¿Qué relación hay entre deforestación y megaempresas?

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Foto: DANIEL JAMES / LOS TIEMPOS

La pregunta puede considerarse una advertencia relacionada con las  decisiones sobre la provisión de agua y el cuidado de los recursos naturales en nuestro país. Ya se escuchan  voces de alerta de varios ciudadanos en medios de información y en eventos realizados con vecinos.
El anterior mes llamó mi atención la declaración del investigador y docente Roger Carvajal, quien indica que a pesar que La Paz tiene cinco grandes represas y Bolivia se cuenta entre los países con más cantidad de agua en Latinoamérica, es al mismo tiempo el país que tiene mayor “huella hídrica” en Latinoamérica, luego de Brasil, México y Cuba.
Se define la huella hídrica como el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir bienes y servicios de una comunidad o de un país. El interés por la huella hídrica nace en el análisis de los impactos que genera el hombre en los recursos hídricos, ya sea por consumo humano o por la contaminación del agua.
Es importante reconocer que existe una relación intrínseca entre bosque, generación de nubes, lluvia y la Amazonia, siendo esta una zona crítica que debía ser cuidada. Porque está comprobado científicamente que esa es la lluvia que llega al Altiplano norte de nuestro país.
En este sentido, la ambientalista Cecilia Requena advierte que la megarepresa Chepete-El Bala dañará una zona de gran biodiversidad, como es el norte de La Paz, donde se encuentran el Parque Nacional Madidi y la Reserva Pilón Lajas.  Se estará destruyendo bosques y generando GEIs (Gases de Efecto Invernadero) metano, y afectando a tres TICOs (Tierras Indígenas Comunitarias de Origen), lo cual contradice los postulados de “defensa de la Madre Tierra” que difunde el actual gobierno.
La escasez física del agua es provocada por la deforestación, pues dentro del ciclo del agua cuando las nubes llegan a los bosques y no encuentran árboles se van y no se produce la lluvia; y según últimas informaciones, la Amazonia peor conservada es la de Bolivia.
Se conoce que en Bolivia cada año se deforesta el equivalente a 204 mil canchas de fútbol, sobre la  base de datos del viceministerio del Medio Ambiente (diciembre 2016). Entre los años 2013 y 2014 se deforestaron cerca de 251 mil hectáreas. Los principales causantes de la deforestación son las actividades ganaderas, la explotación petrolera, la agricultura familiar y mecanizada; a estos factores se sumaría la construcción de grandes hidroeléctricas que destruyen miles de hectáreas de bosque para lograr sus objetivos.
Por tanto, no se trata sólo de “bombardear nubes”, como afirmó un funcionario público, sino de realizar una gestión integral del agua, esta gestión debería incluir a los municipios y gobernaciones, indica el investigador Roger Carvajal. Una represa es una construcción gigante de hormigón construida sobre un río con la  finalidad de retener agua, almacenarla para que luego pueda ser utilizada por los habitantes de una comunidad o una ciudad. Puede ser utilizada para producir energía mecánica y/o energía eléctrica, de ahí el nombre de represa hidroeléctrica.   Uno de los problemas que ocasionan estas construcciones es el desvío de curso de los ríos. Esto implica que los ecosistemas naturales se ven afectados de forma evidente. Por este motivo, los movimientos ecologistas se oponen a las megarepresas hidroeléctricas, porque los daños ambientales  ocasionados serán irreversibles.
Con la pretendida construcción de la megarepresa del Chepete-El Bala se inundarían 60.000 hectáreas  de bosque (en su cota ordinaria) con cientos de especies de animales y flora nativa, además de desalojar de forma obligada a miles de indígenas a otras regiones; y al millonario costo de 6.337 millones de dólares, advirtió el sociólogo Ricardo Calla en un evento organizado por vecinos de la zona Sur en febrero de 2017.
Sobre la  base de datos de la ficha ambiental del estudio del proyecto hidroeléctrico El Bala Chepete se conoce que ya en 1958 el proyecto no continuó porque el área de inundación era de 3.835 Km2, equivalente a casi el 40%  de la superficie del  lago Titicaca. Durante el gobierno de  Banzer (1998) se aprueba la Ley 1887 en ésta se pretendía formar un lago artificial de casi 2.000 Km2 y habilitar terrenos para agricultura.
En 2016 la empresa Geodata realiza un estudio en el que  recomienda la construcción de la represa Chepete-El Bala, indicando que su área de influencia equivaldría a una superficie superior a la ciudad de La Paz.  En este momento el proyecto se encuentra en su fase 2 estudio a diseño final para que a fines de 2018 el gobierno del MAS lo pueda aprobar y convocar a licitación para su construcción, ha afirmado Wálter Solón, director de la Fundación Solón, mediante un video difundido en redes sociales.  
El proyecto está enfocado en vender energía eléctrica al Brasil, pero en su millonario costo no se ha incluido el costo de la línea de transmisión desde el PN Madidi hasta Cuyabá.
El proyecto de la megarepresa contradice lo indicado en la actual Constitución Política del Estado, porque estará ubicado en áreas protegidas como el Parque Nacional Madidi y la Reserva Pilón Lajas, donde se concentra la mayor biodiversidad de Bolivia. 
La construcción de la megarepresa Chepete-El Bala dañará  cientos de especies de animales y plantas, destruyendo ecosistemas y quebrando ciclos de reproducción de la fauna y los peces,  han advertido grupos de indígenas que serían afectados y lo más grave es que en la ficha ambiental de Geodata no se dispone de datos sobre los efectos de la deforestación de casi 60.000 hectáreas que producirían gas metano CH4 porque luego de la inundación de los bosques, los árboles se descomponen y emiten a la atmósfera el peligroso gas metano.
Pensando con serenidad, recomendamos a las autoridades que consideren estas advertencias y vean alternativas a la construcción de las megarepresas, realizando la consulta previa que emana de nuestras leyes con los actores sociales involucrados.
Pedimos al Creador de la naturaleza  que la verdad triunfe sobre la mentira en la planificación de nuevos proyectos hidroeléctricos y evitemos la deforestación de nuestros bosques, impulsando planes de educación ambiental con toda la población.

 

Oswaldo Salcedo Rada educador ambiental.