“Hay una actitud sistemática para transferir las responsabilidades de países desarrollados a países en desarrollo”

BBC Mundo
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Foto: Getty Images

Entrevista a Daniel Pacheco Balanza

Diego Pacheco, jefe de la delegación de Bolivia en la COP26

Está previsto que la cumbre de cambio climático en Glasgow, la COP26, culmine este viernes. Para muchos las expectativas eran tan grandes como la inmensidad del desafío: impedir que la temperatura del planeta sobrepase un aumento de 1,5 grados y evitar así los efectos más catastróficos del calentamiento global.

Entre otros anuncios, India prometió llegar al cero neto de emisiones en 2070 y varios países se comprometieron a acabar con la desforestación en 2030.

Pero los temas clave siguen sin respuesta, según Daniel Pacheco Balanza, jefe de la delegación oficial de Bolivia en la COP26.

Desde Glasgow, Pacheco Balanza explicó a BBC Mundo por qué en su opinión “cero neto es una gran mentira”, cuál es el problema con la ayuda financiera prometida por los países ricos y los motivos por los que su país no se unió al compromiso anunciado sobre desforestación.

Línea

Usted dijo recientemente que hay temas fundamentales que no se están tratando en la cumbre…

Hay temas sustantivos que no se quieren tratar, como la responsabilidad de los países desarrollados. Hay una actitud sistemática para transferir las responsabilidades de países desarrollados a países en desarrollo.

Entonces estamos en un monólogo, no es una negociación.

Y entendemos que el tema de financiamiento es fundamental, es sustantivo en el proceso de negociaciones climáticas. Sin financiamiento no hay nada.

Algunos países y ONGs mencionan que un tema clave que no se está encarando es el de los “daños y pérdidas”, que en principio reconoce en su artículo 8 el Acuerdo de París. ¿El dinero que se pide por daños y pérdidas es distinto de los fondos para adaptación al cambio climático? ¿ Es dinero de compensación?

Entendemos que sí es dinero para la compensación y reparación para los daños que ya son irreversibles como consecuencia el impacto del cambio climático.

Por ejemplo, el derretimiento de glaciares es un tema irreversible, se están secando lagos, ya no hay agua para muchas poblaciones rurales y urbanas. Esos son los daños y pérdidas del cambio climático y son sustantivos y cada vez son más importantes y crecientes.

¿Este tema de “daños y pérdidas” se está tratando?

Daños y pérdidas se trata desde hace mucho tiempo, ya anteriormente discutimos durante varios años y constituimos el Mecanismo Internacional de Varsovia sobre daños y pérdidas, que no se implementó.

Entonces discutimos y discutimos el tema de daños y pérdidas, creamos instituciones, pero son instituciones que también son cajas vacías al no tener financiamiento ni ninguna posibilidad de apoyar a los países en este tema que es tan crítico. Discutimos programas de trabajo, reuniones, intercambios, etc, pero no llegamos a lo sustantivo.

Se ha hablado mucho de la promesa de los países ricos de aportar US$100.000 millones anuales a los países en desarrollo para su adaptación al cambio climático y su transición a economías de bajo carbono. ¿Estos fondos se ofrecen como préstamos o como ayuda directa?

Nuestra visión del financiamiento climático es que tiene que ser ayuda directa. Sin embargo, en el proceso de negociaciones esto ha sido reinterpretado por los países desarrollados como el conjunto de recursos que llegan a los países en temas vinculados al cambio climático.

Entonces en el cálculo de los US$100.000 millones los países desarrollados ponen todo, incluso hasta la deuda externa de los países en desarrollo.

¿Podría explicar la referencia a la deuda externa?

Los países tenemos préstamos para enfrentar el cambio climático, entonces incluso esos préstamos que tenemos están incluidos en los US$100.000 millones, o sea que es un cálculo totalmente poco serio e irresponsable.

¿A qué tipo de préstamos se refiere?

Préstamos por ejemplo con el Banco Mundial, el BID, todo lo incluyen en los US$100.000 millones, entonces no son recursos de acceso directo.

¿Cuál es su opinión sobre los compromisos anunciados por varios países de llegar al cero neto de emisiones para 2050 o después?

Es una gran mentira, porque con el cero neto los países desarrollados están posponiendo sus reducciones reales de emisiones al 2050 y más allá del 2050.

Lo que se requiere ahora son reducciones reales de emisiones de forma inmediata y no más allá de 2030. Eso significaría para los países desarrollados tomar el liderazgo en las soluciones a la crisis climática. De otra forma están pateando sus compromisos al 2050, muy lejos, y vamos a estar por encima de un aumento de 1,5 grados de temperatura.

Si Bolivia obtuviera los recursos que pide, ¿en qué debe usarlos para adaptarse al cambio climático?, ¿cuáles son las prioridades?

Lo principal son los daños y pérdidas, o sea, recursos para enfrentar el problema creciente de acceso al agua, lo cual está significando cambios en las formas de vida de las comunidades rurales. También los impactos por inundaciones, sequías, son permanentes, son cada vez mayores y críticos. Ahí se requieren recursos para fortalecer cambios en los modos de vida.

¿Qué tipo de cambios?

Están cambiando los ciclos de lluvia, se requiere mucha inversión para el acceso a tecnologías de riego, para el acceso a agua básicamente en zonas urbanas donde estamos teniendo problemas de derretimiento de glaciares y de provisión de agua para las ciudades. Son temas realmente críticos.

Otro tema polémico que menciona pero no reglamenta el Acuerdo de París de 2015 es el de los mercados de carbono, es decir, la posibilidad de que los países compensen sus emisiones invirtiendo por ejemplo en proyectos ambientales en países en desarrollo. ¿Cuál es su posición sobre este tema?

Bolivia sistemáticamente se ha opuesto a la solución de los mercados de carbono. Si hubieran funcionado los mercados de carbono no estaríamos en esta situación, porque los mercados de carbono existen desde hace mucho tiempo.

Entonces acá lo que se quiere hacer es reciclar los mercados de carbono como si fueran una solución de la crisis climática, no lo son. Por eso mismo Bolivia ha planteado como alternativa a los mercados el fortalecimiento de la cooperación y la acción directa entre países, eso es lo que va a dar solución a la crisis climática.

Pero los países están con la fantasía de que los mercados de carbono, las transferencias de emisiones, van a resolver el problema climático y todavía siguen con esa fantasía, creen que los mercados son la panacea.

Los críticos de los mercados de carbono señalan que permitirían ante todo a los países desarrollados seguir emitiendo. ¿Usted concuerda?

En realidad, eso son los mercados de carbono y el balance cero de emisiones al 2050. Esto significa que los países desarrollados van a seguir emitiendo con la esperanza de que los mercados van a compensar sus emisiones y van a poder tener un balance cero al 2050. Nosotros decimos que no es balance cero la solución, sino reducción real de emisiones y al 2030, no al 2050.

En la COP26 se anunció una promesa de más de cien países para acabar con la desforestación en 2030. ¿Por qué Bolivia no se adhirió a este compromiso?

Bolivia no se adhirió por varios motivos.

Primero, Bolivia siempre ha insistido en que tenemos que cambiar la narrativa sobre los bosques. Los bosques no son instrumentos para la mitigación climática (instrumentos para capturar carbono), los bosques son los medios de vida para las poblaciones locales. Entonces en la Convención hemos trabajado en un enfoque alternativo para salir de esa visión de mitigación, hemos trabajado en una visión holística. Creemos que no se quiere ayudar a visiones que no van con ese enfoque de que los bosques son para mitigación.

Además hay otro tema. Los países desarrollados hacen compromisos para 2050, y presionan para que los países en desarrollo tengamos compromisos al 2030, eso no tiene criterios de justicia climática.

Y hay otro tema importante. No podemos firmar declaraciones si no tenemos acceso a medios de implementación. No hay voluntad de proveer financiamiento para los países en desarrollo y sin embargo tenemos que firmar declaraciones donde nos comprometemos a que con nuestros esfuerzos nacionales vamos a cumplir esas metas. Eso es totalmente inequitativo.

¿Podría explicar en términos simples cual es esa visión alternativa de los bosques que están promoviendo?

Los bosques son la fuente de sustento, son la casa grande de las comunidades locales y pueblos indígenas, que tienen una relación espiritual y cultural con los bosques. Nuestra visión no es que los bosques son una fábrica para absorber carbono. Entonces eso hemos planteado en la Convención y efectivamente se ha aprobado ese enfoque, pero en la práctica no se lo apoya. Simplemente se apoyan los enfoques vinculados al rol de los bosques como captura de carbono.

Algunos observadores podrían decir que países como Bolivia piden ayuda directa pero no hacen lo que sí pueden y deben hacer para proteger sus bosques. Un ejemplo que citan algunos medios es que el actual partido en el gobierno en Bolivia, bajo la presidencia de Evo Morales en 2019, aprobó un decreto autorizando el desmonte y la quema controlada de bosque, y una ley que amnistió a los responsables de quemas ilegales.

Ese relajamiento de restricciones fue vinculado por algunos al incendio devastador ese año en el bosque seco de la Chiquitanía. ¿Qué responde a esas afirmaciones?

Tenemos que articular varios temas, el tema del cambio climático, ampliar el acceso, la operación de derechos a todos los pueblos. Eso significa también acceso a recursos, a bosques, a tierra, a medios de vida y también está el tema de reducción de la pobreza. Son temas que tienen que entrar en un balance completo, no podemos pensar solo con una visión conservacionista, olvidándonos del desarrollo integral de los medios de vida para la población local.

Esa es la visión que tiene Bolivia de conservar pero también otorgar fuentes y medios de vida sostenibles para las poblaciones locales. Entonces ahí tiene que haber balances, tiene que haber equilibrios.

Obviamente también tiene que haber capacidades del Estado y mucho control social local para evitar procesos de desforestación descontrolada, de incendios forestales.

¿Debe el gobierno de Bolivia hacer más para controlar esos desmontes y quemas descontroladas?

Efectivamente y no solo es responsabilidad del gobierno, es responsabilidad de todos los actores, porque finalmente en Bolivia hay un marco legal muy avanzado con la visión de protección de la Madre Tierra. Pero sí tenemos que fortalecer las capacidades del Estado y también el control y la conciencia del conjunto de los actores para avanzar en una sola dirección, no es cuestión de que solamente el gobierno tenga responsabilidad en esos temas.

Pero el gobierno también tiene que hacer más…

Efectivamente, y se está haciendo. Tenemos que fortalecer nuestras instituciones, nuestros sistemas de monitoreo, nuestros sistema de control. Y en ese contexto también entra el tema de apoyo internacional y de cooperación, porque no pueden ser esfuerzos aislados. Se requiere escalar estos esfuerzos y para ello también se requiere acceso directo a financiamiento.

El informe de Global Forest Watch del año pasado cita a Bolivia entre los diez países que más bosque primario perdieron en 2019. Los bosques son también la esperanza de mitigar parte de las emisiones globales de carbono. ¿Tiene Bolivia la responsabilidad de conservar y evitar la pérdida de bosque primario?

Seguro, y también Bolivia ha aplicado a iniciativas internacionales. Hay una iniciativa para acelerar la reducción de emisiones de carbono en la Amazonía, “LEAF” (Lowering Emission by Accelerating Forest Finance o Reducción de Emisiones por Aceleración de Financiación para Bosques), de Reino Unido y Estados Unidos. Bolivia ha aplicado también a estos fondos, pero lamentablemente se ha negado el apoyo financiero a Bolivia por una serie de tecnicismos.

La integridad de los bosques también está vinculada a la integridad de los defensores ambientales. América Latina es la región donde más se asesinan defensores ambientales, en Colombia y Brasil ante todo.Esta es la gente local que está defendiendo esos bosques tan vitales para combatir el cambio climático. ¿Este tema se ha mencionado en la COP26?

Acá no se ha mencionado. Considero que es un tema a nivel global, no solamente regional, pero en Bolivia no es el caso.

Estamos en los últimos días de la COP26. Ya circula el borrador del texto final en el que no se menciona un calendario para abandonar la explotación de combustibles fósiles. ¿Qué opinión le merece ese borrador?

Mi opinión personal es que el borrador quiere fortalecer una narrativa sobre la crisis climática. Es una narrativa que se está olvidando del tema de justicia climática, se está olvidando de los temas principales, de las responsabilidades históricas.

Se está olvidando de un tema muy importante que acá se denomina la “distribución equitativa de los gases atmosféricos”, porque los países desarrollados han consumido el 80% del presupuesto de carbono (lo que puede aguantar la atmósfera sin sobrepasar cierta temperatura).

Y 60% de ese presupuesto lo han consumido los países desarrollados solamente para beneficiar al 18% de la población mundial. Entonces esos temas se ignoran y sistemáticamente se está construyendo una nueva narrativa de que lo que está hacia atrás no importa, que tenemos que ver hacia adelante.

Pero para construir el futuro siempre hay que ver el pasado. No podemos tener una narrativa donde solo tengamos que ver del 2020 hacia adelante.

Eso no está bien, y ahí se quiere diluir, eliminar todas las responsabilidades de financiamiento, de mitigación que tienen los países desarrollados y efectivamente pasar la carga del cambio climático a todos los países por igual en la misma medida y sin diferenciación. Eso es lo que está ocurriendo y se está intentando reforzar en esta COP.