Niña rescatada en Bolivia era tratada como esposa por su captor

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Los investigadores sospechan que la cría de nueve años fue vendida al vecino por sus padres

«La hemos sacado del infierno». Con estas palabras demoledoras explica a ABC un agente de la Guardia Civil la situación en la que se encontraba la niña de nueve años, española, rescatada en la selva boliviana, en Chapare, el pasado sábado. La historia está llena de claroscuros. La menor es hija de una pareja marroquí (tienen otros dos niños) residentes en la localidad barcelonesa de Hospitalet de Llobregat. La familia llegó hace poco más de un año y se instaló de «okupa» en un piso vacío del barrio de La Florida tras dar una patada a la puerta.

Ninguno tiene trabajo. En esas condiciones de penuria encontraron a un vecino, un boliviano de 35 años, Rober Morales, que vivía en su mismo rellano y con el que trabaron relación. Este individuo, según los vecinos, frecuentaba la mezquita cercana y proclamaba que quería convertirse al islam.

Hace siete meses

Hace poco más de siete meses, en circunstancias aún oscuras, los padres de la niña acudieron a una notaría y autorizaron a su hija a viajar con el vecino a su país, en teoría según contó la madre de la menor, para que pasara una semana de vacaciones, un extremo que los investigadores no acaban de creer. Con ese permiso, la criatura abandonó España por el aeropuerto de El Prat de la mano del amigo de sus progenitores. Días después, los padres se presentaron en la comisaría de los Mossos d’Esquadra y denunciaron que su hija había sido secuestrada, que había viajado con el boliviano y no habían vuelto a saber nada de él. El grupo de secuestros de este Cuerpo comenzó la investigación con solo ese punto de partida y recurrió a las autoridades de La Paz.

El siguiente paso fue la entrada en la investigación del Grupo de Secuestros de la Guardia Civil, que sí tiene competencias para actuar en otros países, a diferencia de los Mossos. Pero no se lograba dar con el secuestrador.

Hace poco más de un mes, un familiar muy cercano de éste recibió una llamada telefónica de la que los investigadores lograron tirar tras numerosas gestiones. Esa llamada procedía de un punto de la Amazonía boliviana, bajo control de paramilitares y narcos, completamente aislada, sin apenas comunicaciones. «Se trata de una región cocalera (de producción de hoja de coca y procesamiento de la misma) en la que quienes la controlan ejercen con mano férrea», señalan fuentes de la Guardia Civil.

A través del familiar mencionado del secuestrador y de otras pesquisas que permanecen bajo secreto, ambos cuerpos policiales con el auxilio de sus colegas bolivianos lograron dar con el paradero del individuo. Dos oficiales del Instituto Armado se desplazaron hasta el país. El sábado pasado en una compleja operación -en la que hubo que utilizar un helicóptero por la dificultad de acceso a la zona- los funcionarios pudieron encontrar a la pequeña. Su secuestrador, que dice haberse convertido al Islam, presentaba la niña como su esposa y la trataba como tal.

Tras el rescate y la detención del inviduo, la menor fue trasladada a Cochabamba donde se la está sometiendo a reconocimientos médicos y psicológicos antes de que viaje de vuelta a España, acompañada de los dos guardias civiles. Este regreso no está exento de dificultades, dado que las autoridades de La Paz han intervenido también en el caso por las implicaciones de varios de sus ciudadanos. Según las autoridades bolivianas, los padres autorizaron el viaje para que Morales y la niña volvieran de regreso a España con joyas. Él les había dado dinero y regalos a la familia. A cambio, autorizarían la boda, tal y como ha declarado el propio detenido. «La madre me dijo que podríamos casarnos porque el Islam lo permite. Yo no he abusado ni matado a nadie. Era como mi esposa», ha contado. «Cuando regresáramos nos íbamos a casar, pero yo no he podido volver porque perdí mis papeles». Con esta declaración más las pesquisas, los agentes se centran en averiguar si la cría, en muy malas condiciones, realmente fue vendida a Morales.