Marketing, retos, Tavistock y los hipnotizados

Zana Petkovic
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Recuerdo que hace un par de años, aparecieron en las redes sociales y en algunos medios, personas que aceptaban algo que llamaban reto de balde de agua fría o algo similar. Había que echarse encima un balde de agua fría para de esa manera demostrar empatía con algún sector social necesitado. Muy rápido el tema se ha convertido en la muestra de cuerpos esbeltos de mujeres y hombres que buscaban aprobación del público. De un día a otro todos dejaron de echarse baldes de agua fría y apareció otro reto: La gente correteaba por las calles buscando un tal Pokémon, no sé exactamente por qué ni para qué. Dicen que millones de niños y adultos correteaban por el planeta esforzándose cumplir el reto. Y un día dejaron de hacerlo sin más ni más. Después de esos retos que personalmente nunca practiqué, ni siquiera entendí de que se trata, llegó un reto mayor. Taparse la boca con trapos, y mejor si estos llevaran marcas de nombre, perlas, dibujos; pincharse y meterse a los cuerpos líquidos de descendencia desconocida fue el siguiente reto.

Y todos unidos sin titubear -los seres humanos del planeta- como buenos alumnos sin problemas aceptaron los retos esforzándose de sobresalir y ser los mejores y más rápidos en apuntarse la nota máxima.

Exhibir la bandera de Ucrania en el muro de la red social y botar libros de grandes escritores rusos también fue un reto para ver cómo van los alumnos planetarios. Y un gran número pasó el examen con la nota mayor. Me impresiona, personalmente, la capacidad de la gente para unirse a retos estúpidos, construidos por los locos genios del Instituto Tavistock, Foundation Davos, Rothschild y otros. Como moscas que buscan amontonarse sobre los excrementos.

La verdad es que poco me importaría las moscas si no fuera por la tristeza que me invade al ver que para pelear causas de otra índole: tráfico de órganos, ritos satánicos de sacrificio de niños, prostitución y trata de blancas; pobreza, justicia e instituciones corruptas y otros tantos temas que agobian nuestras sociedades no llaman la atención suficiente para salir y corretear a los culpables. Corretear detrás de un Pokémon es más in que corretear a los culpables que día a día con sus políticas erróneas van hundiendo familias en el mundo entero; ponerse detrás de un medio de comunicación que habla y escribe la verdad no es in.

Glorificar y aplaudir a los medios que son brazos largos de los programas de control mental es mucho más in. Si, control mental funciona y desde hace décadas. A través de mensajes subliminales e imágenes muy bien elegidas la humanidad se comporta como hipnotizada. ¡Y la moda! Esta temporada: botas y pantalones militares, vagonetas verdes militar, poleras militares al estilo de ese judío defensor de los nazis. Increíble, pero verdad. Y a nadie, es decir, a pocos les molesta. Pocos protestan. Todos al estilo de buenos alumnos cumpliendo los retos.

Me pregunto: ¿Alguien nos impone todo esto y nosotros aceptamos?, o ¿Nosotros pedimos y alguien se ocupa de cumplir nuestros deseos? Investigando llegué a la respuesta. Cada vez estoy más segura que alguien lo escribe, otros ponen en escena lo escrito y nosotros lo absorbemos a través de las pantallas de todo tamaño y clase. El CEO de Nokia lo tiene claro: “Los teléfonos móviles se extinguirán en 2030”. Peka Lundmark afirma que muchas personas dejarán de lado los smartphones y afirma que “muchos dispositivos se implantarán directamente en nuestros cuerpos”. Claro está que son las corporaciones y sus genios locos los que nos proponen, según el sistema de oferta y demanda y, nosotros, decidimos si aceptamos o no.

Hasta ahora, parece que todo funciona a la perfección. Oferta y demanda parecen estar en perfecta armonía. Nos ofrecen información que es creada con antelación y de manera premeditada y nosotros la absorbemos. Así como asimilamos los retos y las campañas de marketing, ya sea que se trata de una marca de ropa, carteras, cosméticos, forma de comer, dietas, medicamentos etc. o guerras, terremotos e inundaciones.

Los que no entienden qué tiene que ver una inundación con el marketing y las carteras de moda pueden conseguir las revistas dat0s donde hace años escribimos sobre el experimento HAARP, Nikola Tesla.

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La ciencia puede curar enfermedades o las puede fabricar en laboratorios. Depende en manos de quien está. Últimamente en manos de locos. De nosotros depende si vamos a hacerlos crecer o los vamos a sacar de la sociedad.

 

 

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