La vergonzosa inversión privada

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Resulta ahora que la inversión privada nacional además de insuficiente, es vergonzosa. Y no sólo lo será el año 2015, sino que a decir del Ministro de Economía y Finanzas, también lo fue en años pasados. “La inversión privada nacional es una “vergüenza” cada año y para 2015 no representa ni el diez por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)del país”, dijo el funcionario. Lo curioso es que semejante revelación se la efectúe recién ahora, considerando que a la luz de lo señalado por el ministro Arce, ya en el pasado la inversión de la empresa privada nacional no era del agrado gubernamental. Habrá que preguntarse ¿por qué ahora se hace público ese desagrado considerando que la molestia data de años atrás  y por qué se echó mano a un calificativo tan poco bondadoso cuando las filas empresariales gremiales y no gremiales, fueron y son leales al régimen?

Seguramente la necesidad de justificar la caída de la previsión de crecimiento al  5%  anunciada por el Gobierno (de un 5,9%)  frente a la caída de los precios de nuestros commodities y la consiguiente reducción de los ingresos, hayan motivado a que se utilice al empresario privado boliviano (no al extranjero) como una suerte de chivo expiatorio al que hay que responsabilizar por la baja porcentual. “Yo les hacía notar  que la inversión extranjera el año 2013 fue de 1.750 millones de dólares, más que los empresarios (nacionales), entonces está claro que hay un problema de agresividad”, insistió el titular de Economía.

A ver…, pongamos las cosas como corresponde y en su real y justa dimensión. Para el Gobierno los empresarios no están a la altura de las circunstancias y por ello, lo que invierten es tan paupérrimo, que por esa causa el crecimiento del PIB se verá afectado. Olvida el ministro que toda inversión debe estar acompañada por un clima de certeza y seguridad, y no por batacazos anuales como el doble aguinaldo, por citar uno. Olvida también, que la constante lucha con aparatos burocráticos y con la ausencia de una eficiente administración en reparticiones estratégicas, constituyen un desaliento no menor a la hora del balance.

Voy más allá. Cuando miramos  la relación Estado – Empresa Privada nos encontramos con una suerte de desnaturalización de nuestro ordenamiento jurídico, al punto de haberse llegado a la inclusión de una figura penal degenerando las relaciones contractuales de naturaleza civil y penalizándolas hasta con ocho años de cárcel. Así es. El Ministro Arce habla de inversiones vergonzosas, cuando lo vergonzoso es que se coloque a la inversión privada en estado de total indefensión al haberse tipificado el incumplimiento de contrato bajo la esfera penal. Semejante arbitrariedad, además de constituir un antecedente aberrante en términos legales y doctrinales,  es una muestra de que la inversión que se reclama, no tiene de parte del poder público, un mínimo de ponderación a la hora de valorar la manera cómo deben conducirse las relaciones entre partes.

Al empresario privado se le está diciendo que si celebra algún contrato con el Estado o con entidades autónomas, autárquicas, mixtas o descentralizadas y “no los cumple sin justa causa”, se lo encarcelará. Por supuesto, que en los hechos un privado tenga opción de probar la existencia de “justa causa” sin el temor a ser cautelado, es casi una quimera,  más allá de que resulte inaceptable que los efectos jurídicos de un contrato de naturaleza civil, sean trasladados a la órbita penal.  Cuánto lamento el desliz ministerial y cuánto lamento que aún ahora, se sigan desconociendo los importantes esfuerzos que hace el sector privado por no desaparecer y por ser actor principal en el esfuerzo por construir una Patria grande y desarrollada.

Evidentemente que la única manera de atraer más inversión, pasa por generar consensos en un marco de seguridad impecable, con señales apropiadas dentro como fuera del país.

 

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