Personajes 2019: Evo Morales. Capacidad de un sobreviviente
Tras su tumultuosa salida del Gobierno que presidió por 14 años consecutivos se declara jefe de campaña del MAS y desde su nuevo exilio en Argentina pretende volver a Bolivia.
Se puede decir de Evo Morales muchas cosas desde su ascensión más alta a las cumbres del poder, su paso de platillero, pasando por su rol de sindicalista ocupando la presidencia de las seis federaciones del Chapare, donde a través de los años se convirtió en un extraño enemigo de las políticas de erradicación de los cultivos excedentarios de coca ilegal y del Gobierno de los Estados Unidos, hasta haber alcanzado una votación histórica que nunca nadie antes logró con apoyo del 64% del electorado en 2009; se ha convertido en el hazmerreír y el hazme-llorar de una Bolivia que en los últimos 14 años alentó un crecimiento sin precedentes de la economía que sirvió para que su salida del Gobierno sea lamentada con llanto por la gente más humilde que lo respaldó pese a las condiciones adversas, al que no se lo baja de usurpador y tirano.
Todos apuntan que el jefe del MAS pudo cometer errores al tratar de apropiarse del poder llevando todas las aguas del viento a su molino y que ese pudo haber sido su yerro garrafal: no soltar el trono que lo enredó en innumerables maniobras densas que nublaron la visión de atracción que en algún momento la gente tuvo de él.
Octubre será recordado como un mes fatídico en su intento de reelegirse por cuarta vez consecutiva burlando los mecanismos fijados por la Constitución. Todos los vientos auguraban una paliza en las urnas, los oponentes al candidato del oficialismo no presentaron programas que merecieran la pena y se perfilaba como el ganador indiscutible del proceso. Pero el defensor de la Madre Tierra tropezó con un incendio que líquido un ciclo de metas en el que, según él, se multiplicarían las exportaciones y se redoblarían las miradas de atención a los sectores empresariales. Error por ambición se paga.
Cuando Evo se dio la vuelta era demasiado tarde. Enloqueció y vertiginosamente comenzó a perder el apoyo del electorado joven. En los 30 días que duró la movilización que forzó su renuncia se escucharon y se siguen escuchando malas opiniones de él. Pero dispuesto a pedir perdón a los excluidos que siguen pensando que su Gobierno ha sido el mejor de todos, asume volver de nuevo con los mismos fantasmas que agotaron su ciclo.