pública.

“Me organice mentalmente para que mi trabajo en el ministerio sustentará la revolución cultural basada en tres elementos: superar el racismo, la discriminación y el machismo con la idea que somos un país pluricultural no solo a nivel étnico sino geográfico y territorial; destino de diversidad biológica y fortaleciendo nuestra identidad cultural”. Así encaró su gestión ministerial. “Un proceso largo de educación elemental que reivindica los valores de una cultura ´cool´ en materia gastronómica, vestimenta y costumbres que se reflejan en los espacios de conquista de los pueblos originarios, sus derechos y valores ancestrales”.

En la década de los 70 y 80 ya se habían tornado los primeros colores con estos matices. La música fusión de Wara por ejemplo avanzó en la época un sentido de reivindicación cultural de nuestras raíces a través de la música. El surgimiento de un movimiento mundial que se expresó con el hipismo; el rock de vanguardia, las flores de Woodstock, los primeros símbolos contra la guerra. Ella acepta aunque dice que en Bolivia fue un movimiento aislado que hoy ha crecido exponencialmente. “Se ha conseguido masificar esa identidad. Una Daisy Wende en moda por ejemplo; hoy se han incorporado muchas mujeres diseñadoras y en otras tantas manifestaciones culturales”. En el ministerio trabajó en la marca país en ferias internacionales y posesionando el nombre de Bolivia como destino turístico. “El ´Bolivia te espera´ fue un trabajo que involucró a varios sectores”, dice.

Su salida del ministerio tuvo un motivo desde la misma perspectiva. Cerrar los círculos que se constituyen en torno a ella. Fue invitada a asumir la embajada de Bolivia en Alemania porque “había la necesidad de reforzar la imagen del país en el mundo. “Se necesitaba en este nuevo periodo personas que reforzarán las relaciones internacionales”. En los tres siguientes años que dura su misión en Berlín logró recuperar del Museo de Berna en Suiza, la Ilha del Ekeko. “Una pieza tan importante del patrimonio y la identidad cultural volvió a Bolivia después de 184 años”. Durante ese mismo tiempo trabajó con empresas de Austria y Suiza en el proyecto del corredor bioceánico y en temas de la cooperación.

Culminado el periplo europeo trabajó en la oficina ONU Mujeres en La Paz donde se volvió a involucrar en los espacios de reivindicación a favor de la mujer. “Me encantó la idea de ser un nexo entre la sociedad y la cooperación”. De ese periodo recuerda la campaña HeforShe que movilizó recursos de la empresa privada para fortalecer la Responsabilidad Social Empresarial. “Logramos muy buenas experiencias, acciones y productos; el más lindo la Semana de Arte HeforShe colocando a Bolivia entre una de las capitales del mundo en esta actividad”.

Dos días después de la entrevista nos volvimos a reunir en su oficina. Ese día, para las fotos lucía una blusa fucsia que resaltaba su sonrisa. Un rato, mientras esperamos que el flash de las fotos tome cuenta del ambiente, me preguntó si había descargado la aplicación “Vivo Seguro que acaba de ser presentada como contribución de la telefónica a la seguridad ciudadana. Me recuerda que todos podríamos ser víctimas de la violencia, el acoso, la trata y tráfico.

“Es un desafío lindo; no solo sigo trabajando en lo que me gusta, sino que se agranda mi enfoque ampliando áreas desde la Responsabilidad Social Empresarial. Es una oportunidad para adquirir nuevas de experiencias en la empresa privada”. Explica que su trabajo en la Fundación Viva está básicamente vinculado a tres áreas: seguridad ciudadana, medio ambiente y uso responsable de la tecnología y educación. “Dentro de nuestro programa de Seguridad Ciudadana hemos lanzado la nueva versión de la aplicación Vivo Seguro con la campaña ´Una llamada puede salvar tu vida´”. “Con esta nueva aplicación puedes comunicarte con la estación policial más cercana donde te encuentres; es una descarga ligera y fácil de usar, no ocupa espacio y la llamada gratuita sin importar el tipo de operador que tengas. Se trata de un servicio a la comunidad en la que encuentras todas las estaciones de la policía, líneas de emergencia y otras reparticiones policiales en 286 líneas a las que te puedes dirigir para que te atienda con facilidad”.

Saca la última sonrisa de la mañana mientras nos despedimos detrás de las herméticas puertas de metal del ascensor que la conduce de vuelta a su oficina. Es hora de seguir trabajando.

 

 

 

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