Los muchachos de antes usaban brillantina
Está fuera de discusión el valor que ocupan los quehaceres de la política boliviana, concatenada a acciones de destrucción individual y colectiva. Por donde uno accede a información se encuentra con denuncias y ejecuciones sumarias que deben poner en situación de incomodidad a los implicados. Desde el Ministerio de Desarrollo Productivo que ha sido creado para potenciar el crecimiento de la industria boliviana solo se habla de contratos mal hechos y malversación de fondos por la compra irregular de insumos que benefician a un grupo de autoridades que ocuparon esas dependencias durante el Gobierno transitorio. Sería interesante saber qué acciones se están tomando para evitar que las contrataciones irregulares cesen y al fin se pueda construir un ministerio productivo. Parece inevitable que es en lo último que piensan todos los que a su turno pasan por alguna institución pública.
Desde el Viceministerio de Comunicación, su titular anuncia que se harán auditorias para saber las empresas de comunicación y personas particulares que se favorecieron con contratos durante el último año del Gobierno de transición. Recuerdo a la última ministra de Comunicación antes que desapareciera esa cartera mostrando agobiada por las cámaras de la prensa el ingreso triunfante a la suite presidencial construida en la Casa del Pueblo. La emoción de la entonces funcionaria descubriendo los excesos que se repitieron sin remedio con los que llegaron.
Y así sucesivamente el país se tiene de tiempo en tiempo que curar de la brillantez de sus politiqueros.