Encuestas: Falsas o Verdaderas

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El papel que juegan las encuestas. Ética y profesionalismo versus manipulación.

Obsolescencia y falta de rigor científico

Ninguno de los candidatos ha declarado su aceptación a las encuestas. Evo dice que “nunca va a creer en ellas”. Tuto ha prometido comerse su reloj si 10 de seis votan por Evo y Samuel se consuela: “es un país que no existe”. Todos desde diferentes ángulos y puntos de vista han señalado que las encuestas se manipulan y en cierto modo tienen razón. El punto de inflexión se dio en las elecciones a la Gobernación en el Beni celebradas en 2013. Entonces la encuestadora IPSOS ubicó a la candidata del oficialismo, Jessica Jordan con una ventaja de 20 puntos sobre el candidato de la oposición. La realidad fue distinta. Marcelo Lens ganó con 13 puntos de ventaja sobre Jessica Jordan.

Tampoco se puede creer que en esa misma elección, el apoyo incondicional que le sumó el Ejecutivo a la campaña de la candidata oficialista haya sumado votos. Por el contrario, la gente en el Beni orientó su respaldo al candidato opositor porque entendió que el uso de la parafernalia estatal era un abuso frente a un electorado resignadamente pobre como sujeto pasivo de la información.

Las encuestas electorales

Desde enero del 2014 las encuestas han sonado fuerte en los medios de comunicación. Unas más que otras consideran que la ventaja de Evo es inalcanzable. Los números suenan a ritos de influencia para medir la popularidad de los candidatos. Y todos, sin excepción, aunque descrean de sus resultados, contratan empresas para matizar sus simpatías y filtrarlas a los medios, en una grosera manipulación de la información.

Luis Quiroga, gerente de Encuestas & Estudios, plantea razones de falta de ética. “Me preocupa la ligereza con que se asumen los datos en este país. “El problema de las encuestas -continúa Quiroga-, es que han servido esencialmente con fines publicitarios. No interesa el dato ni el análisis, interesa la cifra que se acomoda mejor a los intereses de quien la promueve como herramienta de venta. Creo que tenemos que cambiar el concepto. Las encuestas tienen que dejar de ser un  negocio para convertirse en fuente de información y conocimiento”.

Regulación

Después de la estruendosa gravedad del problema suscitado con el resultado de IPSOS en las elecciones en el departamento del Beni, debería seguirse el ejemplo de otros países donde las propias empresas encuestadoras conforman una asociación que se auto regula sobre el apego a la ética y al profesionalismo. El problema es que nadie regula este tipo de comunicación, ni tampoco les interesa el método. En esas condiciones cualquiera puede apelar a un simple juego de números y publicar trabajos poco serios que por lo general se prestan a identificar de antemano la preferencia del público hacía determinado sujeto.

Luis Quiroga opina que “las encuestas no sólo tienen una raíz científica y responden a procedimientos muy estrictos de la estadística y matemática, sino que se han constituido en metodologías precisas de colecta de información primaria cuya finalidad no está reducida a tan sólo campañas electorales e información mediática, sino a la generación de políticas públicas, al conocimiento de las sociedades y culturas, y al desarrollo de la democracia. Su difusión y uso creciente en todo el mundo es prueba suficiente de su valor más allá de las visiones dantescas de quienes niegan la importancia transformadora y crítica de la opinión pública”.

Siguiendo esa lógica no resulta nada raro que se escondan verdaderas muestras para la toma de decisiones trascendentales y se elaboren otras para filtrarlas a la opinión pública con fines menos nobles.

Un artículo publicado en el diario La Razón sobre el valor de las encuestas decía que “inciden en la preferencia electoral de la gente”. Haciendo una lectura entre líneas de esa afirmación Luis Quiroga opina que “no hay nada en la vida que no influya o repercuta en nuestro accionar. La influencia de las encuestas en las decisiones del voto es algo que muchos autores han estudiado largamente”. Y puntualiza los siguientes factores:

  • Algunos de estos autores niegan la existencia del efecto bandwagon (o efecto de inducción por arrastre), basan su respuesta en el hecho de que si ese sería el caso las buenas encuestas no serían lo precisas que son.
  • Otros señalan que el efecto bandwagon es contrastado con el efecto underlog (de solidaridad con el débil) y por tanto ambos se atenúan.
  • Los más señalan que el efecto bandwagon existe en la formación de la opinión pero que los efectos de la representación en las actitudes tienen orígenes mucho más complejos que tan sólo la publicación de encuestas.
  • El debate por lo tanto, no está centrado en si este efecto existe o no, sino en cuánto y cómo se produce.
  • Los resultados promedio a nivel mundial señalan un impacto del 4% al 5% del voto.

 

El caso boliviano

Encuestas & Estudios, realizó dos tipos de estudios en las elecciones de 1993, 1997 y 2002. Primero un estudio de tipo panel y segundo un estudio de patrones de comportamiento en boca de urna. Los resultados concluyen que las encuestas en promedio en Bolivia han influido en un 3,2% sobre la intencionalidad de voto, siendo otros factores los que más impactan:

Percepción de la economía                                   26.8%

Identificación política, ideológica o de clase           21.3%

Influencia de los medios de comunicación             19.4%

Expectativas de futuro                                         12.7%

Familiares, amigos o entorno cercano                    11.9%

Encuestas                                                            3.2%

Otros factores                                                      4.7%

La misma La Razón en la nota de referencia constataba otras tres variables:

1.    Medir preferencias políticas es difícil por el cambio brusco y repentino de los electores bolivianos. Luis Quiroga rebate ese argumento. “Falso,  las preferencias políticas se gestan en acumuladores de largo plazo o en lo que se denomina ´movilidad cognitiva´. El voto por Evo Morales nació en 1999, quedó latente el 2000, consiguió inercia el 2002, se concretó el 2005 y se hizo absoluto el 2008-2009”.

2.    Difícil hacer muestras de algo tan heterogéneo. Es imposible controlar variables dado lo abigarrado de la sociedad boliviana. La respuesta de Quiroga: “En Bolivia hay la tendencia de creer que somos únicos y que la gravedad no funciona. Las matemáticas y las encuestas funcionan en la India (445 lenguas), Papua Nueva Guinea (830 lenguas) y Estados Unidos (188 lenguas y 173 grupos étnicos). Prueba de ello son los resultados precisos de Encuestas & Estudios en los distintos procesos electorales en que participó.

3.    Las encuestas carecen de credibilidad ya que en la mayoría de los casos sus proyecciones tuvieron una paupérrima capacidad de pronosticar el resultado oficial. Luis Quiroga corrige: Es evidente que los resultados de algunas empresas encuestadoras no han sido de lo mejor, pero no por ello se tiene derecho a hacer generalizaciones o a desconocer que en el país también se hacen cosas buenas.

 

Error promedio por empresa

Encuestas y Estudios

Empresa 1

Empresa 2

Empresa 3

Presidenciales 1989

0.7%

 

 

 

Presidenciales 1993

1.0%

 

 

 

Presidenciales 1997

1.6%

 

 

19.0%

Presidenciales 2002

1.3%

 

4.0%

7.0%

Referéndum 2004

 

 

 

17.5%

Presidenciales 2005

1.7%

18.0%

18.0%

18.0%

Referéndum Santa Cruz 2008

 

10.0%

14.0%

11.0%

Referéndum Presidencial 2008

2.1%

18.1%

16.1%

13.1%

Presidenciales 2009

4.0%

12.0%

12.0%

9.0%

Elecciones Beni 2013

 

 

 

25.0%

Error Promedio

1.77%

14.53%

12.82%

14.95%

 

 

Lo que no se dice son las razones por esta baja performance y cuya responsabilidad central está en la mala calidad de la institucionalidad nacional. Las encuestadoras de acuerdo a Quiroga debían generar sus propios marcos muestrales y no basarse exclusivamente en información existente. También afirma que al no existir una cartografía actualizada “la que hay es de 1999 a 2001, las empresas están obligadas a levantar su propia cartografía. Finalmente alude a la falta de personal capacitado. “Encuestas & Estudios se ha visto obligada a profesionalizar a todo su personal y a recurrir a personal extranjero, con el efecto negativo de encarecer sus costos”.

El experto además apunta otros tres factores: falta de rigurosidad, innovación y el origen ajeno al ámbito investigativo. “Muchas de las empresas encuestadoras bolivianas no nacieron del ámbito de la investigación, por tanto son más oportunidades de negocio que espacios de academia”. Para finalizar dice que cuatro razones estructurales más graves todavía que confabulan contra un buen trabajo. 1. Una estructura de precios. El regateo y la falta de apego a la calidad son parte de la cultura nacional. Bajos precios fomentados desde las empresas, organismos internacionales y medios de comunicación han obligado a las empresas encuestadoras a trabajar bajo condiciones técnicas que en otras partes serían inaceptables. 2. El show mediático. Hasta el año 2002 los medios de comunicación contrataban a empresas encuestadoras para generar información, a partir de ese año los medios de comunicación contratan encuestas para generar rating. El show no es de las encuestas sino de los medios. 3. El show partidario. Los partidos se han caracterizado por no tener capacidad receptiva ni aplicativa de los trabajos que se les presenta. El tema económico es también un incordio pues casi siempre terminan no pagando. Y lo que es peor, últimamente han adoptado el mismo rol de los medios imponiendo condiciones técnicas y 4. El show institucional. En Bolivia se imponen registros y condiciones anticonstitucionales a las empresas encuestadoras. Las licitaciones del Estado y del sector privado son escasamente transparentes, esto resta competencia y competitividad. Sin competitividad es imposible crecer.

“Razones más que suficientes para que una empresa como Encuestas & Estudios que prioriza la calidad no participe en Bolivia de encuestas electorales desde el 2009”, concluye Luis Quiroga.