Después de escuchar en diferentes foros locales y nacionales, especulaciones sobre muchos temas pero que, en los hechos no pasan de frases huecas e ignorancia sobre la verdadera temática boliviana, preguntamos a postulantes tanto al Palacio de Gobierno, como a la Asamblea Legislativa ¿Cuál es la oferta concreta que tienen sobre el Mutún?
Esta ingente riqueza natural, con miles de toneladas de hierro y estratégicas salidas navegables por los caudalosos ríos y lagunas hacia el Atlántico Sur, continúa guardada en la gigantesca mole del cerro Mutún, en puerto Suárez, Santa Cruz, mientras el país continúa importando varillas de fierro y productos de acero.
Hasta la fecha, las empresas privadas y estatales contratadas para la explotación del hierro del Mutún han fracasado. Ahí van algunos datos y realidades.
BREVE RECUENTO
En junio 2007, El gobierno de Evo Morales firmó un Contrato de Riesgo Compartido con la empresa hindú Jindal Steel and Power, para la explotación del Mutún después de superar dudas respecto a la fidelidad de documentos presentados al Ministerio de Minería. También demoró la firma del convenio la ausencia de garantías económicas, la instalación de una subsidiaria con domicilio en Bolivia y cuánto costaría el gas para alimentar la producción de hierro. En ese lapso de tiempo, la incertidumbre hizo presa en las áreas de influencia del futuro Proyecto Mutún. Autoridades, comités cívicos y ciudadanos de puerto Suárez y puerto Quijarro, en la provincia Germán Busch; poblaciones del Pantanal boliviano y otras que abarcan las lagunas Uberaba, Mandioré, la famosa región rica en piedras semipreciosas La Gaiba, etc., amenazaron con bloqueos.
Compitieron en la convocatoria las empresas EBX Siderúrgica de Bolivia y Brasil; Shandong Corp de China, Mittal Steel, Siderar SAIC de Argentina, etc., Jindal debía explotar la mitad del yacimiento por 40 años.
HISTORIA DE FRUSTRACIONES
En noviembre de 2005, el geólogo cruceño Moisés Salomón Rivas Valenzuela calculó al tipo de cambio de entonces, que la riqueza mineral del cerro Mutún alcanzaría la suma de “mil seis cientos billones de dólares, o sea, el monto más elevado de todas las actividades comerciales e industriales llevadas a cabo en la historia de Bolivia”.
El Mutún contiene 40 mil millones de toneladas de hierro; 10 mil millones de manganeso; níquel, piedras preciosas, caolín, columbita, tantalita, casiterita, calizas, etc. Está ubicado a 30 kilómetros al sur de puerto Suárez, en el departamento de Santa Cruz.
Desde su descubrimiento en 1848 y hasta nuestros días, poco ha salido de sus entrañas. Más bien, la explotación de hierro fue artesanal, aunque la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y la Empresa Estatal de Oriente (Emedo) intentaron mayores volúmenes de extracción.
En casi cuarenta años, la historia del Mutún fue una historia de frustraciones para la región. Incluso, hoy en el año 2014, aquella faceta está presente y deja un sabor amargo a los vecinos del Mutún que preguntan interesados: “¿Algún día tendremos una siderurgia que transforme el hierro en acero?”.
LA JINDAL
La propaganda institucional de la Jindal Steel and Power ofertaba: “Invertir 2100 millones de dólares durante los primeros ocho años de explotación. Beneficios para puerto Suárez, puerto Quijarro, Carmen Rivero Torrez; provincia Germán Busch, la región y para la Nación son muchos: aproximadamente 200 millones de dólares cada año; generación de 600 empleos directos y más de 12 mil indirectos. Ingresos económicos para Bolivia por la venta de gas natural”.
Jindal Steel Bolivia en base a este emprendimiento debía producir, en su primera fase, 5 millones de toneladas métricas de pellets, 2 millones de toneladas métricas de hierro esponja (DRI) y hasta 1.7 millones de toneladas métricas de acero. Todo quedó en promesas.
PAPEL ESTRATÉGICO
Científicos y analistas coinciden en que la riqueza del Mutún confiere un papel estratégico a Bolivia; percepción apenas compartida por gobiernos y políticos del pasado y del presente.
La explotación del Mutún debe entenderse como parte de un gran proyecto, que integre la economía nacional y desarrolle nuevas oportunidades para la sociedad boliviana, en esencia, que eleve el nivel de vida de la gente que habita en las provincias influenciadas por el tesoro mineral que encierra el famoso cerro.
Debe imponerse la visión de que el Mutún nos reta y nos impulsa a ejercer una salida natural al mundo por el océano Atlántico.
Conquistar parte de los mercados que se encuentran en la vía Amazonas-Atlántico debe ser política fundamental del Estado.
¿Qué es lo precisa el gran emprendimiento boliviano? Un puerto soberano con infraestructura de excelencia para el acopio de miles de toneladas de hierro y de otras mercaderías. Un puerto apto para navegabilidad de buques de gran tonelaje y de trenes de barcazas que transporten la variada producción nacional.
CORREDOR FLUVIAL
Antonio Bazoberry Q., ingeniero civil de amplia experiencia en el ramo que hoy tratamos, publicó en marzo 2011 su libro: Proyecto Corredor Fluvial Boliviano Mutún-Atlántico. La tesis principal, a la letra específica: “En mi criterio netamente profesional, estimo que se puede evitar el fracaso del Mutún si el gobierno y la Empresa contratante deciden construir un canal fluvial artificial desde el Mutún hasta el Río Paraguay, cruzando los bañados del Canal Man Césped, invirtiendo solamente 84 millones 500 mil dólares, como sustitución al ferrocarril Motacusito-Mutún-Puerto Busch, cuyo costo se estima en 280 millones de dólares. Si el gobierno estudia y analiza las ventajas del Proyecto Corredor Fluvial Boliviano Mutún-Atlántico y decide ejecutarlo, comprobaría que el proyecto del Mutún sería viable económica y geopolíticamente”.