El delirante Evo Morales

Por Carlos Rodriguez San Martín
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evo morales, caricatura abecor
Foto: Caricatura de Abecor Amoarte

Evo Morales se hizo famoso por haber desplazado a sus oponentes políticos, los mismos que ahora pelean un lugar en las elecciones que se realizaran en agosto. Ese desplazamiento periférico representó una especie de ajuste de cuentas que se saldó cuando las clases medias bajas y las organizaciones sindicales se volcaron masivamente a apoyar su candidatura después de la caída y el fracaso de las políticas neoliberales que aun plantea la centro derecha y la derecha que en Bolivia no es radical como se dice, pero que ha encontrado un espacio abierto para tratar de interpretar un sentimiento para derrotar la crisis buscando la solución en la economía. Está claro que la misma gente que apoyó a Morales hace más de 10 años en repetidas elecciones (3 más una anulada) no votarán esa opción neoliberal que ofrecen los demás postulantes por un fervor propio de simpatía de piel que se mezcla con su ascenso social que no es cuento, sino real.

Morales poco a poco después de haber gobernado el país durante los últimos 16 años no se resigna a perder la oportunidad de volver a postularse a pesar de que, una figura de esta naturaleza está prohibida por la CPE y es más que un capricho el deseo terco de quien no quiere –según  su discurso- que los pobres vuelvan a ser pobres- con las políticas que implementaría la derecha para sacar a Bolivia de la crisis económica, acudiendo a los organismos de financiamiento internacional léase: BM, FMI.

Entonces Morales acude a lo que mejor sabe hacer, a pesar de que pesan contra él mandamientos de apremio por supuestos casos de estupro con menores de edad, que en su debido momento fue una especie de diversión cuando fue presidente; el cocalero que vive prácticamente recluido en su chaco del Chapare, la zona cocalera del país, él dice produciendo pescados, está intentando nuevamente bloquear las carreteras para que el TSE, el órgano electoral boliviano lo habilite para competir a la presidencia. Sus convocatorias han disminuido considerablemente, ha caído de popularidad, pero con el batallón de leales que aún se mantienen a su lado, es capaz de arrojar piedras sobre las carreteras y causar un daño aun mayor por la crisis en el país, una inflación real que alcanzó más del 50% si se mide el alza real de los precios al tipo de cambio del dólar la moneda estadounidense que ha triplicado su precio en relación al cambio oficial. Morales solo piensa en volver a la presidencia, sabe lo que hace y está arrastrando al país a un enfrentamiento que podría ser el punto final de su deseo; un todos contra todos en el que solo ganaría él con su discurso de que a la crisis se la combate en las calles y con la movilización, un método que en Bolivia ha dado resultados.

Se dirá que es suicida, pero Morales apuesta lo que sabe desde cuando bloqueaba las carreteras del eje troncal provocando estragos en la economía. Eso muy poco le importa. Su desgaste es de una magnitud considerable, pero sigue apoyado en su entorno por gente confrontacional que lo arrastra al delirio, o es que todos son delirantes igual que él, es lo más probable. Y lo peor y más grave es que actúa a vista y paciencia de las autoridades que no han podido detenerlo y permiten que ese tránsito permisivo siga suelto, andando como fantasma por el país.

"Estudio y practico la tecnología para odiarla mejor"

Nan June Paik (artista e investigador)
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