
Estaba mirando un video en TikTok sobre la experiencia de ir a comer a “Sabor Clandestino”, el video describe una performance alimenticia (El menú en el video: La Paz en sus platos callejeros). Mientras miro me acuerdo lo que un amigo del negocio de cafetería, decía: “Yo busco ofrecer una experiencia”. Esta frase dice mucho más de lo que parece. Ahora que pienso la experiencia se ha valorado tanto que simplemente andamos ávidos de ellas; vivimos de experiencia en experiencia, es el producto que ahora más vende. Pero: ¿hacemos conocimiento de estas experiencias?
Una de las formas más simples de ver si se hace conocimiento es en la elección de pareja, actualmente se juntan dos amantes, desarrollan un fragmento de sus vidas juntos y casi mágicamente al mes, semana, días se ven separados y en una nueva relación (tal vez amor líquido), ¿por qué? Quizá, esto tenga relación con una nueva forma de vida, la de coleccionistas de experiencias. ¿Qué ha sacado de la experiencia anterior? ¿ha amado? ¿ha coleccionado sensaciones placenteras? ¿sirve para mejorar su siguiente relación? ¿se conforman relaciones temporales?
Quizá este pequeño destacado de preguntas tenga su respuesta, lo que puedo notar es que ahora las relaciones son fugaces como la comida, es aquí donde el fantasma de la experiencia de comer cobra cuerpo, se huele, se saborea, se consume; siento que las relaciones son así, se vive la experiencia del sabor, pero no se digiere como conocimiento. ¿quizá a esto nos ha llevado la monetización de las experiencias? ¿acaso se compra experiencias y no productos? ¿hay alguna función más allá del simple hedonismo en coleccionar experiencias?
Ante la perspectiva que plantee en mi artículo anterior sobre complejidad (https://datos-bo.com/opinion-columnis/divagar-en-lo-complejo/ ) me pregunto:
¿Qué significa esto?
¿A dónde apunta?
¿Esta vida de experiencia es como un hábito masturbatorio?
¿Es como una forma de vivir el instante?
¿Cuántas fuerzas confluyen en la experiencia que en el caso de las selfies se hace incompartible?
¿En este flujo de vivir la experiencia cuanto se simplifica nuestra interacción con el mundo?
¿En este flujo de vivir la experiencia cuanto complejiza nuestra interacción con el mundo?
Puede haber respuestas para todas, para algunas o para ninguna, pero es bueno preguntarse antes de lanzarse a vivir experiencias: ¿Es esto lo que quiero? ¿La experiencia vale el precio que voy a pagar? En todo caso en este mundo de “live an let die” ¿debería ser todo tan efímero? ¿Vale la pena fijar nuestras experiencias? ¿La comida en el video habrá estado buena? (Pregunta difícil de responder por que no viví la experiencia).
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