- El mecanismo de asignación de diputados había despertado una gran oposición
- Sus opositores aseguran que creaba desigualdad
El Tribunal Supremo Electoral de Bolivia ha presentado una serie de ajustes en el mecanismo de asignación de diputados uninominales. Este proceso había contado con mucha oposición y estaba previstoque se produjeran protestas por parte de las regiones ante una nueva delimitación de circunscripciones que iba a ocasionar la desigualdad del voto ciudadano. Sin embargo, el anuncio del tribunal ha logrado aplacar de momento esas acciones.
La presidenta del TSE, Wilma Velasco, ha explicado en una rueda de prensa en La Paz que la sala plena decidió modificar el reglamento que distribuye las diputaciones uninominales. La decisión se ha tomado tras “una reflexión al interior del tribunal”. El vocal Ramiro Paredes, quién junto con Velasco emitió un voto disidente en la aprobación del primer reglamento, ha explicado que era necesario hacer ajustes “para mantener la idea central de la democracia representativa, el equilibrio poblacional y la igualdad del voto”. Los líderes regionales anunciaron su propósito de asumir medidas de presión si el TSE mantenía el reglamento original, que descontentó a gran parte del país. Los líderes regionales anunciaron su propósito de asumir medidas de presión si el TSE mantenía el reglamento original, que descontentó a gran parte del país.
“Se ha evitado lo peor al cambiar tres puntos neurálgicos del reglamento original”, ha señalado el antiguo vocal de la Corte Nacional Electoral, Jorge Lazarte, que encabezó un movimiento en las redes sociales para lograr que se respete el voto ciudadano.
El primer cambio alude al rango de variación de población en las circunscripciones uninominales, que mantendrá el de los últimos comicios (+/- 15%). “Es un criterio más sensato, pero no han explicado las razones que les llevaron a cambiar estos rangos”, ha declarado Lazarte a la Radio Panamericana, de La Paz.
El segundo cambio repone la importancia del factor población, que había sido desplazado para privilegiar el factor territorial que Bolivia ya toma en cuenta en la Cámara de Senadores. Y el tercero elimina los “casos especiales”. Según Lazarte, estos daban margen a manipular el voto. Admite los avances logrados “aun cuando existe un sesgo que debilita el voto urbano a favor del voto rural”.
De acuerdo a las cifras del Censo de Población de 2012, la población boliviana afincada en áreas urbanas representa el 67,3% de los más de diez millones de bolivianos. En el área rural vive el 32,7% de la población. El ritmo de crecimiento anual en las áreas urbanas, en la primera década del siglo XXI, “fue poco más de cinco veces que en áreas rurales”, según una nota de prensa del Instituto Nacional de Estadísticas. Los departamentos de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba concentran el 71% de esta población urbana.
La Cámara de Diputados tiene 130 escaños, de los que 63 corresponden ahora a los representantes uninominales, otros siete proceden de los pueblos indígenas y los restantes 60 plurinominales se incorporan a las listas o planchas de los candidatos a la presidencia y vicepresidencia.
Los adversarios políticos del gubernamental Movimiento Al Socialismo (MAS) han coincidido en señalar que el nuevo reglamento es inequitativo en la valoración del voto ciudadano: el 67,2% de la población que vive en el área urbana estará representada por el 35% de las diputaciones mientras que el 32,7% de los votantes que viven en el área rural elegirán delegados uninominales para el 65% de los escaños.
La politóloga Jimena Costa ha expresado su discrepancia con la nueva distribución de diputaciones uninominales porque, según ella, ocasiona una grave desigualdad en el voto ciudadano. “El voto de las provincias vale el doble y hasta el triple del voto de la capital”, ha declarado al poner como ejemplo cifras de población del departamento de La Paz.
Cada circunscripción, de las cinco uninominales de la ciudad de La Paz, representaba a 108.361 ciudadanos en los últimos comicios. Con la nueva asignación -que le resta un escaño a la capital- cada circunscripción representará 135.189 votos. Mientras tanto, en el área rural o de provincias -que suma una nueva circunscripción uninominal a las cinco que tenía- cada escaño representa a sólo 58.697 ciudadanos, a lo que debe sumarse un escaño indígena originario, que baja la representación a 44.880 votos por circunscripción. “Es una desproporción”, dice Costa que plantea la necesidad de mantener la igualdad del voto ciudadano.