Al sapo lo matas cocinándolo de a poco Margaret Atwood

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La serie televisiva producida por la HBO, basada en la obra de la escritora estadounidense.

 

“El cuento de la criada”, a pesar de estar situada en un futuro muy cercano y según los afamados críticos, caracterizada como una historia “distópica”, nos hace recordar el programa Lebensborn de los nazis y los crímenes del jefe de policía de Stalin, Lavrenti Beria. “Todo lo escrito en mi libro tiene precedente en la historia” asegura Margaret.

“Quisiera saber qué hice para merecer esto”, se pregunta la criada principal en una secuencia de la serie mientras se prepara para su violación mensual, “rito” en el que participan el Gran Comandante y su esposa. La respuesta que recibe es cortante y única lógica en el contexto histórico, cultural y político del libreto: “Naciste como mujer”. La criada que alguna vez se llamó June, ahora tiene como nombre -de Fred- ya que en este nuevo estado totalitario vive en la casa del Gran Comandante de nombre Fred. No será difícil escribir sobre ella para los lectores en un país donde todavía -de alguien- es como se define lingüísticamente una mujer casada. La que pertenece a alguien. Una corta descripción del libreto cuenta que el crecimiento de la población en Estados Unidos depende de las violaciones que organiza el Estado. Cuando la criada de la familia da vida a un niño del Comandante, se traslada a otra familia, cambia de nombre como la mujer que al casarse adopta el apellido de marido. Un régimen totalitario discrimina, además, las palabras: hola y hasta luego por el nuevo saludo- bendito sea el fruto-; hecho que abre espacio para hablar de la eterna manipulación de la religión. El miedo a un Dios furioso que castiga y manda al fuego eterno a todas las mujeres que tratan de revelarse a los hombres, es demasiado contemporáneo para que esta historia sea denominada como ficción o un cuento del futuro.

Las criadas son mujeres fértiles, tratadas como ganado que debe ser alimentado para ser fertilizado para el uso de la elite en el poder. Es prohibido leer y salir de la casa sin supervisión. Su única función es ser violadas y dar a luz. Y todo esto en un Estado llamado Galad, republica fascista patriarcal teocrática construida sobre los principios tradicionales llevados a los extremos. Una de las primeras decisiones de Galad es quitar todos los derechos a las mujeres.

Todo lo que hace que la serie “El cuento de la criada” sea verosímil y posible es el escenario previo. Galad, la historia escrita por Margaret Atwood, se forma según los principios de probabilidad. “Después de la catástrofe climática, el asesinato del presidente y el atentado al Congreso, el ejército proclama estado de sitio. Los islámicos son declarados culpables de todos estos sucesos…, los medios de comunicación son censurados, muchos clausurados por motivos de seguridad. Todos los caminos son controlados y bloqueados por las fuerzas policiales. Las cuentas bancarias de las mujeres son bloqueadas y los fondos pasan a sus maridos o al Estado. Las mujeres pierden sus trabajos y pierden el derecho de decidir sobre sus propios cuerpos y sobre sus vidas. Las mujeres que tratan de resistirse son etiquetadas como “prostitutas”. Su destino es terminar en campos de trabajo forzado, muy similar a los campos de concentración de los nazis o ser colgadas en las plazas públicas.

El mismo destino comparten quienes pertenecen a la populación LGBT y los no creyentes. Galad solo reconoce las leyes del antiguo testamento. A pesar de predicar valores y principios cristianos, sus comandantes tienen lugares de diversión donde las mujeres son abusadas y violadas como sus esclavas sexuales. Lo único antiguo que mantiene este nuevo Estado es el sistema capitalista. Los comandantes manejan lujosos autos y viven en lujosas mansiones.

El escenario de Galad es demasiado contemporáneo para ser calificado como ciencia ficción.