Luis Revilla se reeligió con más del 50% de los votos para su segundo mandato dejando atrás al resto de concurrentes al cargo edil. Una victoria contundente que requiere acciones contundentes. El eslogan de la campaña de Sol.bo identificaba la eficiencia ilimitada de la nueva administración en 7/24. Apabullante esquema de trabajo que no dejaba alternativa de plazos perentorios para una ciudad que necesita a gritos de pausas en su colapsado crecimiento. Pero para desventura de los paceños, ese desempeño se ha fragmentado peligrosamente poniendo en peligro o, al menos en alerta extrema, el complejo escenario paceño. Hoy en día, se debate la inapropiada figura de una primera dama para La Paz, falsa discusión que pondera los esquemas de figuración primaria y relega temas de atención urgente en nivel superior; una estrategia municipal que frene el deterioro en el que vertiginosamente ha caído la ciudad “maravilla”.
Luis Revilla el alcalde de la eficiencia 7/24 esta consintiendo que su gestión convierta a La Paz en el centro de las asimetrías más peligrosas. Y como la historia se repite, recordamos algunos incidentes dramáticos que consternaron a los habitantes de la urbe paceña.
Ocurrió en 2011, eran las 7 de la mañana de un día domingo del mes de febrero. Las lluvias habían desbordado a los técnicos del municipio. A esa hora el semblante de una de las laderas de La Paz lucía el brillo opaco por el reflejo de la lluvia que caía sobre el asfalto recién extendido en sus calles. A esa hora, dos ruidos estremecieron a los vecinos de la ladera Norte. El primero, un crujido que anunciaba el deslizamiento que corría bajo la tierra y, el segundo, en compás de espera, acabaría destruyendo las viviendas construidas espaciadamente en las márgenes del rio Irpavi, más o menos a unos 300 metros de distancia hacía abajo, socavaron la protuberancia del lugar.
Las explicaciones paulatinas llegaron en torno a los responsables del desastre. Los encargados del municipio atacaron a los vecinos con machacona insistencia. Varias familias alcanzaron a salir de sus casas antes de que cayeran sin consecuencias fatales. Afortunadamente, no se registró la pérdida de vidas humanas.
Las explicaciones se rompen siempre en el extremo más débil. El municipio no se hacía responsable por las “conexiones clandestinas” de las tuberías del alcantarillado que degradaron el terreno. Las autoridades edilicias acusaron sucesivamente a los vecinos por el hundimiento del terreno de aproximadamente dos kilómetros cuadrados. Un alud desastroso que pretendió encontrar explicaciones de improvisto sobre la cabeza de unas 200 familias, que hasta el día de hoy viven el calvario del recuerdo en casas o carpas prestadas.
Lo que ocurre en 2015
Cuatro años después de ese drama, nadie en el municipio sabe a ciencia cierta la cantidad de urbanizaciones clandestinas que se han construido desde 2011 a la fecha en La Paz. Explican que no se da esa figura, pero mirando el entorno a simple vista la negativa a informar acaba destapando una mentira. En la última semana de octubre se vinieron abajo terrenos de proporciones considerables en la avenida Los Álamos, recientemente construida para desconcentrar el flujo vehicular de la zona sur, debajo de la urbanización Alto Florida; y en la ladera que da acceso a Callapa. En ambos casos, la explicación volvió a pender sobre la cabeza de los vecinos como responsables por la conexión de tuberías clandestinas que deterioran el suelo y que a la larga provocan deslizamientos.
Los vecinos tienen las mismas objeciones. “Aquí nos compramos un departamento en US $110.000 hace 15 años. El constructor nos aseguró que viviríamos con una vista espectacular al Illimani, pero hace dos años construyeron en un terreno de 700 metros ubicado al lado, en el que jamás me habría imaginado que se levante un predio de 18 pisos. Antes de consumarse el hecho quisimos hacer un juicio al propietario del terreno, luego recurrimos a la alcaldía, pero un par de meses después los propietarios obtuvieron el permiso de construcción. Mire ahora lo que es esto”-. Levanta la persiana de la sala y a menos de cinco metros se ven sucesivas ventanas en vez del imponente glacial.
Varios profesionales en construcción con los que converso dat0s afirman que las construcciones indiscriminadas que a diario se están elevando en La Paz son un atentado que a la larga cursará factura.
Observan: “si existen conexiones clandestinas de alcantarillado es natural que existan urbanizaciones clandestinas”. Y agregan: “la alcaldía es responsable del control”. El extremo de esta constatación opera en un punto aun más delicado. Un ingeniero explica que “las aguas buscan un curso por donde abrirse paso, por lo tanto es natural que desemboquen en lugares bajos. Esta constatación es apremiante porque sabemos que ninguna o muy pocas construcciones que se están edificando en La Paz cuentan con estudios de suelo y planificación correcta para ampliar la capacidad de recepción pluvial. “La Paz tiene un sistema de canalización que data de la década de los 50”, afirman.
Un urbanista pone el dedo sobre la llaga: “en Paris la alcaldía concede permisos de construcción que a veces demoran entre 3 a 4 años. Los constructores deben presentar estudios de suelo, contaminación ambiental, especificaciones geodésicas; capacidad de presión térmica y hasta de ventilación. Lamentablemente en La Paz los permisos de construcción se conceden discrecionalmente. En promedio, un permiso de construcción demora entre dos a tres meses”, explica.
Eso es todo y hay más
En La Paz, que hace poco ganó el ostentoso título de ciudad “maravilla” se aplanan cerros a un ritmo vertiginoso. Se calcula que el movimiento de tierra corre en proporción con la magnitud del terreno a ritmo de 100 toneladas métricas/ día, desmontando la topografía y destruyendo el medio ambiente. Los cerros tienen la misión de preservar los fuertes vientos o evitar el deterioro del suelo, pero incluso así, cientos de miles de toneladas de tierra yacen en las márgenes de los cerros demolidos; transportadas y remolcadas por vehículos de alto tonelaje que circulan sin control de horarios por las calles del centro paceño.
Dat0s pudo constatar que cada diez minutos tres volquetas circulan por la avenida 20 de Octubre una de las más concurridas y emblemáticas de La Paz, dejando una nube negra de hollín y desmembrando la capa asfáltica.
A este ritmo, la destrucción de La Paz no cesa. Está tomando un curso que gira en la eficiencia del reloj 7/24 ofrecido en la campaña por la agrupación Sol.bo cuyo jefe es el alcalde paceño Luis Revilla.
En los tres últimos años con datos del 2014 la alcaldía ha autorizado solo en la zona sud la construcción de 260 edificios de más de 5 pisos. Esta dinámica no ha venido acompañada de una renovación de los servicios básicos.
Los servicios de la red de alcantarillado público han visto reducir la velocidad de traslado de aguas servidas de 42 km/h (2007) a 17 km/h (2013). No existen datos precisos a la fecha aunque se calcula que han empeorado por la discrecionalidad de la construcción.
De acuerdo al último censo de P&V (2012) La Paz ha perdido 30.000 habitantes y en el mismo periodo se han aprobado la construcción de 10 millones de metros cuadrados.