La papeleta electoral ¿¡qué es eso¡?

Necesitamos un salvador urgente antes de agosto.

En agosto, si se cumple el calendario electoral, amenazado por una estampida en la economía, insostenible para gran parte de la población, se realizarán elecciones generales. No solo es la economía (¡estúpido!) la que hace que este evento trascendental cobre menor importancia. Los candidatos hacen malabarismos para atraer el voto que está atrapado en la incertidumbre de si mañana se suspenden porque se le ocurrió a uno de los capataces de la malherida política, o a uno de los miembros de algún tribunal de la maloliente justicia.

Ninguno de los candidatos que figura en la multisectorial e incolora papeleta electoral, está a la altura de realizar un cambio profundo, a no ser, el recurso de acudir a fuentes de financiamiento externo y aplicar las recetas de shock que acabarían derritiendo la precaria estabilidad. Los 100 días que propone Samuel ya han sido acortados a uno por Rodrigo Paz. Es cierto que Paz Estenssoro aplicó en 1985 la NPE el modelo que duró el ciclo de 25 años (corto si se considera que un modelo de país debería funcionar con medidas de largo plazo por al menos 50 años). El jefe del MNR tenía un equipo de primer nivel al que se sumó Jeffrey Sachs que desde aquel agosto de 1985 ha cambiado diametralmente su pensamiento neoliberal, los invito a seguirlo en su nuevo campo.

En 2006 el MAS IPSP llegó con el detonante de una cabeza de misil y derogó los 25 años de neoliberalismo no porque el ciclo se había agotado antes de tiempo, sino porque ya entonces primaron los intereses particulares a los de grupo que dieron forma el surgimiento de un Frankenstein en las tierras bajas, con habilidad de rodearse de un grupo de intelectuales de izquierda desencantados con los admiradores de la Escuela Austriaca de Economía, que contribuyó el individualismo económico antes que el colectivismo o la cooperación (el modelo socialista, no comunista) que acaba de fracasar por ser tan malo como el anterior. Además, y objetivamente, porque ambos se tornaron corruptos hasta en la médula ósea.

Por eso ganó el MAS en 2006, prometiendo desterrar el germen de la corrupción que se ha incrementado en estos últimos 19 años como los precios que pagamos por un limón. Qué nos queda en estas penosas circunstancias, sino que alguien venga a salvarnos con una canción del cielo (Bob Marley también ya se ha muerto) que ponga en orden la ineficiencia que contiene a todos. Necesitamos un salvataje de emergencia que anule el patrón electoral corrupto, la boleta en la que lucen todos los que deben estar (felizmente) ya identificados. Necesitamos un salvador que llegue antes de agosto para evitar la extremaunción a este cuerpo herido de muerte.