Riesgos y métodos de la liposucción

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Se calcula que en Bolivia se realizan a diario una treintena de operaciones para mejorar la estética corporal y la belleza de hombres y mujeres. Santa Cruz es la capital donde mayor cantidad de operaciones se practican pero muchas de ellas no están autorizadas por ley. Hace poco un reportaje de la red “O Globo” de Brasil denunció la muerte de varias mujeres brasileñas que llegaron a Bolivia a practicarse cierto tipo de cirugía estética. El caso plantea una profunda orientación antes de someterse a una intervención de esta naturaleza.

El día que Kathia Rojas de Trigo (55) decidió consultar con el cirujano plástico Gonzalo Solis Claure, jamás se le pasó por la cabeza que estaba anticipando su muerte. El esposo asegura que Kathia no necesitaba hacerse ninguna intervención, pero la consintió. Los amigos dicen que ella era suficientemente apuesta, pero igual, sucumbió a los consejos del dueño de la clínica Talentum Garden, una de las pocas especializadas en cirugías plásticas en la ciudad de La Paz.

Aunque el secreto guardado se la llevó la muerte, la conversación entre el cirujano plástico y su paciente debió seguir casi con rigurosidad los mismos sueños de cualquier mujer: la belleza. Para cumplir la regla a cabalidad era necesario someter a Kathia Rojas a una múltiple intervención que en los cánones de la cirugía moderna pasaba por varios factores de riesgo.

Kathia Rojas de Trigo murió un mes después de haber ingresado al único quirófano que tiene la clínica Talentum Garden para someterse a una múltiple operación estética de la que nunca se restableció. Gonzalo Solis niega que sea responsable directo por su muerte. En su descargó, apunta al cardiólogo para deslindar responsabilidades. Con sobrada frialdad, dice que el esposo de la víctima, Jacques Trigo, debió ayudarla. Afirma que el hermano de Trigo es médico. “Le practiqué dos operaciones y no ocho como dicen”. Estas declaraciones encienden la luz de alerta en la familia de Kathia Rojas. Jaques Trigo dice que “el médico que la atendió es quien debió ayudarla, fue quien la operó”. El hermano de Jacques, Juan Carlos es neurocirujano. Él se contactó con Solis para preguntarle si había instruido una radiografía pulmonar en la paciente, cuando prácticamente agonizaba. “Mintió porque no existe un solo informe médico que acredite que se le realizó esa radiografía”. Él médico afirma que sí; que se le practicó la radiografía. Para reafirmar su lado humano el galeno asegura que opera gratis a los chicos de la calle. Pero este no es el primer caso en el que Solis se ve envuelto en un escándalo por negligencia. “Se me achacan 16 muertes, son todas mentiras”, sale en defensa propia. Eso sí, hay un caso, en el que, reservando el nombre de la víctima, él cirujano habría facilitado una indemnización a sus familiares. En conclusión: la Clínica Talentum Garden sigue recibiendo a mujeres interesadas en embellecer su imagen para ocultar el irremediable correr de los años.

Jaques Trigo dice que Kathia requirió la consulta del especialista porque sentía que su piel había cedido en el abdomen después de su tercer embarazo. Se calcula que Solis practica entre 5 a 10 cirugías por semana. Como la clínica quedó chica, decidió construir un lugar más amplio y apto para intervenciones complejas. Pero recientemente se supo que esa edificación es “clandestina”. Pero esta es otra historia que el médico deberá aclarar al margen de la acusación por la muerte Kathia Rojas.

La abogada de la familia Trigo Rojas, Teresa Montaño, pone el dedo en la llaga. Conocida por ganar en la Justicia causas pérdidas, se ha impuesto un doble desafío: probar que Solis es culpable y que a pesar de que  el cuerpo fue incinerado un día después de su fallecimiento, está dispuesta a demostrar que el cirujano plástico fue negligente. La señora Rojas estuvo internada durante cuatro días en condiciones graves antes de su fallecimiento. Durante ese tiempo el médico no advirtió el inminente peligro de muerte que corría su paciente. Se resistió a practicarle una radiografía de pulmón para determinar las causas de un dolor persistente que Kathia sentia en la espalda y llegó al extremo de medicar “Neuril”, analgésico y relajante muscular, además de “Digestan” para controlar el malestar intestinal. Él médico atribuyó el malestar de su paciente a una “anemia”, aunque el cuadro que presentaba era mucho más grave que eso.

Una de las preocupaciones, entre tantas que pesan en la vida de este cirujano plástico, es apartar a los medios de comunicación de las pericias que determinen su culpabilidad o inocencia. Y ojo que esta no es una preocupación complementaria ya que la exposición de su imagen jugará un componente especial en el proceso.

Jaques Trigo, estuvo casado 33 años con Kathia Rojas, él fue presidente del Banco Central de Bolivia y posteriormente ejerció como Superintendente de Bancos. En total, 10 largos años ocupando importantes cargos públicos. La ex autoridad ha decidido denunciar a Solis como principal responsable por la muerte de su esposa. “Este es un caso en el que hay que sentar precedentes y alertar a la población sobre la mala praxis médica”, afirma. En cambio, la abogada de Gonzalo Solis, Mary Carrasco, basará los alegatos de su defensa en reforzar la tesis de que al haberse incinerado el cadáver ha desaparecido el principal elemento probatorio de la acusación.

En este escenario se iniciará un juicio de película en el que está en juego la reputación del cirujano plástico.

Kathia Rojas de Trigo marcó cita por primera vez con el Dr. Solis para consultarle por una abdominoplastía, pero el médico la habría convencido para someterla a una operación de liposucción múltiple. Sugirió retirar grasa de la espalda, piernas, muslos, mentón e inyectar grasa en los glúteos, además de levantarle las mamas. En total 8 intervenciones aunque el médico sigue negando ese extremo. En un programa de televisión simplificó las causas de la muerte aduciendo “muerte súbita”.  Asegura  que realizó dos cirugías y no las ocho por las que se lo acusa: “lipoaspiración y levantamiento de mamas”.

El matrimonio Trigo Rojas estaba a punto de realizar un largo viaje a París donde estaban por fijar residencia y, según comenta Jaques, Kathia quería perder peso y corregir la deformación abdominal. Tras la primera consulta con el Dr. Solis, el matrimonio aceptó la sugerencia del médico para someter a la paciente a una múltiple intervención de liposucción. El raciocinio de la pareja fue hacer todo de una vez para no tener que recurrir a más intervenciones. El esposo consintió y el médico les aseguró que el procedimiento era rutinario.

En los alegatos de la acusación se cruza la primera contradicción. Trigo asegura que el médico no dice la verdad cuando afirma que la cirugía finalizó a horas 17:15 con una duración de 5 horas 30 minutos. “Ingresó a la clínica a las 9 de la mañana y permaneció en quirófano hasta las 19:00 horas”. Este dato es vital, porque probaría que el médico no midió los riesgos de someter a su paciente a una intervención múltiple para retirar grasa. Desde aquel fatídico día, Kathia nunca volvió a ser la misma.  Unos diez días después de la operación comenzó a sufrir insoportables dolores y un estado agudo de decaimiento físico que el médico atribuyó a sus nervios. A pesar de la permanente preocupación de la familia por el estado de Kathia, el médico insistió que el principal problema era nervioso y de estrés. Le recetó “neuril” y pastillas para dormir.

Con los correr de los días el estado general de Kathia se deterioro aun más. Era casi imposible que conciliara el sueño y se pasaba noches enteras sentada en el sofá de la sala sintiendo calores extremos y agitación constante. “El médico insistía que su estado era estable y que tenía que controlar sus nervios”, cuenta Moyra una de las hijas de Kathia. De acuerdo a los partes médicos a los que tuvo acceso DATOS, el 12 de mayo el Dr. Solis realizó una corrección de cicatriz supra púbica de forma ambulatoria, pero no informó que había retirado tejido necrosada. De acuerdo a literatura especializada sobre procedimientos y riesgos post-operatorios en las intervenciones donde se extraen excesivas cantidades de grasa (liposucciones), se informa que aparece tejido necrosado cuando hay peligro de alguna infección.

Dos días después de haber acudido a esa cita médica, el estado de la paciente se torno casi insoportable y tuvo que ser internada de emergencia. El parte médico de la internación establece el motivo: “malestar general, dificultad para respirar y mareos”. La familia recuerda que para calmar la elevada temperatura corporal el personal de la clínica administró alcohol para reducirle el calor. “Lo correcto hubiera sido que el médico convoque a una junta de médicos o que instruya una radiografía para saber el estado de los pulmones”, dicen los familiares. Sin embargo, el médico ordenó un procedimiento regular de oxigenación sin prever el estado de gravedad de la paciente.

De acuerdo a literatura clínica que se ha escrito sobre liposucciones, la medicina moderna establece que existen serios riesgos que podrían desembocar en complicaciones sobre todo cuando se extraen altas cantidades de grasa en una sola vez. El esposo de Kathia Rojas, Jaques Trigo dice que Solis miente cuando dice que extrajo 5 litros y 600 cc de grasa de la paciente cuando en realidad retiró 9 litros. Un documento sobre los riesgos de la liposucción dice de manera textual que cuando los volúmenes de grasa aspirada son excesivos existe la posibilidad de que aparezcan complicaciones postoperatorias, quemaduras por fricción o que se dañen órganos y nervios. Si se hacen varias liposucciones a la vez el riesgo aumenta. A los riesgos comunes por cualquier operación se suma el problema de que puedan pasar coágulos de grasa a la sangre y de allí viajar a los pulmones, el corazón o el cerebro, provocando la muerte.

Si bien el certificado único de defunción señala que la muerte se debió a un paro cardio-respiratorio, la familia deduce que los síntomas de la paciente como debilidad, ansiedad, agitación y agudos dolores de espalda, estaban generando un edema pulmonar y embolia grasa que derivo en la muerte de la paciente.

Siempre de acuerdo a libros de medicina la liposucción es una técnica segura siempre y cuando se seleccione bien al paciente, el quirófano este bien equipado y sea realizada por un cirujano plástico cualificado. Sin embargo, en algunos casos se pueden producir complicaciones, sobre todo cuando se extraen cantidades elevadas de grasa en una sola vez. Otra complicación infrecuente, aunque posible, es la acumulación de líquido que debe ser drenado y lesiones en la piel. Aunque las complicaciones serias son poco probables, la infección y la pérdida excesiva de líquidos pueden provocar una situación grave. Se deben reducir los riesgos escogiendo a un cirujano plástico cualificado, que realice esta técnica en una clínica autorizada y siguiendo detenidamente los procedimientos.

Moyra Trigo, hija del matrimonio dice que pidió en reiteradas ocasiones que se practicara a su madre una tomografía de pulmón. El esposo que en esos días se encontraba ausente del país pidió a su hermano que hablará con Solis para solicitarle un informe médico detallado sobre el estado de la paciente. Pero nunca se realizaron otros exámenes ni ha pedido de la familia ni se dieron resultados sobre los contactos inter-facultativos.

En su doloroso relato Moyra explica: “El 17 de mayo como mi madre aun no se sentí a bien, solicitamos otro examen de laboratorio y la presencia del cardiólogo.  Mi madre se quejaba de mucho calor, el médico le paso alcohol para refrescarla; se quejaba de dolor de espalda y el doctor procedió a revisarla con el estetoscopio.  Mi madre sentía mucha fatiga hasta que llamaron al cardiólogo. Mi madre sentía nauseas, dolor de espalda, dolor de abdomen, calor, fatiga, falta de aire. Cuando el cardiólogo se hizo presente y la revisó con un electrocardiograma dijo que todo estaba bien aunque mi madre se seguía sintiendo muy mal. El Dr. Solis dice en su informe que el cardiólogo llegó a las 18:00 horas, lo que no es cierto porque llegó después de las 20:00.

¿Usted indica que se le pidió al Dr. Solis realizar una radiografía en la región pulmonar?

Sí, pero él dijo para que gastar plata, que ella estaría bien, que está hiperventilando. Le dije al Dr. Solis que la quería llevar a Chile, me contestó que estaba loca y que mi madre estaría bien, decía que estaba muy nerviosa y que se tenía que calmar.

Usted habló con su tío Juan Carlos Trigo que es médico ¿qué le solicitó?

Le pedí que hablara con el Dr. Solis, pero le dijo que todo estaba bien y que le habían revisado los pulmones a mí madre, pero repito que no le hicieron ninguna radiografía. Finalmente, llamaron al intensivista quien solicito dopamina, no había; luego otro medicamento, tampoco había.  La enfermera de turno solicitó al doctor que anote en un papel todo lo que iba a necesitar para mandar a pedir de otro lugar.

¿Quiere decir que en la clínica no existía la medicación para atender a su madre?

Efectivamente, una vez que llegó el medicamento el intensivista solicitó que se lo diluya en 250 ml. de suero fisiológico, la enfermera le respondió que no tenían envases de 250 para diluirlo; el intensivista le pidió que habrá una bolsa de suero y que diluyera el medicamento midiendo con el tubo de 100 ml. En cuanto todo esto mi madre se siguió quejando de dolor en la espalda en el lado izquierdo mientras yo le flotaba con Dolorub.  Luego la entubaron, el tubo que tenían era muy chico pero en la clínica no tenían otro.

¿Qué hacía a todo esto el Dr. Solis?

El Dr. Solis no ayudó en ningún  momento durante el procedimiento, solo el cardiólogo y el intensivista, el Dr. Solis se quedó sentado en su oficina y luego sentado dentro del cuarto.

Lo que agrava el cuadro y refuerza la demanda por asesinato interpuesta contra el cirujano plástico es que durante los 3 días antes de la muerte de Kathia Rojas no la derivó a un hospital o a un centro médico especializado y con personal idóneo para atender casos de gravedad.

La cirugía moderna está transitando la construcción de una nueva ficción económica y social. El esta década caracterizada por el contrato del “déjame saquear, déjame robar, déjame entregarme y yo te garantizó el uno a uno” mucho hay de la culpa que amputa el relato la vida de una persona por la insasiable búsqueda de una felicidad a veces inexistente, de la belleza eterna. ¿Cómo explicarles a nuestros hijos que no nos dimos cuenta de la ficción, que les dejamos una sociedad inhabitable en dignidad, en reconocimiento y en calidad?

 

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