Viejas mañas, viejos fierros
LA PAZ | Hace poco menos de dos años se resolvió que nunca más llegarían a Bolivia autos chutos, ese amasijo ilegal de fi erro viejo que consume como el diablo y hace creer a cierta parte de la población ilegal -que puede sentarse encima tuyo mientras conduce un minibús arriesgando la vida de los pasajeros-. Se dijo que la internación de estos viejos fierros había sido controlada. Se realizaron operativos en los lugares considerados de riesgo.
Dos personas inocentes perdieron la vida en Challapata durante el último operativo contra las bandas de “chuteros” ilegales; un camionero que observaba el despliegue del ejército y un menor en edad escolar que había salido de su vivienda a curiosear el operativo.
Transcurridos más de dos años, nuevamente se detecta que estas mafias irregulares conformadas por personas inescrupulosas con las leyes y la norma plurinacional, habían seguido internando al país este amasijo de fierro viejo sin ningún control, al punto de alterar el orden público y la tranquilidad ciudadana.
Sus propietarios se niegan a perderlos y desafían nuevamente. La presidenta de Aduanas, Marlene Ardaya ha salido en conferencias de prensa y hasta se ha dado a la tarea (podría haberse hecho de la vista gorda) de mostrar a los periodistas cómo se identifica un vehículo “chuto”.
No es necesario abrir su capo para comprobarlo, basta subirse en uno de estos fierros viejos que circulan por doquier y a los que está expuesta gran parte de la población que a diario tiene que utilizar el servicio público que sigue lleno de “chutos” transformados; y aunque se los nacionalice una o quinientas mil veces, siguen invadiendo el saturado parque automotor nacional, en complicidad, claro, con ciertos niveles en las fronteras. Para resolver el entuerto, por la negativa de sus propietarios de entregarlos a la autoridad; según dice el Gobierno, no podrán cargar combustible en los puntos autorizados para el expendio de gasolina o diesel o lo que sea. Nuevamente, las trampas que se hacen cada cierto tiempo más sofisticadas, desafían a los que dicen combatir el contrabando. En el Gobierno se ve el caso de los “chutos” con preocupación y escepticismo.
Uno de los más molestos es el ministro Luis Arce, abocado en sus tiempos libres a imaginar un país sin subvención a los carburantes. Haciendo ejercicios para contrarrestar el impacto de este desangre. Se calcula que en Bolivia circulan más de un millón de autos “chutos”, que son una verdadera sangría -por el exceso de consumo- para el erario nacional.
La historia de los chutos
No hay un registro exacto de la cantidad de fierro viejo que ha sido internó al país desde el año 2000. Se calcula que hasta 2012 año de la última legalización había más de un millón de estos carros en el país.
Los senadores Isaac Avalos y Fidel Surco fueron los artífices de una ley para legalizar el último lote de “chutos” que representó otras 100.000 movilidades de estas características en las calles del país, con la venía de la Cámara Alta. Gran parte del destino que tienen estas movilidades que se internan de manera ilegal, tienen destino en el transporte público.