La Paz se vuelve popular

Por Flavio Machicado con dat0s
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La Paz se vuelve popular, revista datos nro 212
Foto: Gonzalo Laserna | Ivan Rodríguez Petkovic

La geografía de la ciudad de La Paz se forjó al ritmo de gélidas eras glaciales y más de una fogosa desglaciación –a veces con violencia, otras con lenta erosión. Adheridos continentalmente hace millones de años al África, con nuestro terruño otrora parte del lecho marino, la sede de Gobierno ahora desciende abruptamente del altiplano andino para elevarse con un canto de almas de barro al Illimaní, en el misterioso Valle de las Ánimas.

La gran Chuquiago Marka recibe su nombre de un sembradío de papa, pero en realidad son los fetos de llama que han quedado plantados en todo rincón. Los cementerios de elefante, donde alcohólicos van a terminar para siempre su adicción, inspiraron relatos de autores como Jaime Saenz, René Bascopé y Víctor Hugo Viscarra. En la actual generación ese submundo fantástico es celebrado por Marco Loayza en Averno o Adolfo Cárdenas en Periférica Blvd.  En nuestra ciudad fantástica las paredes se convierten en una red social y el aymarañol es también un ser vivo, fruto del mestizaje lingüístico. Entre entradas folklóricas que celebran el sincretismo religioso y bares como la Ruta 66, reconocido como el primer bar de cocaína del mundo, los extranjeros que visitan nuestra urbe se asombran cuando descubren la irónica y retorcida vibra del paceño.

La Paz, teleférico blanco

Una frontera de ladrillos y cemento entre picos nevados y la puerta a la Amazonia, conectada por la apropiadamente bautizada carretera de la muerte, nuestra ciudad alucina a todo turista que entra en nuestro laberinto. Con la nueva red de teleféricos y transporte moderno, como el Puma Katari, se incrementa la funcionalidad de la hoyada como un Hub para visitar Copacabana, Tiwanaku, Coroico, Rurrenabaque, el Salar de Uyuni, Sorata y muchos otros destinos. Con cada avance en nuestra infraestructura y servicios, la urbe paceña se hace cada vez más atractiva para los visitantes que pierden el miedo a la altura y descubrir un espacio geográfico de ensueño.

Este mundo de encanto ha hecho con que La Paz se convierta en la primera ciudad de Bolivia a ser visitada por turistas de distintas nacionalidades. De acuerdo a datos proporcionados por las oficinas de La Paz Maravillosa, La Paz recibe al año alrededor de 600 mil visitantes entre nacionales y extranjeros. Hace apenas 20 años era raro ver europeos o asiáticos caminar las empinadas calles paceñas. Ahora gozamos de una afluencia mediana de turistas que descubren hostales entre recónditos callejones, para luego aventurarse a la feria de El Alto y ver volar a cholitas luchadoras.

El ritmo de una era digital, donde la información se comparte en tiempo real, obliga a nuestra urbe a seguir trabajando en mejorar sus servicios. Los turistas tienen información cada vez más completa del entorno en las ciudades que pudieran elegir. Variables como el clima, tipo cambiario y estabilidad política influyen en el mercado de destinos. Pero es innegable que los visitantes que llegan a La Paz lo hacen atraídos por una fuerza mágica que los obliga a una introspección de amenidad y aventura. Varias revistas y diarios del mundo han volcado sus atentos ojos a este lado del mundo, quizá atraídos por los cambios políticos que han convertido a esta capital en un atractivo centro cultural.

Dat0s pudo constatar después de hacer un recorrido por la noche paceña que el manto de sombra atrae la atención de cientos de aventureros que se descuelgan desde un par de hoteles ubicados en el caso viejo para compenetrar en un submundo donde no existe tolerancia. Hay por lo menos un par de sitios en la capital paceña que reciben de manera exclusiva a un turista ávido de pasar días visitando discotecas y pubs ocultos en los que proliferan narcóticos y muchachitas marcadas en internet por el “gringo”. Este turismo no es el más requerido. Llega a La Paz para un encierro concertado por un par de días, casi subrepticiamente. En esta especie de recorrido ciego, la noche paceña ha sido ponderada en algunas publicaciones internacionales como una de las 10 mejor situadas en el mundo.

Otro tipo de turismo es el que viene a La Paz sabiendo que puede vivir aventuras diferentes y sin condiciones. Llega a La Paz por información que recoge de promociones o por la voz a voz de amigos que les recomiendan conocer la capital más alta del mundo. Influyen algunas variables como el precio de hoteles y hospedajes que ofrecen buena atención; alimentación variada y económica, pero sobre les interesa el fascinante mundo de aventura que se puede disfrutar en La Paz y sus alrededores. Para este tipo de turista la alcaldía de La Paz ha establecido una conexión de rutas bastante frecuentadas: el mirador de Killi Killi, Zongo, un viaje de montaña al Huayna Potosi o el absorbente paseo por las calles Linares, Sagárnaga donde pueden ver yatiris, aparapitas, mesas de ofrenda a la Pachamama y hasta un shopping para adquirir tejidos típicos que llegan de Tarabuco, prendas de alpaca, joyas de plata, reliquias de la Colonia y el sincretismo religioso en su magistrales entradas paganas del Gran Poder y otras tantas que corren el calendario aimara.

Se trata de un turista instruido por lo general europeo o norteamericano. Busca simplemente disfrutar de un paseo por el Camino de la Muerte que une cielo y asfalto a 4.000 metros para descender a las zonas húmedas y boscosas zonas bajas que posee La Paz. Es común verlos recorriendo los mercados coloridos de la capital paceña donde además de una variedad inigualable de productos, buscan una explicación surrealista tratando de entender por qué la coca milenaria se vende en enormes tambores para evitar el cansancio, recargada de energía.

Dat0s conversó con una pareja de turistas belgas hospedados en Green House, hostal ubicada en el tradicional barrio de Sopocachi. Ellos destacaron los servicios que ofrece la ciudad. Estaban admirados por los contrastes, los colectivos de la década de los 60 que aun transitan sus calles y por el moderno sistema de transporte por cable desde donde dijeron disfrutaron impresionantes vistas panorámicas. Orientados por el servicio seguro que ofrece el hospedaje, visitan pubs como Magic, La Costilla de Adán y disfrutan la atención en restaurantes de buen nivel que han proliferado en La Paz y que poco a poco la han convertido también en un destino gastronómico, donde pueden saborear productos orgánicos que crecen a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar.

Estamos en camino a ser una ciudad moderna, que atrae un turista con ganas de escalar montañas, ver un atardecer en la Isla de Sol. Cuando el turismo progresa como en los últimos años siempre hay más que hacer para garantizar la seguridad al visitante, limpieza, orden vehicular, requerimientos de visas y – sobre todo – para mejorar la estética de La Paz. La fama de La Paz como un destino turístico de clase mundial crece cada día. Ahora queda que los paceños asumamos el reto de impulsar políticas que permitan crecer nuestra participación en el mundo del turismo.

 

Edición 212, revista dat0s Bolivia

Revista dat0s, edición 212

Este artículo fue publicado originalmente en la edición 212 de la revista dat0s de julio de 2018. La versión en formato PDF se encuentra disponible en nuestra Colección aquí.

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