Evistas y masistas
El argumento que predomina en esferas gubernamentales para dar razón de la derrota que sufrió el MAS en las pasadas elecciones subnacionales en algunas plazas municipales como departamentales, ha sido expuesto y certificado por el vicepresidente de la República de manera contundente. Como ha acontecido en otras tantas ocasiones en las que Álvaro García Linera debió salir al frente para estructurar un discurso que de cuenta de un hecho político de trascendencia- negativo o positivo para el Gobierno- en esta oportunidad señaló que en el elector boliviano existen masistas y evistas, y que esa la causa para que el evismo no haya ganado y, por el contrario, el masismo haya perdido.
Con esta aseveración, alguien se atrevería a decir que el votante en el país es hasta “bipolar” si acaso sirve la analogía para determinar la conducta de la gente a tiempo de ejercer el derecho de elección, que cabe subrayarlo, es uno de los más importantes de la democracia liberal. En todo caso, más allá del indudable valor y peso electoral que tiene la figura del presidente Morales no sólo por la imagen que irradia a la hora de hacer gestión política, sino por lo que supo cosechar desde que asumió la conducción del país, existen candidaturas a nivel subnacional que como la de “Evo – nacional”, tienen un peso regional que no puede ser soslayado. De ahí que soy reticente a creer que haya pesado en el elector el componente “masista o evista” para optar en La Paz, El Alto, Santa Cruz o Cochabamba por ejemplo, por otra tienda política y por otro candidato que no sea del oficialismo.
Probablemente que la reflexión del vicepresidente haya tenido el propósito de sacudir las bases del masismo ante un evidente desgaste fruto de los años de ejercicio en el poder, así como de actos de corrupción que comprometen a cuadros masistas y que generan una merma y daño innegable, además de esa suerte de divorcio con la clase media a la hora de generar consensos y crear un discurso nacional mucho más articulador y convincente. No por nada la gente optó por otras candidaturas y por otro discurso (plan de gobierno incluido) en plazas nacionales de gran valía como son las que conforman el eje, desechando las opciones y propuestas oficialistas porque consideraban que dichas candidaturas eran las mejores, y no porque tenían un conflicto interno entre “evismo o masismo”. Ahora bien, en lo que el vicepresidente de la República no se equivoca es en señalar que en Bolivia existen más “evistas” que “masistas”, si acaso a una persona se le plantearía esa pregunta con dos opciones para decidir, esto es, si se identifica más con Evo o el MAS. Muchos, sino la mayoría, prefieren a Evo por el trabajo diario que desarrolla, que se ha traducido en la existencia de una especie de “linea de confort nacional” aplaudida por todos.
De lo que sí debería preocuparse el MAS es de la sucesión, si seguimos la lectura del vice, habida cuenta que una cosa es ese partido con Evo, y otra (será) sin él sino surge un líder con similar talla. Termino aquí: para Alvaro García Linera el pueblo es evista, pero solo la mitad es masista, por lo que expresó su deseo de que el voto que va dirigido a Evo sea el mismo para el candidato a alcalde y gobernador del MAS, y que el masismo iguale al evismo, se vuelva una sola cosa y no haya diferencia. Los hechos en todo caso, no coinciden con tales deseos.
Particularmente soy contrario a las hegemonías, por lo que creo en la alternancia, en el disenso, en la crítica constructiva y en el rol e institucionalidad de partidos políticos con capacidad para construir con antiguos y nuevos liderazgos. Por supuesto que el desafío pasa por tener la capacidad y el propósito de forjarlos y sostenerlos, más allá de dónde provengan y a quién representen.