Made in China, faraones egipcios y políticos moderados
Esta frase mundialmente conocida significa que las empresas chinas tienen gran soporte de su Estado y por eso ganan las licitaciones en todos los continentes. Sarcásticamente denominadas: “Los caballos de Troya de Beijing” que teniendo el soporte económico del Estado de China no necesariamente buscan utilidad comercial de sus proyectos en el extranjero. Su interés es geopolítico. “Made in China 2023” fue la última gota que colmó el vaso y Huawei es sólo una reacción natural.
Elijo ver una nueva y muy anunciada serie de HBO: “Chernobyl”. Recuerdo el año 1986 y la lluvia radioactiva que se decía venia descargada de una nube que llegó flotando desde el cielo gris de Chernobyl.
Casi cuatro décadas después de ese desastre del sistema nuclear que explotó, simbólicamente marcándole el paso a la Perestroika; Rusia se comporta, de nuevo, como un Imperio. Afín con la derecha moderada europea, financia generosamente sus partidos políticos mientras sopla vientos a diferentes movimientos separatistas, menos el albanes, cuyas visiones políticas se resumen en una “democracia sin libertad”, es decir, régimen autócrata con rostro humano. Según parámetros europeos, Putin es un político más de derecha que la Señora Marine Le Pen o el italiano Mateo Salvini. En el escenario político ruso, Putin es considerado un político moderado.
Puntos de vista y forma de ver y entender es el resultado de una mezcla de factores, la genética y el clima cultural e histórico del lugar de donde uno se pone a mirar. Mis recuerdos, por un sistema predeterminado de memoria selectiva, elige saltar a un concierto; Opera Aida en el Anfiteatro Romano a ciento cincuenta años de su primera puesta en escena.
El inevitable noticiero emite informaciones. Mientras Rusia y América miden sus fuerzas mostrando su poderío bélico, China avanza efectuando su infiltración capilar en todos los segmentos estratégicos de Europa, a través de sus proyectos de inversión y cooperación, claro está. Más adelante, una vez asegurado su lugar privilegiado en múltiples sectores de poder de decisión, influirá en los principios y reglas establecidas de los países anfitriones.
En mi mesa de noche “Sumisión”, la novela escrita por el controvertido escritor francés Michel Houellebecq, me observa. No estoy segura si para los últimos días de esta primavera debo elegir una lectura de ficción mezcla de los personajes reales de la política francesa. Está por verse.
Entre tantas opciones me decido por lo más agradable en este momento. Dormir. Lo más largo y placenteramente posible. Sin pesadillas, ni personajes que me asusten de ninguna manera. Nada de Orwell y su “Rebelión en la granja”. No tomo en serio nada de lo que digan los canales de televisión. Sean del lado que vengan. De todas maneras alguien está listo con el enjuague para el cerebro de manera instantánea. Que deje de llover y todo se verá mejor.