El consejo editorial del Wall Street Journal teme que el procesamiento de Trump marque el comienzo de “una era nueva y desestabilizadora de la política estadounidense”.
Ahora que un jurado de Manhattan ha condenado a Donald Trump por falsificar registros comerciales para encubrir un delito (no está claro si está relacionado con las elecciones o con los impuestos), surgen una serie de nuevas preguntas. ¿Enviará el juez Juan Merchán al expresidente a prisión antes de las elecciones de noviembre y, de ser así, Trump será reelegido y liberado? Si el juez simplemente multa a Trump o lo pone en libertad condicional, ¿qué impacto podría tener eso en el resultado? Finalmente, ¿conseguirá que Trump revoque su condena en la apelación? Si es así, ¿qué significará eso si pierde las elecciones sólo después de la revocación?
A mucha gente le preocupa que el juicio pueda abrir “una era nueva y desestabilizadora de la política estadounidense”, como lo expresa un editorial del WSJ. El fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, inventó una teoría jurídica compleja y poco intuitiva que convertía a Trump en culpable de un delito grave por delitos que normalmente son delitos menores. Además, el delito no perjudicó a nadie de ninguna manera concreta, a menos que se crea que los talones de pago y los registros contables engañaron a los estadounidenses para que votaran por un hombre que habrían rechazado si hubieran sabido que era un mujeriego (lo cual, por supuesto, ya todo el mundo sabía)
Si Bragg puede hacer esto, seguramente un fiscal de distrito en Texas o Florida podría presentar cargos contra un destacado político demócrata –o muchos de esos políticos, desde candidatos presidenciales hasta concejales municipales. El caso ha dado mucho que hablar y en los hechos el procedimiento no ha hecho sino poner más cartón mojado en la vereda del tribunal en el que Trump fue condenado.