Histórico mercado Lanza: Insalubre e inseguro

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Foto: El Diario

“Nos han encajonado, la única solución sería  hacer otro”. Así describen las caseras del mercado Lanza su situación dentro de la actual infraestructura comercial estrenada hace ocho años. Insalubridad,  descuido, caos e inseguridad por consumo de alcohol y venta de drogas son algunos de los problemas que hacen urgente una reorganización.

“Ya son ocho años que estamos dentro del nuevo mercado. En ese lapso la infraestructura nos ha jugado en contra y se ha ido deteriorando. La venta no es buena porque no hay clientela. La planta baja está abandonada y genera inseguridad, en los pasillos corre alcohol y hasta droga”, señala Juan Carlos Salazar, representante de la Asociación Lanza Central N° 1, que aglutina a 120 comerciantes de carne, abarrotes, verduras y comida.

Aunque el mercado  se origina en los tambos asentados al rededor de la iglesia San Francisco en la época colonial, la primera construcción del Lanza fue inaugurada en 1937, dos décadas después que la modernización de la urbe requirió el embobedado del río que dividía la ciudad en dos. Esta primera infraestructura fue construida con la venta de los cueros que los carniceros entregaron a la Alcaldía para no ser relegados a los canchones a las afueras de la ciudad.

Desde entonces el centro de abasto que tomó el nombre del regimiento en el que la mayoría de los comerciantes participó en la Guerra del Chaco sufrió varios cambios. En julio de 2010, con fiesta y ch’alla   la comuna entregó a las vendedoras de 14 asociaciones de comerciantes el nuevo mercado Lanza. Al mes,  las caseritas comenzaron a dejar el lugar. Era frío, oscuro, parecía un laberinto y sus clientes las dejaban.

La semana pasada el Concejo Municipal de La Paz emitió una minuta de comunicación de 18 puntos en los que recomienda la elaboración de un plan integral de revitalización y refuncionalización del centro de abasto. Luego de una inspección, el presidente del legislativo edil, Pedro Susz  afirmó  que la necesidad de una intervención  es urgente.

En el Lanza, los 14 accesos y salidas a las calles Evaristo Valle, Figueroa y a la plaza de Los Héroes se han convertido en un enredo. Sin señalización, 60 rampas de subida y bajada se conectan con decenas de   pasillos  flanqueados por  mil anaqueles. No todos conducen a los accesos  sino  a rincones oscuros donde el olor a humedad, cigarro, alcohol y  orines se condensan en  una nube helada y nauseabunda.

En esos espacios las casetas están  cubiertas  de una masa negra de polvo y grasa que  muestra  que hace mucho que no abren. En sus sombras  se refugian grupos de bebedores, descuidistas, inhaladores de clefa y hasta parejas.

“Nuestro ‘Merlan’ se está muriendo y en contraposición está creciendo un  mercado de la perdición. En la planta baja se vende alcohol y hasta droga. Parejitas llegan sanas o borrachas a esconderse entre los anaqueles para hacer cosas impropias. Viendo esas cosas la gente ya no viene y no hay venta”, asegura un  vendedor que prefiere no dar su nombre para evitar represalias.

Y es que desde que los comerciantes fueron ingresados a ese “gran bloque” de cemento viven en la inseguridad, tienen  rencillas entre  sectores y la idea de una dirigencia única que aglutine a las 14 asociaciones se ha perdido. Cada sector tiene su propia representación y por el momento se han juntado para pedir a la comuna la intervención del mercado.

“Es bien peligroso, hace años -si se acuerda- una parejita ha muerto. El chico le disparó a la  joven  y luego se quitó la vida”, dice otra vendedora.

Los joyeros también recuerdan el hecho y suman a esa historia el asalto a mano armada de uno de sus compañeros. “Eran unos extranjeros, todo le han robado”, relata una de las artesanas mientras vigila de reojo a un grupo de bebedores y descuidistas que pasa por el sector. “Todos los días deambulan por todo el mercado”, afirma.

Su queja es evidente. Son las 11:15 y en uno de los pasillos que desembocan a uno de los accesos de la calle Evaristo Valle hay por lo menos 15 personas entre hombres y mujeres que consumen alcohol en grupos de cuatro o cinco personas. Uno de los varones saca  una gaseosa  y un singani de una bolsa negra, mientras que unas muchachas sacan de su  mochila una bebida de color azul.

Para el mediodía y al sentirse observadas las muchachas y los más jóvenes se retiran hacia otros sectores. Los que se quedan  compran nuevas bebidas en los kioscos de los mismos comerciantes del mercado.

“Pero no solo es alcohol, se está vendiendo droga. No hay quien diga nada, hemos pedido policía pero no vienen. La planta baja es la más peligrosa”, dice  Leandra Quispe, secretaria general de la Asociación 26 de mayo.

Insalubridad en una obra bruta

“Nos han entregado obra bruta”, afirma  Nora Quisberth, secretaria de actas del sector floristas. “Como ve todo es cemento, no está pintado, no hay cerámica en los pisos. En los pocos sectores que hay revestimiento es porque las compañeras, con sus propios aportes, han financiado los trabajos”, manifiesta.

En la última planta están ubicadas las comideras. En uno de los  más de 15 corredores las barandas están recién pintadas y sus pasillos tienen cerámica. Hay unos cuantos obreros realizando algunos trabajos bajo la mirada de una de las dirigentes.

“Nosotras con nuestros aportes estamos haciendo los trabajos, para que el lugar esté bonito  y la clientela  no se vaya”, afirma una de las vendedoras.

En este sector ninguna de las caseritas tiene tiempo para conversar. Dicen estar muy  ajetreadas por la cercanía del almuerzo pero también   tienen miedo de ser regañadas por las dirigentes del sector. Muchas aseguran que solo alquilan el puesto.

Aunque ponen de su parte para mantener la infraestructura los problemas salubres saltan a la vista. Las palomas vuelan de viga en viga y las plumas y su excremento bañan paredes y pisos. El sistema de aguas residuales ha colapsado y la basura está en todos los rincones.

“Cuando nos han traído nos mostraron otra maqueta. No es como nos prometieron. El mercado está abandonado, abundan las palomas y muchos lugares se han convertido en baño público”, dice Quisberth.

La competencia  desleal es otro de los problemas. El puesto de  Leandra está ubicado al ingreso de las calles Figueroa y Mariscal Santa Cruz. Pese a que está en pleno paso en una hora de charla ni un cliente se ha acercado.

“La gente compra al paso en los ambulantes y puestos de afuera. Cuando nos metieron la Alcaldía prometió que no habría puestos  500 metros a la redonda”, dice.

Día que pasa más puestos se van cerrando porque los vendedores deben volver a las calles. “No hay venta, no queda más que irse o volver a salir a la calle”.

Concejo: “Es necesaria   una intervención inmediata”

Un plan de revitalización y la intervención inmediata del mercado Lanza han sido solicitados por el  Concejo Municipal de La Paz. El presidente del  legislativo edil, Pedro Susz, espera que el ejecutivo tome acciones lo más antes posible.

“Es evidente que el mercado no está funcionando como debiera. Hay muchos puestos que no abren  y esto se debe -en buena medida- a los problemas que confrontan  las vendedoras y los propios  clientes que no disponen de  una buena señalética que les permita orientarse de manera correcta”, señaló Susz.

Tras una inspección el miércoles pasado el Concejo aprobó una Minuta de Comunicación para la intervención del  histórico centro de abasto. El documento fue remitido al ejecutivo edil.

“Estamos recomendando el tema de limpieza,  falta de electricidad en algunos sectores  y de seguridad. Pero también que se elabore un plan de revitalización y refuncioalización con planes de corto, mediano y largo plazo”.

Indicó que urge trabajar en las  rajaduras que aparecieron  y los desbordes de aguas servidas. “En el caso de las comideras no hay un sumidero para las aguas residuales que generan”, dijo.