Inseguridad: Muerte en el Estadio

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La muerte de Kevin Beltrán Espada, un niño de 14 años, desnuda las deficiencias de la seguridad en los campos deportivos y la falta de prevención y equipamiento de las fuerzas del orden. El hincha de San José murió por el impacto de un explosivo que medía 46 cm.

No hay casualidades. Hay causas que dependiendo el extremo se convierten en tragedias. Este año murieron más de 100 personas en accidentes de tránsito. Un policía acuchilló a su esposa destapando más casos de violencia contra la mujer. Un joven de 22 años fue baleado en plena  vía pública al mediodía en Santa Cruz, por 200.000 Bs. Un niño de 14 años murió por la  explosión de una bengala en un estadio de fútbol, que le perforó la cabeza.

En algunos de estos casos y en muchos otros: trata de blancas, narcotráfico, drogadicción alcoholismo, tráfico de órganos… un mutis cómplice de las autoridades encargadas de la seguridad ciudadana dice poco de la importancia por la vida.

LA MUERTE EN EL ESTADIO

El jueves 21, un día después del partido de fútbol entre Corinthians de Brasil y San José de Oruro por la Copa Libertadores, la casa de Kevin Beltrán Espada (14) presentaba un cuadro desolador. Lágrimas y muchos recuerdos. Sus familiares velaban el cuerpo del adolescente que un día antes murió en el estadio Jesús Bermúdez de Oruro mientras presenciaba el partido entre San José y Corinthians.

La familia no quiso dar entrevistas, pero los compañeros de colegio de Kevin lloraban y lo recordaban con palabras de ternura. Una de sus compañeras del colegio Edmundo Bojanowsky que cursaba con él el tercer grado de secundaria, dice que sentirá su falta. “Él era una gran persona, educado y siempre dispuesto a colaborar en todo”. Otra de las compañeras, con lágrimas en los ojos dice que es “una gran pérdida, nos deja solos”. “No lo podemos creer, no podemos creer que ya no lo volvamos a ver”, repiten y lloran.

De acuerdo a miembros de la familia Terán Espada, Kevin pidió a sus padres viajar a Oruro para presenciar el partido, y aunque hubo oposición, porque estaba en época de clases, primó el entusiasmo de que un equipo como el Corinthians no llega cada vez a Bolivia. Era una gran oportunidad para ver a grandes ídolos del fútbol como Alexandre Pato y al plantel que el año pasado ganó el Mundial de Clubes.

SAN JOSÉ VS. CORINTHIANS

Corrían los primeros 5 minutos del fatídico encuentro por el grupo 5 de la Copa Libertadores esa fría noche orureña y Corinthians se adelantó en el marcador con un gol del peruano Paolo Guerrero. En medio del festejo de la hinchada del equipo paulista, una bengala de tipo señalizador con paracaídas que es usado como instrumento de iluminación en ejercicios de la marina, de 20 pulgadas de largo (46 cm) por 2.5 de diámetro, fue disparado por los “torcedores” brasileños, desde la curva sur donde se encontraban, hacía la parte alta de la tribuna de preferencia donde desde las 7 de la tarde se habían ubicado Kevin y su primo para presenciar el partido, a una distancia de aproximadamente 50 metros de los hinchas corintianos.

El artefacto explosivo impactó en el ojo derecho de Kevin provocando su deceso casi de manera instantánea. De acuerdo al informe forense emitido horas después del suceso, la muerte fue por “traumatismo encéfalo craneano, causada por la penetración de un objeto explosivo que ingreso por el ojo derecho y le atravesó el cráneo con orificio de salida”.

EL VIAJE A ORURO

Los familiares de Kevin relatan que cuando obtuvo el permiso de sus padres para ir a Oruro, estaba feliz. Esa mañana salió de su casa en la zona de Pacata Alto con una alegría especial junto a uno de sus primos para alentar al equipo “Santo”. Quién sabe, dicen, sea el único consuelo. “Antes de ir a Oruro estaba muy feliz”. Kevin era hincha devoto del cuadro de Oruro desde corta edad y cada vez que podía iba al estadio a ver jugar al equipo de sus amores. La familia Terán radica desde hace siete años en Cochabamba. Al conocer la trágica noticia, directivos del Corinthians se contactaron con la familia de Kevin para ofrecerles apoyo. Nadie sabe los pormenores de esa charla y los familiares tampoco quieren manejar ninguna hipótesis. Después de recoger las primeras pericias sobre la muerte, el ministerio público llegó a la conclusión de que fue un “asesinato”, descartando la hipótesis de la defensa de los imputados de que se trató de un “accidente”.

Por su parte, el juez que atiende la causa, Julio Guarachi, dispuso el traslado de 12 “torcedores” brasileños a la cárcel pública de San Pedro de Oruro. Lo curioso es que una semana después, el presunto autor del crimen, se presentó en una comisaria en Brasil, situación que fue considerada una maniobra para evadir la justicia en Bolivia. Hasta el cierre de la presente edición 12 hinchas del Corinthians seguían detenidos en Oruro. El supuesto autor de disparar la bengala es un menor de 17 años que no es imputable por delitos penales.

INSEGURIDAD EN LOS ESTADIOS

El club Corinthinas tiene una de las barras más caldeadas del Brasil. Una delegación de fanáticos acompaña al equipo en todos los partidos que disputa fuera del país. Llegaron a Bolivia en un vuelo que culminó en el aeropuerto de El Alto y luego embarcaron a Oruro.  Arribaron al estadio José Bermúdez poco después de las 18hrs y se instalaron en la curva sur. La policía encargada de la seguridad del campo deportivo dejó ingresar a los hinchas del equipo brasileño sin ejercer autoridad y, lo peor, sin ningún control. Ha quedado demostrado, que la policía y la Federación Boliviana de Fútbol no tienen niveles de coordinación adecuados para prevenir incidentes en un cotejo internacional.

El departamento jurídico del club brasileño ya está preparando una estrategia de defensa para conseguir la libertad de los detenidos. Pero a nadie en Bolivia se le habría ocurrido que parte de esa estrategia hubiera sido que el autor se entregue en Brasil. Un familiar de Kevin dijo que la situación de los detenidos no cambiará hasta que termine la investigación. Los abogados del Corinthians dicen que la seguridad del estadio esa noche era responsabilidad del equipo  Boliviano.

El presidente del club, Mario Gobbi, dijo que “estaba mirando por Internet, periódicos, videos y parece haber sido un accidente, algo involuntario. No Creo que alguien vaya a un partido de fútbol para matar a otra persona”. Pero, contradiciendo las palabras del presidente del Corinthians, el director jurídico del equipo, Luiz Alberto Bussab, minimizó el riesgo de castigo impuesto por la Conmebol al equipo brasileño que deberá jugar el resto de los partidos de la Copa Libertadores que le toquen como local, a puertas cerradas.

Bussab dijo que “de acuerdo con el reglamento de la Libertadores, un club cuyos partidarios practican un delito grave, puede recibir diferentes tipos de sanciones, incluso la eliminación del torneo”. Y más adelante añadió que “el equipo no debe sufrir sanciones porque el dueño de casa era San José; fue una fatalidad, pero Corinthians como entidad no contribuyó absolutamente en nada para que eso suceda”. Restando crédito a las versiones de que la dirigencia del Corinthians subvenciona el viaje de los hinchas, Bussab sentenció que no existía ningún tipo de vínculo entre el club y los aficionados que esa noche llegaron a Oruro. “El viaje no fue subvencionado”, aseguró.

Se calcula que unos 500 simpatizantes del Corinthians fueron retenidos por la policía al terminar el encuentro, mientras la multitud orureña les gritaba “asesinos”. El técnico del equipo brasileño, Tite, que tardó en aparecer para la entrevista después del partido, se negó a hablar de lo sucedido. Pero cuando lo hizo, no pudo evitar referirse al tema. Dijo llorando que “no se puede ganar a cualquier precio, el deporte tiene otro significado. Yo cambiaría mi título mundial por la vida del niño”.

Para abandonar Oruro, los jugadores y el cuerpo técnico del Corinthians fueron acompañados por la policía en el trayecto entre el hotel y el aeropuerto al día siguiente del partido. Después de las amenazas vertidas por los aficionados bolivianos contra los brasileños, la mañana fue tranquila y sin incidentes. Aunque la delegación no pudo ocultar tristeza y preocupación por lo sucedido. “Pocos de nosotros pudo dormir durante la noche. Fuimos muy bien recibidos aquí, pero nos vamos muy tristes”, dijo el capitán Alessandro.

Además de la sanción que pesa contra el equipo brasileño las revistas deportivas especializadas de Brasil, indicaron que el Corinthians había vendido 82.500 entradas para los tres partidos que iba a disputar como local en la Copa Libertadores.

Reglas para evitar a los holligans

1. No importa si el hincha pertenece a la barra o no, pero si comete cualquier acto de violencia no debe ir a un escenario deportivo. Los autores de un crimen deben ir presos y los implicados en incidentes menos serios deben ser expulsados de los escenarios deportivos.

2. Para mantener alejados a los peleadores de la barra, estos deben ser convocados a la comisaria al momento de los partidos de su equipo, o mejor todavía mantenerlos prestando servicios a la comunidad.

3. Un hincha violento debe perder el derecho a frecuentar los escenarios deportivos

4. Las barras modernas se desafían por internet. Es necesario acabar con esa grotesca costumbre invirtiendo en inteligencia y prevenir los enfrentamientos movilizando una fuerte presencia policial y reforzando los controles.

5. Se debe prohibir el ingreso a los estadios de artefactos explosivos

6. Los escenarios deportivos deben tener medidas de seguridad adecuados

7. La impunidad es uno de los principales estímulos para la inseguridad en los estadios. Por eso los responsables de acciones violentas deben ser encuadrados en los crímenes ya previstos en la ley: agresión y homicidio.

8. Cada club debe acabar con el tratamiento privilegiado que se da a determinados hinchas como descuentos, viajes; espacios reservados en los estadios para guardar banderas y explosivos.

9. Una de las principales revoluciones del fútbol europeo en las últimas décadas es que los estadios son centros de distracción familiar. Los equipos ganan más; los hinchas llegan más temprano, frecuentan los restaurantes, compran productos oficiales en las tiendas dispuestas en los estadios y, esto hace, que los grupos que solo quieren pelea se alejen.