Los fortún: El drama de una familia que lloró

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Poco antes de las elecciones municipales de 2010, Guillermo Fortun me atendió para una entrevista en una pequeña oficina de la planta baja del edificio Illimani II en la avenida 6 de agosto. Su vos era inconfundible, hablaba arrastrando las palabras y pronunciaba la ´s´ con acentuación especial. Se consideraba un paceño de corazón y decidió postularse como candidato a la alcaldía. Fue el principio del fin. Su exposición pública le arrancó la libertad y poco a poco la vida de su familia. No sé si lo sentía él así, probablemente no, porque de haberlo percibido jamás hubiera decidido volver a la política por la puerta grande en un proceso democrático. No llegó a participar de los comicios municipales de ese año porque a mitad del camino comenzaron las denuncias en su contra por malversación de fondos y enriquecimiento ilícito. Guillermo Fortún fue fundador de Acción Democrática Nacionalista (ADN) y muy estrecho colaborador del general Banzer. En la entrevista me manifestó su ilusión de ser elegido alcalde seguro de que el voto de ADN en La Paz y El Alto, que alguna vez alcanzó su partido, del que llegó a ser subjefe, se repetiría. El creía que había descontento contra la gestión del exalcalde Juan del Granado.

La impresión que me llevé de esa conversación en febrero de 2010 fue dispersa porque estaba apenas calentando motores y sus ideas se mezclaban tratando de encontrar un norte a su objetivo. Habló de la necesidad de devolverle seguridad a La Paz;  pero como político no dejó pasar la oportunidad para referirse al autoritarismo. Ya entonces intuía que podría haber una respuesta por su postulación. “La gente se siente preocupada por el hecho de que puede haber una contraofensiva, pero mi respuesta es que no tengo nada que ocultar”.

En esa misma entrevista mencionó tres razones por las que había decidido postularse a la alcaldía paceña. “Si bien he sido senador y diputado por La Paz, mis tareas específicas como dirigente de ADN no me permitían  trabajar a tiempo completo por La Paz; soy paceño e hijo de esta ciudad”. Además, cumpliendo el trípode, mencionó que veía “un Gobierno municipal  tambaleante y mentiroso y un  Gobierno  central que utilizaba La Paz con fines políticos”.

Esas tres razones se truncaron pocas semanas después porque la contraofensiva acabaría signando la desventura. Decidió abandonar el país como muchos otros, pero Guillermo Fortún, quizá, ingenuamente, lo hizo desde un lugar ajeno con cartas marcadas difíciles de jugar. Escapó al Perú en marzo de ese mismo año truncando su sueño de postularse a un cargo público y en diciembre de ese mismo año, mientras abordaba un avión a Buenos Aires, fue detenido por los servicios de seguridad que lo buscaban con orden de captura. Fue un duro golpe para la familia de los Fortún. La hija Ximena – actualmente detenida acusada de pagar a la familia de un menor para hacerse pasar por el hijo falso de la pareja Morales – Zapata-, lo acompañaba cuando fue detenido en Perú el 24 de diciembre de 2010. Desde entonces la familia Fortún vivió de condena en condena, tratando de administrar las caídas pero sin la empatía de quienes durante muchos años tanto en la vida social como en la política se habían declarado sus amigos.

A los meses de su detención, su esposa Martha Taborga también fue detenida por corto tiempo acusada de ocultar el dinero con el que supuestamente la familia se había enriquecido. Fue un shock artero contra el corazón de Guillermo Fortún, que ya entonces comenzaba a fallar por los dolorosos golpes que le llegaban en seco a su celda en La Posta de la cárcel de San Pedro. Cuando la esposa fue liberada, pasó a vivir prácticamente recluida en la misma celda que su compañero de vida. No sería el único caso en estos últimos años, también la esposa del exprefecto de Pando Leopoldo Fernández, Pilar Soria acompañaba  a su esposo en una celda del mismo sector y de la misma cárcel. Ya entonces las señales de malestar comenzaron a fatigar a Guillermo Fortún, sin salir de su celda con escasa atención especializada. Hasta que una súbita descompensación en su salud obligó a la guardia del penal derivarlo a la Clínica Rengel donde el 15 de septiembre de 2012 falleció a consecuencia de un infarto cardíaco

La familia

Los domingos, los Fortun se reunían en La Posta a manera de acompañar al detenido y pasar algunos momentos en familia. En una de esas sesiones familiares en el patio de la prisión, la hija menor del matrimonio Fortún Taborga, María Elena se enamoró del húngaro Elöd Toaso detenido por terrorismo en el proceso contra los cabecillas del grupo terrorista de Eduardo Rozsa, muerto en el operativo del Hotel Las Américas en Santa Cruz. Es de suponer que la familia no comulgaba con la idea de una relación sentimental con un extranjero detenido por acusaciones que marcaban una línea de trance al vínculo familiar, pero la pareja acabó contrayendo matrimonio en la misma cárcel de San Pedro. En circunstancias extrañas María Elena murió en 2015 cuando intentaba dar a luz a su primer hijo. Se dice que fue atacada por un virus que la mató de manera fulminante. Una infección contra la que no hubo resistencia. La historia posterior fue aun peor.

“Mis hijas son muy solidarias. Ximena es la encargada de recoger las iniciativas y es la responsable de la campaña, María Elena es psicóloga y me ayuda muchísimo y  Ana María es la parte de las relaciones públicas. Estoy rodeado de gente muy buena y mi esposa, si habría que calificarla, sobre 100 puntos le doy 200. Su aliento y apoyo me da seguridad”. Guillermo Fortún Suárez, febrero de 2010

A los pocos meses de la muerte de Guillermo Fortún falleció su esposa y tras la muerte de Maria Elena los bienes de la familia con deudas y embargados fueron administrados por Ximena. En una declaración de la misma entrevista que Fortún concedió a dat0s en 2010, se refirió a sus tres hijas que lo ayudaban a posesionar ideas e iniciativas que servirían como slogans de campaña que nunca vieron luz. En esa oportunidad le preguntamos s cuál será el aporte de ellas en la campaña. Fortún contestó en primera persona: “Mi experiencia”, dijo en tono de egolatría y luego las citó a las tres hijas y a la esposa Martha. “Mis hijas son muy solidarias. Ximena es la encargada de recoger las iniciativas y es la responsable de la campaña, María Elena es psicóloga y me ayuda muchísimo y  Ana María es la parte de las relaciones públicas. Estoy rodeado de gente muy buena y mi esposa, si habría que calificarla, sobre 100 puntos le doy 200. Su aliento y apoyo me da seguridad”.

De las cuatro mujeres que rodearon la vida del extinto político Guillermo Fortún Suárez, tres de ellas ya no están y Ximena, la única sobreviviente, está detenida en el Centro de Orientación Femenina de Obrajes en La Paz acusada de formar parte de la banda de Gabriela Zapata. Un día después de que el fiscal ordenó la detención de Ximena, Ana María fue encontrada muerta en circunstancias poco claras en un departamento que ocupaba en la zona de Calacoto en La Paz. Los amigos más cercanos si es que los hay o quienes se encargan de ponerle especulación a la tragedia, dicen que Ana María sufría un fuerte estado de depresión. Pero sea cual sea el motivo de su deceso, lo cierto es que como decía Sócrates el ser humano aguanta todo siempre que tenga fin. En el caso de la familia Fortún el fin parece haber llegado antes incluso de lo que se imaginó el forense que atendió el cadáver, cruel ironía; de una de sus hijas que en menos de cuatro años vuelve a desgarrar a los Fortún Taborga.